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«Un burro conectado a Internet, seguirá siendo un burro»

José Antonio Marina desgrana los desafíos de la educación y desmitifica algunos prejuicios que la deterioran

  • Interview

First publication date: 06/05/2016

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José Antonio Marina

El filósofo y profesor José Antonio Marina (Toledo, 1939) recalca la importancia de los buenos profesores como guías indispensables para el desarrollo del talento del alumnado y reivindica la perseverancia, la cultura del esfuerzo y la "tan denostada" necesidad de memorizar. "La memoria es el órgano del aprendizaje que tenemos, no tenemos otro órgano de aprender. La memoria relaciona, comprende e inventa".

El filósofo asistió la semana pasada al encuentro anual de la Red Universitaria de Estudios de Posgrado y Educación Permanente que organizaron la Universidad del País Vasco y la Universidad de Deusto en Bizkaia Aretoa. El profesor impartió la conferencia de clausura Retos del Sistema Universitario Español, que utilizó para desmenuzar cada uno de los desafíos de la educación en "un mundo de incertidumbres".

Aboga por recuperar la grandeza del proyecto universitario.
Sí. El concepto de Universidad no se respeta. La palabra universidad procede de universal, expresa una visión globalizadora de toda la realidad. Pero en España la universidad va hacía la súper especialización, ningún docente o investigador dice que pertenece a una o tal universidad, dirá que pertenece a la Escuela de Ingenieros o a la Facultad de Bellas Artes. Es, como dice todo el mundo, además una universidad endogámica. Por otra parte, no se valora la capacidad pedagógica del profesorado; de hecho, no se valora ni institucionalmente, pues para los sexenios solo cuenta la investigación, por ejemplo. Ni siquiera se considera que un docente tenga que tener la capacitación para ser profesor universitario. Saber mucho de una asignatura no te hace tener aptitudes pedagógicas, necesariamente.

¿Deberían hacer un Máster como el de Formación del Profesorado de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato?
No es un buen ejemplo, precisamente. Yo eliminaría los másteres de Formación del Profesorado de Educación Obligatoria y Bachillerato y, también, las Escuelas de Magisterio; ya que no lo han hecho bien. Generalizar está fatal, pero es que la mayoría de esos centros tienen el Practicum muy mal desarrollado. Los estudiantes apenas hacen prácticas y cuando lo hacen, parece que es para cubrir el expediente. ¿Conoces a alguien que haya suspendido el Practicum? Como he dicho no se puede generalizar, y el sistema educativo vasco, por ejemplo, ha hecho bien las cosas, las autoridades educativas han trabajado adecuadamente, ha habido mucha dedicación; de hecho, es la región con menor tasa de paro juvenil y fracaso escolar, y no es casualidad. En definitiva, hay que lanzar un mensaje de optimismo exigente: las cosas tienen arreglo, y si no funcionan, habrá responsables; pues responsabilicémoslos y cambiemos lo que está mal.

«Tenemos que fomentar la cultura del esfuerzo, que en una época de educación permisiva se ha desprestigiado»

¿Cómo?
Finlandia fue el último país de Europa que pasó una hambruna, ha sido la última palabra del credo, un estado sometido a Rusia o a la Unión Soviética. Pero en los años 70 dio un impulso a la educación, ahora es el país que se pone como ejemplo de buena gestión educativa. Ahí los docentes son profesionales valorados y tienen gran prestigio. Aquí cada Gobierno publica una Ley de Educación en el BOE y cree que ha solucionado el problema; pues no, empecemos desde abajo, dándoles a los profesores la importancia que tienen, facilitándoles formación, reconociendo a los mejores, subiéndoles el sueldo, proporcionándoles licencias para que se formen en el extranjero…

Mantiene, según he leído en alguna entrevista, que hay que desmitificar algunos prejuicios sobre la educación
Sí. Yo, por ejemplo, reivindico la memoria, que es el órgano del aprendizaje que tenemos, no tenemos otro órgano de aprender. Siempre digo que lo que no se aprende de memoria, no se aprende. Por lo tanto, desprestigiarlo, como han hecho algunos programas educativos, es absurdo. La memoria relaciona, comprende e inventa. Está implicada en todas ellas. Otro de los complejos que tienen que aparcar los docentes es que si no saben utilizar las nuevas tecnologías o el último artilugio, saben menos que el alumno. Hay que desmitificar su poder, un burro conectado a internet, seguirá siendo un burro. Las nuevas tecnologías no han tenido relevancia alguna para la educación. Los profesores tenemos una función educativa: potenciar el talento de los alumnos. Yo definiría el talento como el uso que se hace de la inteligencia; y el talento no está antes de la educación, está después. Es decir, tras pasar por nuestras manos. Nuestra obligación es desarrollar el talento de cada alumno. Una de las características que refuerza el talento es la perseverancia. Tenemos que fomentar la cultura del esfuerzo, que en una época de educación permisiva se ha desprestigiado.

Yo creo que el trabajo docente es muy importante en las universidades públicas, en las privadas que hagan lo que quieran, allá ellas, nosotros tenemos que conducir a nuestros alumnos, que no se pierda todo el talento que pasa por nuestras manos. Es por ello que reivindico la necesidad de formar a los profesores, pues por saber muy bien una asignatura no vas a enseñar bien. En las universidades hay siempre un personaje detestable que suspende al 90% y se enorgullece como si fuera un signo de distinción. Bien, pues a ese profesor hay que expulsarle. Como he dicho antes, la aptitud pedagógica no se da por saber mucho.

Los docentes se quejan de que los alumnos les han perdido el respeto.
Venimos de un sistema autoritario de educación. La institución amparaba la autoridad de todos los que trabajaban en ella, aunque fuesen unos indecentes. Había un respeto ciego a la autoridad. Eso se vino abajo, y ahora mismo la desconfianza con las instituciones, sean educativas, políticas o judiciales es generalizada. Ahora es más difícil hacerte respetar, es verdad, los alumnos, por lo tanto, no te van a respetar por ser profesor, pero sí por cómo les tratas, por tu talla intelectual, por tu dedicación… Hay algo que todos los alumnos distinguen bien, y es si te estás tomando en serio la asignatura y si les estás tomando en serio a ellos. Te respetarán, seguro.

Fotografía: Tere Ormazabal.