¿Cielo o infierno?
Está entrada es una traducción de la original publicada en Mapping Ignorance. Si quieres leerla, pincha aquí. Esta entrada constituye también la número 100 de este blog Desde la Azotea.
¿Así que crees que puedes distinguir entre cielo e infierno? David Gilmour no te cree*, y lo cierto es que yo tampoco. Solemos pensar en los límites de Goldilock (Ricitos de Oro), según los cuales la habitabilidad de un planeta viene determinada estrictamente por la temperatura y la distancia a su estrella progenitora. Pero, aunque ciertamente puede ser útil, se trata de una aproximación simplificadora y existen otros factores que comienzan a emerger con suficiente fuerza como para ser tomados en cuenta a la vista de nuestra visión actual de los planetas confirmados en la Vía Láctea. Un artículo de Way y sus colaboradores [1] ha demostrado que Venus, lo más parecido al infierno en el Sistema Solar actual, pudo haber sido un paraíso durante bastante tiempo. Sus simulaciones numéricas muestran un paleo Venus con temperaturas templadas en superficie, compatibles con la presencia de agua líquida.