El papel del CSIC como partner científico de las empresas

Las empresas necesitan establecer vínculos con diferentes agentes que les van a proveer de los conocimientos y recursos necesarios para apoyar su estrategia de innovación y mantener su posición competitiva. A partir de aquí, se plantean diferentes cuestiones a las empresas en cuanto a la definición de la “apertura” de la estrategia de innovación: ¿Con cuántos agentes tecnológicos cooperan las empresas y con qué intensidad establecen dicha relación?; ¿Qué tipo de actividades realizan con cada agente?; ¿Cuál es el valor diferencial del CSIC frente a universidades, centros tecnológicos y otras empresas como proveedor de conocimiento?.

Estás cuestiones son abordadas en la investigación realizada por Oihana Valmaseda y Eneka Albizu, ambos profesores de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea. Su trabajo analiza las posiciones adoptadas por 787 empresas españolas que han tenido, al menos, una relación formalizada mediante contrato con el CSIC durante el periodo 1999-2010 (*).

La investigación constata que las empresas encuestadas son muy activas en la colaboración con agentes científicos y tecnológicos. Casi el 70% de las empresas consultadas admite que, además del CSIC, recurre a otras organizaciones como universidades, centros tecnológicos y otras empresas para captar conocimiento útil de cara a la innovación, si bien solo el 5% de las mismas interactúa exclusivamente con el CSIC.

Otro de los aspectos observados en la investigación es que las empresas innovadoras presentan un comportamiento más activo y diverso de cooperación con otros agentes. Son mayoría quienes han cooperado con tres o cuatro agentes más, además de con el CSIC. Como ejemplo, del total de empresas que sostienen haber innovado en producto, el 25,8% han realizado actividades con otros tres agentes distintos del CSIC y el 43,6% con cuatro.

Asimismo, la investigación permite distinguir cuál es el valor diferencial del CSIC en relación con el resto de los actores que interactúan con las empresas en sus procesos de innovación. Las empresas demandantes de conocimiento (y que tienen trayectoria de colaboración con el CSIC) prefieren relacionarse con el CSIC a través de dos tipos de actividades: el apoyo o consultoría tecnológica y la investigación desarrollada bajo contrato (64,7 y 52,1% de las empresas lo han hecho, respectivamente). Ningún otro agente tiene mayor impacto que la institución en los dos ámbitos mencionados a nivel nacional.

Por otro lado, los resultados sugieren que el grupo formado por las universidades y OPIS españoles (no CSIC) puede ser considerado como el principal competidor del CSIC en la transferencia de conocimiento a las empresas. Las empresas han mostrado su preferencia por las universidades en todo aquello que implique actividades de formación y desarrollo técnico de sus profesionales (la formación de postgraduados incluyendo tesis doctorales y la formación especializada impartida a trabajadores), como también, se intuye una mayor proximidad personal entre el ámbito universitario y el empresarial a la luz de los porcentajes en actividades relacionadas con la divulgación de resultados de investigación y los contactos y consultas informales.

(*) Los datos de este trabajo proceden del proyecto titulado “Una aproximación al impacto socioeconómico de las actividades del CSIC”, dirigido por Ignacio Fernández de Lucio (INGENIO-CSIC) y Manuel Fernández Esquinas (IESA-CSIC), y financiado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

Investigación publicada en la Revista Española de Documentación Científica. Se puede acceder al artículo completo en el enlace:

http://redc.revistas.csic.es/index.php/redc/article/view/965/1460

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