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Eva Ferreira, rectora de la UPV/EHU: «Somos una universidad pública, y eso marca no ya una forma de trabajo sino una forma de ser»

  • Entrevista

Fecha de primera publicación: 28/01/2021

Eva Ferreira, rectora de la UPV/EHU
Eva Ferreira, rectora de la UPV/EHU. Foto: Tere Ormazabal. UPV/EHU.

El pasado lunes, 25 de enero, en un acto presidido por el lehendakari, la catedrática de Economía Aplicada Eva Ferreira tomó posesión del cargo de rectora de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea. Con ese motivo, Campusa le ha hecho la primera entrevista desde esa nueva responsabilidad.

¿Cómo surge el deseo de presentarse a unas elecciones a rectora de una universidad?

Ha habido una mezcla de ilusión y responsabilidad. He participado en el trabajo de equipos rectorales anteriores y conozco de primera mano las condiciones en que se desarrolla. En el Rectorado hay cierta relevancia institucional y mediática, pero hay, sobre todo, muchísimo trabajo. Tras la labor desarrollada por mi antecesora, Nekane Balluerka, era preciso que alguien tomara el relevo y ello suponía la preparación de nuevas candidaturas y el pronunciamiento de la comunidad universitaria. Me hacía ilusión el proyecto y sentía también que, con mi experiencia, tenía cierta responsabilidad para pronunciarme como candidata.

Eso sí, después de haber sido elegida, asoman nuevas sensaciones: que me siento muy honrada por el apoyo recibido y que asumo la tarea con el orgullo de ponerme al frente de mi universidad y con la humildad de seguir aprendiendo y mejorando.

¿Prevé cambios sustanciales con relación a la gestión desarrollada hasta ahora?

En una institución como la universidad, cuyo mayor valor es el capital humano y la confluencia de esfuerzos colectivos, debemos edificar sobre lo ya edificado. En ese sentido, nuestro equipo es beneficiario de la valiosísima herencia de los equipos anteriores. Y reconocemos, en el mismo sentido, el trabajo de decanatos y direcciones de centro, así como de las direcciones de los distintos departamentos y servicios. Pero ese edificar sobre lo edificado se realiza de forma dinámica, el conocimiento evoluciona y la universidad con él, lo que exige también aportaciones novedosas en la configuración del edificio. Me parece tan necesario reconocer -y agradecer- el trabajo de los equipos anteriores como aportar nuevos proyectos a ese gran proyecto colectivo que es una universidad en continua evolución.

¿Supone eso un nuevo estilo de trabajo?

Como he dicho, se trata de edificar sobre lo edificado, pero generar novedades es fundamental para evolucionar. Personas distintas determinan estilos distintos en el modo de hacer, pero también los momentos distintos exigen miradas diferentes.

Dentro de ese marco, queremos afianzar una cultura de gestión abierta, integradora, atenta a todas las sensibilidades. La comunidad universitaria es un conjunto humano muy complejo: nuestra obligación será estar en contacto permanente con el alumnado, con el personal docente e investigador, y con el personal de administración y servicios. Hay que desarrollar la gestión manteniendo objetivos claros, que deben ser compartidos para que esos objetivos colectivos se conviertan también en objetivos individuales. Junto a ello, considero muy importante continuar la labor realizada y consolidar una cultura de colaboración con las instituciones públicas, con los medios de comunicación y con todos los sectores sociales.

¿Y cuáles son sus proyectos más significativos para esta nueva etapa que ahora se abre?

Hay varias cuestiones fundamentales.

Por una parte, la internacionalización. Somos campus de excelencia internacional con la Universidad de Burdeos, estamos entre las 400 mejores universidades del mundo y hemos constituido hace poco la alianza Enlight, junto a otras 8 universidades europeas de primera magnitud. Esa internacionalización debe ser también una oportunidad de movilidad para profesorado, alumnado y PAS, porque mejores carreras académicas y profesionales redundarán en una universidad mejor y en una sociedad vasca mejor. Me han sugerido que es algo temerario decir estas cosas, pero no me resisto a confesar que me gustaría que la UPV/EHU llegara a estar entre las 300 mejores universidades del mundo. Estoy convencida de que, con una firme apuesta interna y colaboración institucional, en esta década se podría conseguir.

En el plano docente e investigador, subrayaría tres puntos principales: fortalecer la investigación de excelencia (para lo cual la internacionalización también es una clave importante); consolidar y extender el modelo de formación dual; e impulsar la cultura del emprendimiento (y con ella los recursos que la hagan posible).

Pero añadiría además una vertiente irrenunciable que debe guiar todo nuestro trabajo: la función social. Somos una universidad pública y eso marca no ya una forma de trabajo sino una forma de ser. Dije en la toma de posesión que las capacidades intelectuales no entienden de posibilidades económicas. Nuestra obligación es que las condiciones económicas o los prejuicios sociales no impidan el acceso de nadie a la universidad. No solo eso, tenemos que poner los retos sociales, calificados como objetivos de desarrollo sostenible, en el centro de nuestra actividad, porque, en efecto, hace falta mucho más que conocimiento para abordarlos, pero sin ese conocimiento su consecución sería completamente imposible.