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Gure txokoak: Un lugar digno

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Fecha de primera publicación: 16/12/2021

El Bosque de la Vida
Susi Marcos, entre los árboles de acero corten del Bosque de la Vida. Foto: Jorge Navarro. Oficina de Comunicación. UPV/EHU.

El Bosque de la Vida es un lugar especial para mí. En 1987 consigo una beca para investigar en la Facultad de Medicina y Odontología (actual Medicina y Enfermería). Los pasillos de las facultades tienen mucha vida y te permiten interactuar con muchas personas. Entre ellas había una de la que me llamaba la atención su preocupación por custodiar unas cajas en su despacho. Aquellas cajas contenían cenizas y llevaban una pegatina con nombre y apellidos. Las guardaba en su despacho porque creía que se les debía un lugar digno, y a falta de tal, su despacho era el que le parecía más seguro. ¿De dónde procedían las “cajas con las cenizas y nombre y apellidos”? El alumnado del grado de Medicina en la UPV/EHU puede aprender con cuerpos reales. Estos cuerpos son de personas que en vida decidieron de forma altruista donarlos a la universidad para ayudar en la formación de nuestros estudiantes. ¿Cómo no se les iba a dar un lugar digno a personas que habían tenido la generosidad de donar en vida sus cuerpos para que, una vez muertos, siguieran siendo útiles unos cuantos años a un montón de estudiantes?

También conocí la lucha de aquel profesor por conseguir que la institución hiciera un lugar especial donde colocar estas cajas, y después de muchos esfuerzos, lo logró. Se convocó un concurso, y durante un tiempo visitaba el rectorado el grupo de arquitectos catalanes responsable del diseño y obra de ese lugar especial en el que se colocarían, por fin, en un lugar digno, las “cajas con cenizas y nombre y apellidos”: el Bosque de la Vida. Cada árbol de este bosque alberga cajas con cenizas y nombre y apellidos. Aquellas cajas que tan fielmente fueron guardadas por el profesor.

Así que cuando viene alguna persona de visita a la UPV/EHU, he participado en algún congreso, e incluso cuando amigos han venido a pasear conmigo, les llevo por el Arboretum hasta el Bosque de la Vida, y les cuento la historia que conozco en primera persona, y también les cuento que, una vez construido el monumento, colocadas las cajas con cenizas y con nombre y apellido en los diferentes árboles del bosque, e inaugurado el lugar, ese profesor que peleó por conseguir un lugar digno donde pudieran reposar los donantes, el catedrático ya jubilado Francisco Doñate, el primer día de clase de Anatomía de 1º del grado de Medicina, llevaba a sus estudiantes al bosque y les contaba la historia real de las “cajas con ceniza y nombre y apellidos”.

Este es el lugar favorito de Susi Marcos, asesora de Ética en la Investigación y la Docencia. Ella es también la autora de las líneas anteriores.

Cómo llegar: 43°19'39.9"N 2°58'12.7"W