Karlos Santamaria eta haren idazlanak

 

Carlos Santamaría. «El moralista de corazón es una de las bestias más temibles»

 

El Diario Vasco, 1991-04-21

 

Gloria Abanda Zendoia

 

    Me gusta esa especie de elegante coquetería en la que siempre sorprendo a D. Carlos Santamaría, perfectamente conjuntado su atuendo en una gama de sobrios marrones, beiges suaves y verdes difuminados, de la misma manera que me encanta acercarme a charlar con él en la seguridad de la pura delicia que supone cualquier tema de conversación desarrollado en la quietud de su casa de la plaza del Buen Pastor; a su vez, D Carlos también se sorprende con mis preguntas sobre sus sentimientos de hombre, amonestándome cariñosamente por no advertirle anticipadamente y preparar así algunas de las respuestas. Sin embargo, a la muy concreta de lo que para él significa los nombramientos de Doctor «Honoris Causa» por la Universidad del País Vasco, Hijo Predilecto de Guipúzcoa y la concesión de la Medalla de Oro de la misma, cuyo acto de entrega se efectuará el próximo día 27 en la Diputación Foral, el filósofo y pensador, responde con rapidez que «Me agrada que ocurra, pero no le doy mayor importancia puesto que todo ello es episódico y nada va al fondo de la cuestión o de la vida y por tanto, no la cambia».

 

    Una larga vida en la que, cumplidos los 82 años, una de las cosas que más agradece a Dios, es la plenitud intelectual de la que goza...

    — Por supuesto que estoy agradecido. La vida humana no da mucho de sí y en mi caso, no puedo quejarme, pero esta plenitud intelectual de la que usted habla, yo la vivo con naturalidad, sin pensar en la otra posibilidad, porque nunca se sabe lo que va a pasar al día siguiente.

 

    Testigo de los grandes avances tanto técnicos como científicos. ¿Qué es lo que mayor asombro le ha causado?

    Estamos en una sociedad muy desgraciada aunque algunas la llamen del «bienestar» porque la influencia —enorme— de la técnica ha desplazado cosas como es el pensar metafísico (hoy ya no hay pensadores ni filósofos) y lo único que cuenta es lo técnico, los descubrimientos realizados y por realizar. Allá por los años 30, yo afirmaba que la técnica no avanzaría más y desde entonces los adelantos y los campos en los que ésta se mete, son cada vez más increíbles invadiendo la vida del hombre, dando lugar al imperio de la técnica, siendo rechazadas las ideas fundamentales que hacían del hombre el animal metafísico. El planteamiento del ser o no ser, ya no existe. Esta situación mental, la rechazo y no la acepto; hoy, ya no se puede sentir piedad, ni profundizar en la vida, ni preguntar por el sentido de la misma. ¿Cómo saldrá la humanidad de esto? ¡Auskalo! Es de suponer que habrá nuevas reacciones y actitudes filosóficas y que nuevamente se recompondrá el pensamiento.

 

    Don Carlos, yo le preguntaba por sus asombros...

    Tiene usted razón. Para mí, los descubrimientos más asombrosos son los que se han hecho sobre la Materia, desde lo infinitamente pequeño a lo infinitamente grande y en ambas direcciones; los descubrimientos sobre la dimensión del Universo son despampanantes. ¿Se acaba en algún sitio?, y si se acaba, ¿que hay detrás? Hoy, los artículos sobre Astronomía nos dejan completamente aturdidos al descubrir que no existe el vacío estelar y que por todas partes hay materia. Luego, queda el misterio hacia adentro, hacia lo microscópico, porque ya no es el electrón, sino las partículas de las partículas, de las partículas...

 

    En esta sociedad que vivimos ¿Dios sigue siendo necesario?

    Bueno, la sociedad actual parece que ya no necesita de la religión contemplándola como algo pasado e inútil, viviendo en un estado de increencia colectiva. Sin embargo, yo estoy persuadido de que la religión, en términos muy amplios y generales, es una dimensión esencial en el hombre ¡la palabra Dios, encubre tantas cosas! Hoy se da un gran renacer de los astrólogos y la gente cree en la Astrología, prestándole la misma atención que el creyente la presta a Dios, surgiendo una serie de pararreligiones. Sabemos que muchas cosas de la religión van a desaparecer porque el hombre se equivocaba en el planteamiento religioso. De todo ello ¿saldrá un futuro para la religión o se llegará a una existencia del hombre completamente arreligioso? Es una incógnita, aunque yo no lo creo porque, personalmente, soy hombre de fe.

