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Defensa telemática de tesis doctorales

La UPV/EHU abre de manera excepcional esa posibilidad para hacer frente a las consecuencias de la cuarentena

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Fecha de primera publicación: 01/04/2020

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Ruth Prieto Montero e Iker Etxeberria Ayllon.

Ante la situación que estamos atravesando y para mantener la posibilidad de la defensa de tesis doctorales durante este periodo, la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea, a través de su Vicerrectorado de Estudios de Grado y Posgrado, ha aprobado una resolución para establecer con carácter excepcional, y mientras se extiendan las medidas relativas a la epidemia del COVID-19, la posibilidad de celebrar la defensa de tesis doctorales previstas en dicho periodo por videoconferencia u otros medios de carácter online, que posibiliten la interacción entre doctorando/a y miembros del tribunal de la tesis.

La Normativa de Gestión de las Enseñanzas de Doctorado ya establecía un procedimiento para la defensa de tesis doctorales por videoconferencia en ciertos casos y, a la vista de la situación actual y las medidas adoptadas para evitar la epidemia, se ha visto necesario adoptar alguna solución urgente para permitir adaptar dicho procedimiento de forma que se continúe con esa actividad académica. Así, desde el pasado 13 de marzo y siguiendo ese procedimiento, se han defendido en la UPV/EHU un total de 12 tesis doctorales.

 

Soluciones sobre la marcha

Ruth Prieto Montero defendió su tesis (Novel systems for bioimaging and photodynamic therapy: BODIPY dyes and silica-based nanocarriers) el pasado 13 de marzo en la Facultad de Ciencia y Tecnología. De los miembros del tribunal, uno estuvo presente durante la defensa mientras que los otros dos se conectaron de forma telemática. Fue justo la semana que empezaron a tener lugar las restricciones por el COVID-19, por lo que la novedad del procedimiento plateó algunos problemas, que fueron apareciendo de manera escalonada y que tuvieron que resolver sobre la marcha. “Probamos diferentes métodos hasta que dimos con el Blackboard collaborate. Realmente me pareció un sistema sencillo y fácil de usar y, dadas las circunstancias, la principal preocupación que teníamos era la de poder llevar a cabo mi defensa el día decidido”.

Llegó el día y todo salió bien. Superadas las trabas tecnológicas, no encontró diferencias significativas al defender su tesis de forma telemática, pero sí en el momento de enfrentarse a una sala sin público, lo que no suele ser habitual. “Después del trabajo y el esfuerzo que supone una tesis, el hecho de que su defensa sea telemática y prácticamente a puerta cerrada hace que no sea tan "lucida" como me hubiese gustado. Por ejemplo, fue imposible que acudiese mi familia y amigos al acto, y es un momento que me hubiese gustado compartir también con ellos”, comenta la nueva doctora.

“Me hubiese gustado compartir el momento con mi familia y amigos”

La labor del personal técnico multimedia de la facultad fue fundamental, ayudando tanto en la preparación como en el desarrollo del acto. “Me gustaría destacar que el personal multimedia nos ayudó en todo momento y nos lo hicieron más fácil, resolviendo algunos problemas con el audio de los miembros del tribunal que estaban conectados. Respecto a la diferencia que pude notar al hacerlo telemáticamente en vez de presencial, fue principalmente en la sección de preguntas, donde se pierde el cara a cara", señala Ruth.

Un factor importante en ese trance son los nervios de enfrentarte a un tribunal que va a analizar tu trabajo. Pero como confiesa Ruth, después de todos los contratiempos sufridos la semana anterior, “mi mayor deseo era defender mi tesis cuanto antes. Sí que creo que en condiciones "normales" hubiese estado considerablemente más nerviosa de lo que realmente estuve. Así que se podría decir que, el hecho de tener solo un miembro del tribunal presente, contribuyó positivamente y mi ayudó a no tener tantos nervios”.

