El Aula Magna de la Facultad de Letras acogió un sentido homenaje a dos profesores fallecidos recientemente, Iñaki Reguera y José Ángel Lema. Compañeros y personal del centro se unieron a un acto en el que intervinieron Belén Bengoetxea, decana de la Facultad de Letras de la UPV/EHU, María Isabel Muguruza Roca, directora del Departamento de Filología e Historia de la UPV/EHU, María Rosario Porres Marijuán, profesora jubilada de la UPV/EHU, compañera y amiga del profesor Iñaki Reguera, Andrea Grande, alumna de la UPV/EHU y discípula del profesor Reguera, que participó de forma virtual, José Antonio Munita Loinaz, profesor jubilado de la UPV/EHU, compañero y amigo del profesor José Ángel Lema, y Ander Salinas, doctorando y discípulo del profesor Lema.

María Rosario Porres esbozó los recuerdos que le acompañan de su relación con Iñaki Reguera, afirmando que “detrás del historiador había ante todo un ser humano. Y son los seres humanos, los buenos seres humanos, los que nos dejan huella, sensación de vacío y añoranza. A fin de cuentas, soy de la opinión de que crecer, en definitiva, vivir, significa entre otras cosas ir acumulando decepciones, pero sobre todo ir recolectando vacíos irreemplazables. Y estoy segura de coincidir con todos cuantos le conocimos, ya sean compañeros, alumnos, doctorandos, archiveros, bibliotecarios, en considerar que nos ha dejado un vacío y fue una fortuna el haber compartido con Iñaki parte de nuestra trayectoria profesional y personal”.

Antonio Munita hizo lo propio sobre la relación de tantos años con su compañero José Ángel Lema. “José Ángel fue para mí un buen compañero y amigo. A la vista de quienes lo trataron como colega fue considerado un gran investigador, pero, sobre todo, una bellísima persona. A ojos de su alumnado se le recordará siempre como un profesor especial, fuera de lo común. En definitiva, la repentina muerte de José Ángel es una lección más que, como siempre, nos da la vida y que nos obliga, a través de la marcha de los más próximos, a darnos diáfana cuenta de cuán frágil es nuestra existencia, como para encima querer perder el tiempo en miserables cuitas mundanas”.

El homenaje concluyó con una actuación musical a cargo de Agustí Coma Alabert (violín), Edurne Suso Nadador (violín) y Estitxu Oraá Martínez de Laño (violoncello).