Karlos Santamaria eta haren idazlanak

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«Lucha nacional» y «lucha de clases»

 

El Diario Vasco, 1981-12-13

 

      Los llamados «hechos nacionales» han sido casi siempre considerados por los socialistas marxistas como un fenómeno secundario en relación con la lucha de clases, verdadero motor de la historia. Como es sabido, este teorema fundamental fue ya enunciado por Marx en la «Ideología alemana».

      Â«Todas las luchas en el interior del Estado son formas ilusorias bajo las cuales se producen las luchas efectivas de las clases entre sí».

      Esta misma tesis la hemos oído repetir más de una vez en las discusiones «subterráneas» de la época de la dictadura: «En España los nacionalismos no son sino formas adyacentes o subproductos de la lucha de clases, que únicamente al servicio de ésta pueden y deben ser aprovechados».

      Yo no creo, sin embargo, que esto sea así. Para mí, el hombre y su historia son algo enormemente más complejo y profundo de lo que el «simplificacionismo» marxista nos ha querido hacer creer. Según pienso, aquella tesis anti-feuerbachiana de Marx, que definía la esencia del hombre como el «conjunto de las relaciones sociales», no sólo escamoteaba la verdadera cuestión antropológica, sino que contenía ya en su raíz muchas de las ulteriores exclusiones e incomprensiones marxistas respecto de lo humano.

      El caso es que el transcurso de los años la fuerza de los «hechos nacionales» ha venido a sorprender muchas veces a los marxistas, obligándoles a desviarse, más o menos oportunísticamente, de sus propias tesis.

      Sobre este tema hay, en el momento actual, un abundante material antológico en lengua española, y no vamos a aquí a descubrir ningún Mediterráneo.

      En todo caso, señalaremos que un pequeño volumen de «Anagrama» de hace tres o cuatro años, titulado «Comunistas y / o nacionalistas», contiene un ensayo de Hélène de la Carrère, que nos parece de lo más sintético e instructivo que se haya escrito sobre este asunto. En el mismo dice su autora que: «la negativa de Marx y de la mayoría de sus seguidores a considerar el problema nacional bajo otro ángulo que el de la estrategia revolucionaria, procedía de la idea de que este problema iba unido a una situación económica y social. Un siglo después, cuando el socialismo ha triunfado en una parte del mundo, el hecho nacional se muestra mucho más vivo de lo que habían creído los primeros marxistas, y está claro que esta supervivencia plantea un problema real en el mundo socialista».

      Para comprobar esta afirmación no necesitamos ir muy lejos. A lo largo de la historia secreta de Euskadi desde los años sesenta a los setenta cada vez que algún grupo ha intentado subsumir la «lucha nacional» en la «lucha proletaria» la experiencia ha terminado en fracaso.

      José Luis Unzueta en un artículo muy minucioso publicado en el número 6 de la revista «En teoría», hace observar que en Euskadi «la identificación teórica entre lucha nacional y la lucha de clases se ha traducido en la práctica en la supeditación de la segunda a la primera».

      Â¿Ocurrirá ahora lo mismo en el intento de convergencia de los comunistas vascos con Euskadiko Ezkerra? ¿O, por el contrario, se volverán esta vez las tornas y será la lucha obrera la que en el nuevo conglomerado «mande» sobre la lucha nacional?

      Evidentemente esto nadie puede saberlo todavía. Sin embargo algún párrafo de la declaración política de EPK en el que se afirma la voluntad de superar progresivamente en el seno del pueblo y de la clase obrera de Euskadi la división entre nacionalistas y no nacionalistas, me hace suponer que la tesis paleomarxista del carácter secundario de los hechos nacionales permanece aún en pie en la mente de los redactores de este documento. Porque, en efecto, afirmar la «superabilidad» en buen armonía de las diferencias nacionales en el seno de la clase obrera mientras —en correcta tesis marxista— se sigue pensando que las diferencias de clase en el seno de la sociedad burguesa no podrán jamás ser «superadas» más que a través de la contradicción y de la lucha, equivale a reafirmar disimétricamente el predominio esencial de la lucha de clases.

      Me guardaré muy bien de intentar un análisis político de estos datos.

      Pero el interés de la cuestión es obvio, y el ciudadano consciente va a permanecer sin duda ojo avizor al desarrollo de esta nueva etapa histórica del socialismo marxista vasco.

 

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