Si de algo puede presumir la Facultad de Química de la Universidad del País Vasco es de realizar investigación de excelencia. Los numerosos premios a nivel nacional e internacional avalan la trayectoria de sus investigadores y la calidad de sus estudios. Pero, para llegar a este estado de gracia ha tenido que pasar casi medio siglo de duro trabajo. Hagamos memoria…

La facultad se construyó, en el emplazamiento actual, en el año 1987, pero su primera ubicación fue la antigua Escuela de Formación Profesional San Juan XXIII en el barrio de Altza, en Donostia / San Sebastián. “Para llevar a cabo aquel proyecto-explica la decana actual de la facultad, Marian Iriarte- sirvió de guía el doctor Gonzalo Martín Guzmán, quien aportó a la ciudad su sabiduría sobre los polímeros. Años más tarde se promocionaron en la localidad, además de las macromoléculas, grupos de química general. También fueron importantes aquellas personas que se propusieron impulsar los estudios superiores en Gipuzkoa. Entre ellos, Carlos Santamaría, Ignacio Mª Barriola, Manuel Agud Querol y Yarza, entre otros. La facultad al principio no pertenecía a la Universidad del País Vasco, que entonces tampoco lo era. Pero la semilla estaba ahí, y de esa semilla somos herederos nosotros”.

A lo largo de estos años, el apoyo de la universidad ha permitido desarrollar diferentes grupos de investigación en la Facultad de Química, “siempre sin olvidar a sus impulsores porque para llevar a cabo la investigación se necesitan mentes inteligentes, personal competente y una estructura estable que las proteja”, aclara la decana. “A lo largo de estos años (vamos a cumplir casi 50 años) hemos formado en nuestra casa a un gran número de químicos para cuya formación han realizado un gran trabajo los equipos de investigación. Uno y otro van juntos; los avances en investigación sirven para estimular a los estudiantes, y al mismo tiempo la enseñanza mantiene a los investigadores cerca de los químicos jóvenes”.

Centro reconocido internacionalmente

Así, a los investigadores ya consolidados como Claudio Palomo, José Mª Asua, Fernando Cossio, Jesus Ugalde, Juan Colmenero, Pedro Miguel Etxenike, Eugene Zhukov o Angel Rubio, les acompañan investigadores jóvenes como David Mecerreyes, Haritz Sardon, Ana Beloqui, o Arkaitz Correa. “Como decana me resulta fácil presumir de facultad, contamos con un Premio Príncipe de Asturias, 7 Premios Euskadi de Investigación, medallas y premios otorgados por Real Sociedad Española de Química y también por la Física, premios DuPont... Además, la Universidad del País Vasco consigue situarse en la edición 2021 del Ranking de Shanghái, entre las 150 mejores en la disciplina de Química. No podemos olvidar que en un departamento de la Facultad de Química contamos con dos premios Nobel como profesores colaboradores: Albert Fert, premio Nobel de Física en 2007, y George F. Smoot, premio Nobel de Física en 2006”, explica Marian Iriarte.

Así mismo, la Facultad de Química de la Universidad del País Vasco cuenta con líneas de investigación muy diversas, aunque en todas ellas está presente el concepto de química verde, economía circular y sostenibilidad. Concretamente destaca el estudio de sistemas poliméricos en dispersión acuosa, polímeros biodegradables, nanocompuestos de matriz polimérica, polímeros para aplicaciones médicas e ingeniería de tejidos. También el desarrollo y estudio de reacciones conducentes a productos con propiedades biológicas de interés en el campo de la química médica y farmacéutica, cosmética, ... Otra línea de investigación que se lleva a cabo en el seno de esta facultad sería la de la química teórica y la modelización computacional para explicar o predecir fenómenos químicos. En el ámbito de la física se estudian el nano y el micromagnetismo, así como las propiedades de sistemas nanoscópicos.

“Aunque la alegría (y el mérito) de la Facultad de Química es contar con muchos investigadores que han recibido tantos reconocimientos en estos años, seguramente lo más gratificante es que se hayan desarrollado equipos de investigación sólidos. Hay mucho trabajo detrás de todo esto, algunos han recibido galardones, y otros muchos han hecho su trabajo en silencio. Y es fruto de ese trabajo tener excelentes jóvenes herederos de esos famosos investigadores. Todo el trabajo realizado a lo largo de estos años no va a terminar ahí, los grupos promovidos por los investigadores y profesores de antaño siguen recibiendo premios”, concluye la decana, Marian Iriarte. De este modo, la semilla plantada en el año 1975 sigue, en pleno siglo XXI, dando su fruto, formando a investigadores reconocidos a nivel internacional y convirtiendo así a esta facultad en un centro consolidado de excelencia investigadora.