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Hormonas y ácidos biliares para determinar las costumbres de pastoreo prehistóricas

Un estudio de la UPV/EHU revela que los pastores neolíticos también separaban a las ovejas gestantes y a los corderos lechales del resto del rebaño

  • Investigación

Fecha de primera publicación: 20/04/2022

Asier Vallejo
El doctor Asier Vallejo. Foto: Nuria González. UPV/EHU.

El grupo de investigación METABOLOMIPs de la UPV/EHU ha utilizado como biomarcadores los ácidos biliares y las hormonas de los depósitos de la cueva de El Mirador de Atapuerca, empleada como redil en la prehistoria, para determinar los hábitos de pastoreo neolíticos. Han visto que el método propuesto es apropiado para comprender cómo manejaban los rebaños en la época. Así, han comprobado que ya entonces separaban del rebaño las ovejas gestantes y los corderos lechales.

En el Neolítico surgieron y se generalizaron la agricultura y el pastoreo, y a través de ellos se desarrollaron las sociedades agrarias. Las cuevas y abrigos rocosos comenzaron a utilizarse como corrales para el ganado. Una práctica de pastoreo habitual en todo el Mediterráneo, desde el Neolítico hasta la Edad del Bronce, era la quema del estiércol acumulado en las cuevas y abrigos rocosos de los rebaños para limpiar estos lugares, eliminar los parásitos, etc. Esta quema continua produjo una acumulación de diversas capas de sedimentos orgánicos y minerales que se denominan fumiers.

Los ácidos biliares de las capas que quedaron sin quemar en los fumiers permiten a los investigadores saber qué especies ponían al abrigo en este redil, debido a que la composición de los ácidos biliares es diferente en cada especie. Actualmente, el grupo de investigación METABOLOMIPs de la UPV/EHU ha comenzado a buscar biomarcadores hormonales para conocer mejor cómo manejaban los rebaños los pastores prehistóricos. “Las proporciones hormonales son diferentes si las ovejas están en periodo de gestación, lactancia o cualquier otra situación”, explica Asier Vallejo, doctor de la UPV/EHU.

Confirman las hipótesis de los arqueólogos

“En los trabajos arqueológicos de la cueva de El Mirador, situada en la Sierra de Atapuerca (Burgos), se habían encontrado muchos restos óseos animales, y presumían que el rebaño era dividido, porque en una parte de la cueva hay una mayor cantidad de huesos de cordero”, explica el autor principal del estudio. Entonces, integrantes de este grupo del Departamento de Química Analítica de la UPV/EHU comenzaron a buscar biomarcadores hormonales “para ver si realmente la actividad hormonal era mayor en dicha parte. Y así fue”, añade.

El método analítico utilizado para ello no es especialmente novedoso, pero “la idea ha sido innovadora. Es la primera vez que se estudian biomarcadores hormonales para predeterminar cómo era el manejo de los rebaños de hace 6.000-7.000 años”, comenta el Dr. Vallejo. Los análisis de los ácidos biliares proporcionan una idea de la cantidad de cabezas de ganado del rebaño: “Cuanto más ácido biliar haya habido, más cabezas de ganado. Esto lo utilizamos para normalizar la concentración de progesterona en el estiércol. Si el rebaño es grande, el nivel de progesterona también será alto; sin embargo, si el rebaño es pequeño y el nivel de progesterona es alto, esto quiere decir que en esa parte de la cueva se situaban las ovejas en periodo de gestación y lactancia”. Por lo tanto, “hemos cruzado las hipótesis de los estudios arqueológicos y las nuestras, y coinciden. Hemos confirmado sus hipótesis”, afirma.

Actualmente está realizando un estudio similar en una zona de Sicilia. El grupo quiere avanzar buscando biomarcadores más precisos que permitan, por una parte, reconocer fácilmente el tipo de animales que estabulaban en los abrigos prehistóricos, ya que “a menudo los animales estaban entremezclados y en algunos casos no es fácil diferenciar entre sí los biomarcadores”, y, por otro parte, determinar más fácilmente su estado hormonal.

Referencia bibliográfica