 

Enfrentarse a un auditorio desierto

También el 13 de marzo, horas antes de decretarse el estado de alarma, Iker Etxeberria Ayllon defendió su tesis doctoral (Afectos olvidados. Mujeres de la élite vasca en el siglo XVIII) en un Salón de grados de la Facultad de Letras prácticamente vacío. “Fue una experiencia de lo más extraña, con la facultad vacía y acompañado, exclusivamente, por mis directores de tesis y mi madre –relata-. Tan sólo estábamos los mencionados, el secretario del tribunal y un técnico. Las componentes del tribunal restantes estaban en sus despachos o casas”.

Todo estaba preparado, pero los cambios diarios en la movilidad de las personas a causa de la expansión de la epidemia hicieron que se fueran buscando soluciones sobre la marcha. “Con todo el tribunal confirmado y sus estancias cerradas, una semana antes de la defensa se "cayó" la primera (profesora francesa, el gobierno francés le invitaba a no viajar a Vitoria-Gasteiz). Luego, día tras día, fueron informando las demás sobre su ausencia, por lo que recibimos autorización para hacerlo por vía telemática (salvo para el caso del miembro del tribunal que participó haciendo las veces de secretario, que era de la UPV/EHU) -explica Iker-. No era lo deseable, pues tras las defensas siempre hay espacio para continuar charlando en torno a una mesa (la tradicional comida que se organiza), conocer mejor a las especialistas y demás conversaciones, aunque no hubo más remedio”.

“Hablarle a una cámara resulta extraño e impersonal”

Técnicamente no hubo ningún problema, tanto la plataforma empleada por la Universidad como la labor del técnico responsable de que todo fuera como es debido funcionaron a la perfección. No obstante, “hablarle a una cámara no tiene nada que ver, resulta extraño e impersonal. Eso sí, el sobresaliente por unanimidad y el título de doctor ahí quedan”, destaca.

Otra cosa que también faltó en la defensa de su investigación fue la presencia de los nervios. Tal vez, la asunción con anterioridad del nuevo panorama contribuyó a ello. “Ante una defensa de tesis doctoral se te presuponen ciertos nervios, emoción y ganas. En mi caso, la verdad, no hubo nada de ello. Que eso me ayudara a confrontarlo todo con total resignación y tranquilidad, entra dentro de lo probable”, señala.

 

Excepcional y recomendado

En condiciones normales, es complicado encontrar fechas en las que todos los miembros del tribunal y directores estén disponibles para organizar el acto de la defensa de una tesis doctoral. En las circunstancias actuales, hallar el día apropiado sería aún más complejo. Por ello, la Universidad del País Vasco ha abierto la posibilidad de hacerlo telemáticamente y solventar el problema de la movilidad de las personas por la cuarentena. Tras la experiencia, ambos doctores no dudan en recomendar esta vía que se ha abierto de forma excepcional para culminar tanto tiempo de dedicación investigadora.

“Desde luego, no es la idea que tenía para la defensa de mi tesis doctoral –relata Ruth-. Pero, sin duda, me gustaba bastante menos la idea de no poder defenderla y atrasarla de manera indefinida. Por no hablar de que mi contrato predoctoral ya había finalizado en febrero y he tenido la suerte de poder contar con un contrato PIC en el grupo de investigación en el que trabajaba. Si no, hubiese estado en el paro esperando poder defender mi tesis doctoral. Hubiese sido una situación bastante frustrante. Así que, sin ninguna duda, yo lo volvería hacer de esa manera y lo recomiendo”.

También Iker hubiera preferido hacerlo de forma presencial “por aquello de conocer a las especialistas del tribunal, estrechar vínculos profesionales, celebrarlo, etc. En mi caso, salimos de la defensa, vuelta a casa y desde entonces de cuarentena. Ya habrá momento para celebrarlo. La prioridad en aquel momento era lograr hacer una buena defensa y obtener el título de doctor, que es lo importante. Así que, si no queda más remedio, adelante con todo, hoy más que nunca”.