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El lento despertar de la sensibilidad hacia el patrimonio arquitectónico de Bizkaia

Una investigación de la UPV/EHU analiza el inconstante compromiso de las instituciones públicas hacia el patrimonio histórico conservado

  • Investigación

Fecha de primera publicación: 29/08/2018

Eva Diez Paton
Eva Diez Paton. Foto: Tere Ormazabal. UPV/EHU.

Un amplio trabajo de documentación llevado a cabo por la investigadora Eva Diez Paton, del Departamento de Historia del Arte y la Música de la Facultad de Letras de la UPV/EHU, ha desvelado el proceso de toma de conciencia por parte de la sociedad vizcaína de la existencia de la riqueza artística y monumental de su territorio. Fue un amplio periodo, de casi 100 años, en el que hubo una serie de acontecimientos y nombres propios, que acuciaron este lento despertar.

“Hoy en día, casi cualquiera es capaz de citar un palacio o un templo de su pueblo o ciudad. Pero si retrocedemos a mediados del s. XIX, o hasta bien entrado el s. XX, se tenía la sensación de que Bizkaia era un territorio sin monumentos, sin patrimonio histórico-artístico de relevancia”, relata Eva Diez Paton, profesora del Departamento de Historia del Arte y la Música de la Facultad de Letras de la UPV/EHU y autora de este trabajo.

Aquella idea errónea que se encontraba tan extendida llamó la atención de Diez Paton, y la llevó “a buscar desde dónde nace esa sensación, y, sobre todo, cómo se rompió con ella, cómo sucedió ese despertar, esa toma de conciencia de la riqueza artística y monumental del territorio”.

Su labor ha consistido en el estudio de miles de fuentes documentales, especialmente expedientes de conservación y restauración monumental del Archivo Foral de Bizkaia, así como de la Real Academia de las Bellas Artes de San Fernando, el Museo Vasco y diferentes archivos municipales. “En esa labor de archivo, he buscado las publicaciones tanto fotográficas como escritas del periodo en el que sucede ese despertar, comprendido entre los años 1844 y 1936, es decir, desde el año en que se crean las comisiones de monumentos, hasta el estallido de la Guerra Civil”, señala la investigadora.

 

Compromiso personal en las instituciones

El principal acontecimiento que hizo aflorar la sensibilidad hacia el patrimonio histórico-artístico en la sociedad vizcaína fue, tal como describe la investigadora, “el desarrollo de la Historiografía Artística, es decir, cuando se empieza a escribir sobre historia, y también pequeñas monografías sobre monumentos”. Otro hecho fundamental en el proceso de toma de conciencia fue la aparición de organismos obligados a crear una política patrimonial, como la Comisión de Monumentos de Bizkaia (nació en 1844) o la sección de Conservación dentro de la Junta de Cultura Vasca (creada en 1921). En paralelo, el nacimiento de diferentes museos jugó un papel muy importante “a la hora de despertar cierta sensibilidad artística en la población, e hicieron brotar en la gente un interés, un amor, una estima por el patrimonio que nos llega del pasado”.

Si bien la aparición de este tipo de organismos e instituciones se consideran de gran importancia, la verdadera labor de sensibilización estuvo a cargo de “una serie de nombres propios, que estaban asociados a estas instituciones, pero fue su propio compromiso el que hizo posible que se llevara adelante. Algunos de estos personajes son Jesús Larrea, que trabajó en el Museo Etnográfico, arquitectos como Manuel María Smith, que mostró un compromiso muy grande dentro de las instituciones, fotógrafos como Manuel Torcida Torre, que se preocupó por hacer casi un inventario fotográfico, o Indalecio Ojaguren”, relata Diez.

El trabajo de análisis de Eva Diez Paton cubrió otro elemento arquitectónico, que fue el caserío vasco: “Siendo el caserío un elemento muy potente ideológicamente en esa época, por el nacimiento del nacionalismo, me interesaba saber qué percepción había sobre este, y si se llevaron a cabo políticas para su conservación, higienización, y, en general, mejora”. Fue entorno al año 1929 cuando se aprobó una ley de protección del caserío vasco, y, al igual que lo mencionado anteriormente, en este caso “el personaje clave que impulsó esta protección fue Andrés de Arzadun”, comenta.

El periodo de estudio que ha abarcado Diez concluye con el inicio de la Guerra Civil, porque “la interpretación que habría que hacer de los acontecimientos debería ser diferente, habría que contextualizarlo en un nuevo momento. La ley de protección del caserío vasco, por ejemplo, se vio muy afectada: los expedientes quedaron prácticamente sin resolución, el propio Andrés de Arzadun se vio obligado a exiliarse, se rechazan ayudas a quienes se consideran desafectos al movimiento… Es decir, ese tipo de situaciones ya no entran dentro de mi materia de estudio”.

 

Información complementaria

Eva Diez Paton (Bilbao, 1981) ha llevado a cabo este estudio en el Departamento de Historia del Arte y la Música de la Facultad de Letras de la UPV/EHU, dentro de su tesis doctoral, que lleva por título ‘Alma y piedra. Ideologías, conservación, restauración. Política del patrimonio arquitectónico en Vizcaya (1844-1936)’, y ha sido dirigida por Nieves Basurto Ferro, profesora titular de este mismo departamento.