 

    En este nuevo orden de las estructuras religiosas ¿Qué papel puede tener la Iglesia católica?

    En estos momentos su postura es integrista, repitiendo las fórmulas anteriores sin evolucionar y esto es cerrar los ojos a la realidad, empeorando su situación en los últimos 30 años, porque falta vitalidad. pero hay también un cristianismo católico en el que yo creo y en el que hay hombres de espíritu más amplio que están deseando la vida de una Iglesia más abierta y entonces, probablemente vendrá una gran comunicación entre las distintas iglesias. Es decir, el pluralismo va a adquirir forma.

 

    Otra vez, el tema del aborto está en todos los debates del país, siendo la voz de la Iglesia una de las que más suena ¿Cuál es su opinión?

    Hay un planteamiento moral profundamente claro que se funda en el respeto a la vida y, frente al aborto, decide que éste no es moralmente legítimo. Esa postura, para mí, es natural y racional, pero ¿qué efecto ha de tener en la vida civil? En otros tiempos las ideas religiosas pasaban al terreno civil, como es el caso de la Inquisición, pero felizmente, todo aquello pasó y la vida social se ha desarrollado independientemente de la religión, así que para mí, esta postura son reminiscencias de un pasado y lo mejor sería que la Iglesia, una vez dichas las cosas morales, dejasen a los hombres que gobiernan las decisiones civiles. El moralista sin corazón, es una de las bestias más temibles.

 

    D. Carlos Santamaría, hombre justo y ecuánime ¿cómo contempla nuestro sistema judicial?

    La idea de la Justicia con mayúscula, esa está siempre presente y es una de las grandes trascendencias del hombre. En cuanto a la del aparato judicial policial, todos hablan mal de todos; son mecanismos que ahora funcionan con mayor dificultad, precisamente por la pérdida del sentido moral de la sociedad en la que la gente está dispuesta a las mayores atrocidades, todo lo cual conduce a problemas judiciales y policiales, muy grandes.

 

    Â¿Qué duele en el corazón de D. Carlos?

    Es una pregunta muy personal y nada objetiva, por tanto, primero tendría que hacer una profunda reflexión para poder responder, pero dentro de nuestra sociedad me duele todo lo utilitario, el afán de goce que lleva a muchos a buscar la solución de su vida por un camino equivocado, como es el caso de los drogadictos; cosas muy tristes que, para quien tiene piedad hacia la gente, produce un dolor inmenso. Lo que no hago es condenar a nadie y cada vez menos, digo de un hombre que es malvado. No me atrevo. Así que no puedo decir que ésta sea una sociedad mala, pero sí que está equivocaba en el uso de muchas cosas.

 

    La intransigencia ¿sigue siendo uno de los grandes pecados de nuestro país?

    Digamos que hay más tolerancia, pero aún seguimos con el fenómeno de la violencia de ETA, de la que no voy a hablar en el plano político, pero sí en el sentido humano ¡Cuánta tristeza me dan la pérdida de todas esas vidas!, y lo que más me sorprende es que todavía hay hombres decididos en ese tema de matar jotake con la desaparición en la matanza de seres absolutamente inocentes y esto es lo que me hace rebelarme. Estamos con la presencia del mal y a ella nos hemos acostumbrado. Al día siguiente de un atentado ya nadie habla de él.

 

    Â¿Cómo ve la evolución de la sociedad vasca en las últimas décadas?

    El nacionalismo, entendido como una aspiración legítima de un pueblo a conservar su propia personalidad, gobernarse a sí mismo y seguir sus propias voluntades, ha hecho progresos. Pero esas aspiraciones y sentimiento, tienen que traducirse en formas políticas actualmente confundidas un tanto con la división del nacionalismo, por lo que sería mejor que hubiera uno solo, aunque al hecho yo le doy poca importancia porque son períodos accidentales y lo que realmente me interesa es la marcha profunda de este pueblo y que en ella tenga una salida justa, correcta y legítima.

