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La sociedad vasca es consciente de su antigitanismo y está preocupada por ello

Ikuspegi publica el informe 'Neurtu 2022'. El barómetro analiza, en esta ocasión, nuestra percepción y actitud hacia las personas gitanas

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Fecha de primera publicación: 19/01/2023

Una joven gitana trabaja en una gran cadena de distribución tras participar en el programa “Aprender trabajando”. | FOTO: Fundación Secretariado Gitano
Una joven gitana trabaja en una gran cadena de distribución tras participar en el programa 'Aprender trabajando' | Foto: Fundación Secretariado Gitano

Pese a que la ciudadanía vasca es consciente de la situación de discriminación y la falta de integración que padece la población gitana en Euskadi, persiste un antigitanismo estructural en la ciudadanía que dificulta la convivencia intercultural. Esta es una de las principales conclusiones del informe 'Neurtu 2022', que ha realizado el observatorio Ikuspegi para conocer, en esta ocasión, la actitud de la población vasca hacia este colectivo.

Bajo el título 'Neurtu 2022: Percepciones y actitudes hacia las personas gitanas', el observatorio Ikuspegi ha realizado la primera encuesta y el primer estudio específico que aborda estos aspectos en Euskadi. Este informe se ha hecho público hoy, coincidiendo con la celebración del 'Consejo para la Promoción integral y Participación social del Pueblo Gitano' en el País Vasco.

Como explica Julia Shershneva, directora de Ikuspegi y profesora de la UPV/EHU, “la mayoría de la población se declara abierta hacia la diversidad, en general; pero, al mismo tiempo, reconoce la existencia de realidades discriminatorias en Euskadi y manifiesta su rechazo frente a las mismas. Sin embargo, -añade- estas tendencias generales positivas se vuelven algo más comedidas en relación con algunos grupos, entre los que destacan las personas gitanas, las musulmanas y las de origen extranjero, sobre todo en lo que se refiere a los espacios de relación íntimos”.

El informe constata que, en su mayoría, la sociedad reconoce y denuncia que existe discriminación hacia la población gitana en diferentes dimensiones. A pesar de ello, sigue manteniendo posturas ambivalentes en cuanto a algunas creencias e ideas estereotipadas; así mismo, se muestra menos cómoda cuando hablamos de los ámbitos de relación y convivencia más íntimos y cercanos. En este sentido, hay algunos indicadores preocupantes en lo que respecta a la predisposición a la discriminación hacia las personas gitanas en el ámbito laboral y la evitación de la convivencia.

Rechazo en lo laboral, convivencia o estudios

En este sentido, cabe destacar que, a pesar de que el 83,9% de las personas encuestadas asegura que prefiere vivir en una sociedad diversa, solo el 40% aceptaría vivir en un edificio o un barrio donde residan muchas personas gitanas; otras tantas intentarían evitarlo (40,9%) y el 15,3% rechaza directamente esta posibilidad. Lo mismo ocurre cuando se les plantea alquilar su vivienda a una persona gitana, donde cuatro de cada diez personas se negarían a hacerlo.

El informe refleja que la actitud de rechazo se reproduce también en otros aspectos, como las relaciones laborales, donde casi tres de cada diez personas declaran que, si tuvieran que contratar a alguien, a igualdad de formación y experiencia, evitarían contratar o no contratarían a una persona gitana.

Así mismo, el 91,1% de las personas encuestadas manifiesta no tener problema para relacionarse con personas gitanas en el contexto laboral y educativo, que ocupen un rol superior (de dirección) o igual (compañera o compañero de trabajo o estudios). Sin embargo, cuatro de cada diez personas encuestadas evitarían o rechazarían enviar a sus hijas e hijos a un centro escolar en el que estudien muchos menores gitanos y gitanas.

En relación con la discriminación indirecta vivida, más del 40% de la población declara haber sido testigo de comentarios negativos o rumores sobre alguna persona gitana, mientras que más del 34% dice haber presenciado burlas, bromas, chistes, imitaciones o similares. Es significativo que el 21,1% refiera haber presenciado insultos, el 12,5% amenazas y el 10,7% agresiones físicas.

Cabe señalar también que, cuando es preguntada por la simpatía hacia las personas gitanas, su grado de tolerancia personal y el que percibe que puede tener la sociedad en su conjunto, se observan valores medios o bajos. Así, el grado de simpatía, en una escala de 0 a 10, obtiene un 5,79 puntos de media, mientras que la tolerancia personal declarada es de 6,65 puntos sobre 10 y la tolerancia atribuida a la sociedad en conjunto es de 5,3 puntos.

Por último, Como fruto de todo este trabajo, Ikuspegi ha elaborado un índice sintético que resume la actitud y la posición del conjunto de la población hacia las personas gitanas en Euskadi. Es un índice que se mueve entre los 0 puntos (posiciones más cerradas e intolerantes) y los 100 puntos (posiciones más abiertas y tolerantes), siendo la puntuación obtenida este primer año de 54,36 puntos.

Neurtu: barómetro sobre la diversidad

El observatorio Ikuspegi comenzó a elaborar las encuestas sobre percepciones y actitudes en torno a la diversidad y discriminación en Euskadi (EPADE), en 2020. El objetivo de estos informes es analizar los posicionamientos y la apertura de la población vasca hacia la realidad social diversa y el compromiso respecto a la igualdad y la no discriminación. Este es el segundo informe elaborado bajo el título 'Neurtu', tras el primero publicado en 2021, en el que abordaron las 'Percepciones y actitudes hacia la diversidad sexual y de género'.

Para llevar a cabo este segundo informe, Ikuspegi ha contado con la colaboración de Daniel La Parra Casado, Catedrático de Sociología en la Universidad de Alicante, y Javier Arza, profesor de la Universidad Pública de Navarra, dos expertos en investigación acerca del Pueblo Gitano, para la elaboración de este trabajo.

Informe "Neurtu 2022": [descargar]