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Maialen Garmendia y Carmelo Garitaonandia

De verdad, pensamos que a nuestros hijos les acosan muy poco

Miembros del grupo de investigación internacional EU Kids Online y del proyecto europeo Safer Internet Center-Spain 2.0

  • Cathedra

Fecha de primera publicación: 18/02/2021

Maialen Garmendia y Carmelo Garitaonandia
Maialen Garmendia y Carmelo Garitaonandia. Foto: Jorge Navarro. UPV/EHU.

El acoso online y el acoso cara a cara a menudo están interconectados. En muchos casos el ciberacoso es una continuación del acoso que se ha iniciado en persona, frecuentemente en la escuela. La facilidad con la que se amplifica la audiencia en el caso del ciberacoso, a través de las redes sociales, contribuye a que la indefensión de la víctima y su perjuicio sean mayores que en el de acoso tradicional (Garmendia et. al, 2019).

A pesar del daño que causan los ciberacosadores, en un estudio de Udris (2015), el 45 % de ellos respondieron que lo hicieron "solo para divertirse", corroborando estudios realizados previamente en los Estados Unidos y Canadá. Esto indica que algunos menores no ven sus acciones como algo más serio que un juego, aunque en algunos casos las consecuencias sean muy graves. No obstante, en ese mismo estudio Udris indicaba que el 38,6 % de los acosadores respondieron que lo hicieron “porque odiaban a sus víctimas”.

Percepción de los progenitores de los riesgos y el daño a los que se enfrentan sus hijos e hijas, y su capacidad de ayudarles ¹

La percepción de los padres y de las madres acerca de los riesgos y del daño online a los que se exponen sus hijos e hijas subestima la realidad de los menores. Uno de cada tres (33 %) chicos y chicas de entre 9 y 17 años afirmaba haber sido víctima de episodios de acoso offline u online a lo largo de los anteriores doce meses, y de ellos la mitad decía haberlo sufrido a través de móviles e Internet con diferentes frecuencias (‘EU Kids Online’, 2019). La percepción que tienen los padres y las madres sobre el ciberacoso al que se exponen sus hijos e hijas es bastante menor. En el caso de las víctimas, no llega al 9 % y en el de los acosadores alcanza el 3 %. A más edad en los menores, sus padres y madres piensan con mayor frecuencia que han experimentado riesgos online. En todo caso, las familias atribuyen a los riesgos una frecuencia muy moderada y probablemente poco realista.

Llama la atención la extremada distancia que existe en función de la edad de los menores: solo el 5 % de los padres y madres de hijos de 9-12 años afirma conocer el daño sufrido por sus hijos. Sin embargo, en la franja de 13-17 el porcentaje se eleva hasta el 51 %. La comparación entre la percepción de los padres y de las madres con la respuesta que ofrecían chicos y chicas en una encuesta anterior es esclarecedora: según el informe citado de Garmendia et al (2019) el 76,5 % de los niños y las niñas de 9-12 años y el 75 % de los de 13-17 años decían haber vivido situaciones incómodas o que les habían molestado mucho o bastante. La inmensa mayoría de padres y madres considera que las experiencias desagradables vividas por sus hijos e hijas son poco frecuentes, que se producen “algunas veces”.

El 83 % de los progenitores encuestados considera que está bastante o totalmente preparado para ayudar a sus hijos en situaciones de daño, y solo el 17 % piensa que no tiene mucha capacidad para hacerlo. A su vez, el 44 % de los progenitores tiene la percepción de que sus hijos e hijas tienen la capacidad de enfrentarse “bastante o totalmente” a situaciones de daño. El 31 % considera que sus hijos e hijas no tienen “mucha capacidad” y el 25 % restante piensa que sus hijos no son capaces de enfrentarse “para nada” a situaciones de riesgo online.

Dos últimas ideas

La mayoría de las víctimas del acoso y del ciberacoso no avisan ni alertan a los adultos, sean progenitores o profesores. En nuestra encuesta de ‘EU Kids Online Spain’ de 2018, el 70 % de los menores españoles respondía que en caso de experiencias negativas hablaba con un amigo, el 46 % con su padre o su madre, y tan solo un 11 % con su profesor o profesora (Garmendia et al., 2019).

En los hogares en muchas ocasiones prevalece el silencio de los menores, no cuentan el acoso, porque piensan que sus progenitores les van a privar del acceso a internet o porque, si lo denuncian, los acosadores se van a implicar con más saña o, simplemente, porque creen que no va servir de nada. En un estudio de Cross y otros en 2009 afirmaron que, en el caso del 46 % de los estudiantes acosados cibernéticamente que se lo dijeron a un adulto, su situación empeoró o no mejoró después de decirlo.

 

[1] Los datos están basados en una encuesta realizada en 2019, a 850 padres y madres de menores, que fue financiada por el proyecto ‘Safer Internet Centre Spain’, cofinanciado por la Unión Europea (UE) por medio del programa CEF-Telecom, y coordinado por el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE).

 

Referencias bibliográficas

Garmendia, M., Martínez, G., Larrañaga, N., Jiménez, E., Karrera, I, Casado, M.A, Garitaonandia, C., (2020). Las madres y los padres en la convergencia mediática: competencias, mediación, oportunidades y riesgos online. Universidad del País Vasco (UPV/EHU). Bilbao (España). http://hdl.handle.net/10810/49633

Garmendia, M., Jiménez, E., Karrera, I., Larrañaga, N., Casado, M.A., Martínez, G. y Garitaonandia, C. (2019). Actividades, Mediación, Oportunidades y Riesgos online de los menores en la era de la convergencia mediática. Editado por el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE). León (España). http://hdl.handle.net/10810/49632

Udris, R. (2015). Cyberbullying in Japan: an exploratory study. International Journal of Cyber Society and Education. Pages 59-80, Vol. 8, No. 2. doi: 10.7903/ijcse.1382