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Estudian el calentamiento global ocurrido hace 56 millones de años, analizando sedimentos

Analizan los cambios aluviales e hidroclimáticos producidos en el límite entre Huesca y Lleida durante el calentamiento global del Paleoceno-Eoceno

  • Investigación

Fecha de primera publicación: 17/08/2022

Aitor Payros, doctor en Geología de la UPV/EHU
Aitor Payros, doctor en Geología de la UPV/EHU | Foto: Unai Zorriketa. UPV/EHU.

El Departamento de Geología de la UPV/EHU ha investigado sedimentos de hace 56 millones de años en la cuenca de Tremp-Graus (en el límite entre Lleida y Huesca). Del estudio se deduce que el calentamiento global de entonces tuvo tres fases en las que la distribución de las precipitaciones fue diferente. Los datos del estudio pueden servir para ajustar los modelos matemáticos utilizados para predecir los efectos del cambio climático actual.

Hace 56 millones de años se produjeron grandes emisiones de carbono a la atmósfera y a los océanos, lo que provocó un fuerte calentamiento global, denominado Máximo Térmico del Paleoceno-Eoceno, y es considerado un análogo antiguo del actual calentamiento antropogénico. “A pesar de que el origen o la causa del calentamiento de aquella época era diferente, el proceso fue muy similar al actual, por lo que se considera similar al calentamiento global actual. Se sabe que el clima se calentó, pero con un cambio climático pueden darse otras alteraciones aparte del calentamiento. En concreto, hemos querido analizar cómo cambiaron entonces las condiciones hidroclimáticas en cuanto a precipitaciones”, ha señalado Aitor Payros, doctor en Geología de la UPV/EHU.

El Departamento de Geología de la UPV/EHU ha investigado los cambios aluviales e hidroclimáticos en latitudes medias registrados en la cuenca de Tremp-Graus (en el límite entre Lleida y Huesca) durante el Máximo Térmico del Paleoceno-Eoceno, y ha llegado a la conclusión de que lo que entonces ocurrió podría ser algo similar a lo que ya está sucediendo en la actualidad en el sudeste de la península ibérica. Para ello, han recopilado datos históricos de la región, y han encontrado similitudes tanto geográficas como hidroclimáticas.

Según Aitor Payros, “hemos visto que el calentamiento global modificó la distribución estacional de las precipitaciones y que además se modificó en varias fases. Al principio, las precipitaciones se concentraron en unos pocos meses, en torno al otoño; posteriormente, se distribuyeron de forma más homogénea a lo largo del año. Y, sin embargo, la última fase tendió a una mayor sequía”. En opinión de Payros, “no podemos decir que el calentamiento global provoca un aumento de las temperaturas o que las precipitaciones son más fuertes, simplemente. Las cosas no son tan simples. Se producen cambios, pero estos no se mantienen durante todo el periodo de calentamiento global. Dentro del calentamiento global pueden existir varias fases”.

Mirar al pasado para predecir el futuro

“Hemos observado que al inicio de aquel calentamiento global se produjo un aumento de los contrastes estacionales en cuanto a las precipitaciones. Es decir, las precipitaciones se concentraban en torno al otoño (con frecuentes tormentas e inundaciones de gran magnitud) y en el resto de los meses se registraban periodos de sequía. Y eso es precisamente lo que está sucediendo en las últimas décadas, y en el último siglo, en el sudeste de la península ibérica: las lluvias intensas son cada vez más frecuentes en torno al otoño y al final del verano, y eso no ocurría hace 100 o 200 años”, relata Payros.

El investigador señala que no se puede saber qué es lo que ocurrirá en el futuro en el sudeste de la península ibérica, “pero si suponemos que la Tierra responde de forma similar a los mismos fenómenos o similares, podríamos pensar que en el futuro la distribución anual de las precipitaciones podría ser más homogénea en el sudeste peninsular o en otras regiones de clima similar”.

Payros reivindica el valor que puede tener el estudio de los paleoclimas: “Nosotros vemos lo que ocurrió hace millones de años. Y si aquello que ocurrió se repite una y otra vez, es decir, si la Tierra responde siempre de la misma manera a ciertos fenómenos, podemos pensar que en el futuro también seguirá funcionando de la misma manera”. Este tipo de investigaciones pueden servir para hacer previsiones de futuro: “Cuando los modelos informáticos o matemáticos utilizados para predecir el clima sean capaces de reproducir los fenómenos que tuvieron lugar durante los antiguos calentamientos globales, entonces serán capaces de prever los cambios que se producirán en el futuro. Dichos modelos informáticos y matemáticos pueden ajustarse con nuestros datos”.

Referencia bibliográfica