 

    Â¿La Europa de los pueblos o la de los estados?

    Creo mucho más en la de los pueblos; la Europa fría de los estados con sus fronteras y sus gobiernos aislados, me parece detestable y creo que está superada y aunque todavía falta un grado grande de comunicación, en el espíritu de muchas gentes, Europa ya funciona.

 

    Â¿En esa Europa puede estar la salida a las aspiraciones de este pueblo?

    Yo espero que dentro de unos años, Europa habrá cambiado completamente y en ella podrán existir los pueblos con personalidad propia en perfecta relación con los estados. En ese aspecto, el Estado español ha avanzado hacia posturas más federalistas. Yo lo soy profundamente en el sentido de que creo en este pueblo, pero también en la necesidad de que tenga buenas relaciones con los otros ¿avanzamos nosotros?, creo que hasta ahora sí, en cuanto a que muchos han adquirido esa conciencia de identidad que antes no tenían. Por contra, la politiquería —que no la política— ha avanzado también lo suyo y eso hace un daño enorme porque en estos momentos hay mucha, aunque lo cierto es que este pueblo siempre ha sido muy politiquero por lo que las cuestiones políticas en vez de alzarse, se reducen a cuestiones personales, rencillas familiares y caciquismos locales.

 

    Promotor e impulsor de la Universidad del País Vasco, con aquellas primeras facultades en Guipúzcoa de Derecho y Químicas ¿La UPV cumple sus expectativas de entonces?

    Sí, con creces, puesto que el alumnado es más numeroso de lo que se podía pensar y, comparativamente con otras universidades, en la nuestra se trabaja bien y con muy buenos profesores.

 

    Â¿Es usted un sentimental?

    Sí y el sentimiento es una palabra que tenemos que revalorizar porque es algo muy profundo que mueve las acciones del hombre.

 

    Â¿Qué emociona a D. Carlos Santamaría?

    Los niños y su sufrimiento inocente. Imagino que como a todos los viejos...

 

El euskera: un problema de sentimientos

 

    Defensor a ultranza de las ikastolas, fundador del Liceo Santo Tomás, en su día consejero de Educación bajo cuya gestión se obtuvo el decreto de bilingüismo, euskaldunberri y con sus veintiséis nietos euskaldunes. D. Carlos Santamaría afirma que «el euskera es un problema de sentimientos y un gran valor humano que nosotros tenemos el deber de conservar y que ha estado abandonado por su propio pueblo sin que éste se interesara por él. Hoy ha renacido un gran interés con un paso gigantesco en su avance dado por las ikastolas y eso está bien porque el otro camino, habría sido suprimido; yo, que soy euskaldunberri, cuando al principio los demás me preguntaban el por qué de mi interés por una lengua que no sería para nada, respondía que, precisamente por eso, porque no servía para nada. ¿Es qué vamos a juzgar las cosas sólo por lo que sirven? Esta vieja lengua transmitida de generación en generación, ha generado personas con todos sus ancestros y apellidos vascos. Si, de pronto, se pasan al castellano, se produce la muerte del euskera».

    Fluyen las palabras de D. Carlos con pasión, pero sin apasionamiento, acentuadas en la templaza de quien se conoce tolerante en la práctica diaria de su actitud y posicionamientos definidos por la objetividad. «Yo creo que el tema del euskera —continúa el doctor en matemáticas y académico de la Lengua Vasca— está debidamente orientado. Lo que ocurre, es que tiene muchos enemigos que, escandalizados, responde que se quiere cerrar el paso a los castellanoparlantes, cuando por ejemplo, se dice que los funcionarios deben conocerlo, sin entender las razones por las que se hace necesario que esos funcionarios dominen la lengua. Los socialistas, no entienden que éste sea un problema de sentimientos ya que los ideólogos pretenden conducir el mundo por ideas, mientras que los pueblos, generalmente, lo hacen por sentimientos profundos que ni ellos mismos conocen. Por tanto, hay que buscar una legislación bastante firme que apoye el euskera, porque de otra forma, no será posible su avance».

 

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