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Resistencia a los antibióticos: ¿la pandemia del siglo XXI?

Este grave problema sanitario requiere investigación interdisciplinar y concienciación a la ciudadanía

  • Investigación

Fecha de primera publicación: 07/11/2019

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Imagen de la superbacteria Acinetobacter baumannii, la número uno en la lista de la OMS de patógenos prioritarios para I+D de nuevos antibióticos, más en concreto, en el grupo prioridad 1 crítica. Foto: Lucía Gallego

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras instituciones internacionales afirman que, en el año 2050, cerca de 10 millones de personas morirán como consecuencia de la resistencia a los antibióticos; esto es, provocará más muertes que el cáncer.

De hecho, en Europa el número de infecciones por bacterias resistentes es la misma que la suma de las ocasionadas por la gripe, el VIH y la tuberculosis juntas. Desde que los antibióticos comenzaron a usarse en los años cuarenta, las bacterias han aprendido a defenderse de ellos.

No es de extrañar, pues, que la ONU advierta que “se avecina una crisis desastrosa de enfermedades resistentes a los medicamentos” o que la Organización Mundial de la Salud (OMS) haya incluido la Resistencia a los Antimicrobianos como una de las 10 principales amenazas contra la salud global y lo haya calificado como una cuestión prioritaria para este año; a la altura de otras como el cambio climático y salud humana, gripe, Ébola, VIH o el Dengue.

Las consecuencias económicas de la creciente ineficacia de los antibióticos con las bacterias son también alarmantes: En 2018, este problema sanitario supuso a la Unión Europea un gasto extra de más de 1.500 millones de euros. A nivel global nos encontramos con la misma situación, agravada además en África y Asia donde está el mayor problema de esas resistencias y que se entiende que va a ser un lastre importante para su economía y desarrollo social y económico pleno.

Pero… ¿Qué es y qué lo provoca?

La resistencia a los antibióticos es un mecanismo de defensa de las bacterias como respuesta a la actuación de los antibióticos.

Como explica la Dra. Lucía Gallego, representante de la Facultad de Medicina y Enfermería en el Plan Nacional frente a las Resistencias a los Antibióticos (PRAN) y profesora e investigadora de esta facultad, el origen de esta resistencia es múltiple: “Por un lado, –afirma- se debe al abuso de prescripción de antibióticos, tanto en personas, como animales; a lo que se suma que los y las pacientes no llevan a cabo el tratamiento como deberían”. Otros factores determinantes son, indica la investigadora, “el control inadecuado de las infecciones en los hospitales, la falta de higiene y saneamiento adecuado y la falta de desarrollo de nuevos antibióticos”, ya que a las industrias farmacéuticas les es más rentable la investigación en otros campos de la salud.

El 17 de noviembre se realizará una carrera en diferentes capitales, para fomentar la sensibilización sobre este problema

El abuso de antibióticos en la ganadería, agricultura y acuicultura, es otra causa determinante de este problema sanitario. El uso de estos medicamentos tanto en las granjas intensivas, como en las piscifactorías y en el campo, provoca que restos de los antibióticos lleguen al medio ambiente y se desarrollaran bacterias resistentes.

Las consecuencias no se han hecho esperar y, además del incremento de la mortalidad y de los costes económicos por el aumento de las estancias hospitalarias, han aumentado los gastos por la necesidad de más pruebas diagnósticas, cirugías más agresivas o un mayor número de estancias en la UCI, entre otras.

“One Health”: Trabajo en equipo

El problema ha adquirido unas dimensiones tan extraordinarias que Naciones Unidas ha decidido afrontar la resistencia a los antibióticos desde un enfoque multidisciplinar, al que ha denominado “One Health”, y ha creado un Grupo de Coordinación Interninstitucional, que analiza el problema desde la salud humana, animal y los ecosistemas.

La Facultad de Medicina y Enfermería colabora a nivel estatal con el PRAN (Plan Nacional frente a las Resistencias a los Antibióticos), de la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios, dependiente del Ministerio de Sanidad.

Para la Universidad del País Vasco también es un área prioritaria, por eso fomenta iniciativas cuyo objetivo es la investigación para controlar la resistencia. Para ello, ha creado el Joint Research Laboratory on Environmental Antibiotic Resistance (JRL), en colaboración con la Fundación Euskampus y dentro del Polo de Territorio Sostenible y Saludable. El JRL es un organismo interdisciplinar en el que colaboran la Facultad de Ciencia y Tecnología, la Facultad de Farmacia, la Escuela de Ingeniería de Bilbao, la Facultad de Medicina y Enfermería, el BC3 (Basque Center for Climate Change) y Neiker. 

Sus líneas de investigación abarcan todo el espectro posible para el estudio de estas ‘superbacterias’: desde el análisis de la existencia de antibióticos en el agua y lodos y sus efectos, a la influencia del cambio climático en la persistencia de las cepas resistentes en el medio ambiente, la resistencia en los alimentos y suelos agrarios o la detección y el control de este problema en aislamientos hospitalarios.

¡Corre sin resistencias!

El próximo 18 de noviembre el European Centre for Disease Prevention and Control celebra el Día Europeo para concienciar sobre el uso adecuado de antibióticos. Con este motivo, el PRAN ha convocado, junto a las Facultades Biosanitarias, una carrera para el día 17 de noviembre en diferentes capitales del Estado, para fomentar la sensibilización sobre este problema.

Bajo el lema “¡Corre sin resistencias! Ganar a las bacterias resistentes está en tus manos: ¡Utiliza correctamente los antibióticos!”, la Facultad de Medicina y Enfermería, junto a otros organismos de la UPV/EHU, ha convocado una carrera que celebrará en Bilbao, dentro de la 32 edición de la Herri Krossa. La organización de la popular carrera ha mostrado todo su apoyo a esta causa y ha sido clave para que este evento pueda realizarse y tenga la adecuada proyección.

El problema de la resistencia a los antibióticos no es nuevo, de hecho, Alexander Fleming ya lo advirtió, en 1945, cuando recogió el premio Nobel. Ahora, casi 75 años después, el problema se ha vuelto urgente y la concienciación social imprescindible.