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In memoriam: Sabino Ayestarán

  • Crónica

Fecha de primera publicación: 31/12/2020

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Sabino celebrando su jubiliación.

Querido Maestro:

Has emprendido tu último viaje, ese al que te resististe con fuerza y valor, pero para el que, en el fondo, siempre habías estado preparado. La Facultad de Psicología y la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) pierden a un gran embajador, un hombre que se adelantó a su tiempo, un hombre que siempre supo ver, incluso en las circunstancias más difíciles, una oportunidad. Quienes tuvimos el privilegio de conocerte como profesor, como mentor, como líder, como maestro y como amigo, hoy nos sentimos huérfanas.

En una de tus recientes reflexiones sobre cómo avanzar en la universidad concebida como agente de cambio, nos decías que hay tres conceptos inseparables: cooperación, creatividad e innovación. Afirmabas que las organizaciones no pueden innovar si no hay en ellas una buena proporción de personas capacitadas para cooperar entre sí. También decías que la cooperación exige creatividad, y que las personas deben crecer en libertad y en creatividad para mejorar su capacidad de cooperar. Sólo de esa manera pueden existir equipos innovadores que generen conocimiento compartido.

No es baladí esa reflexión que realizaste, aludiendo, más en concreto, a la Facultad de Psicología. Esa reflexión reflejaba tu forma de entender la vida, las relaciones humanas y la gestión de las organizaciones. Echando la vista atrás, revisando los hitos que alcanzaste a través de tu liderazgo, debemos sumar a esa reflexión la generosidad como hilo conductor de tu legado.

Queremos realizar una breve y sin duda incompleta reseña de tu trayectoria profesional: hay personas que la conocemos muy de cerca, pero hay muchas otras personas que deberían conocerla también.

Desde el inicio de tu carrera académica, la implicación en la gestión universitaria fue decisiva. Lideraste la creación del Departamento de Psicología Social y Metodología de las Ciencias del Comportamiento, impulsando la contratación de profesorado y promoviendo una cultura de investigación que se ha consolidado en nuestra facultad.

Pocas personas son conocedoras del imprescindible y decisivo papel que jugaste en la creación de la Facultad de Psicología como centro independiente, pero sirvan estas líneas para dejar constancia de lo que cuentan tantas personas que vivieron de cerca aquellos momentos: ellas resaltan tu tesón, tu firmeza y tu papel mediador en la resolución de conflictos.

La creación del programa Erasmus fue otra oportunidad que aprovechaste desde el primer momento, promoviendo la creación de una red integrada por ocho universidades europeas que supuso el nacimiento de dicho programa en la Facultad de Psicología. Así fue posible, desde 1988, la movilidad entrante y saliente de alumnado, creando, además, una red de colaboración en el ámbito de la investigación que proporcionó proyección internacional a nuestra facultad.

Tu contribución también fue decisiva para la creación en 1991 del Prácticum de Psicología, tomando como modelo las principales universidades europeas, y que proporcionó al alumnado una primera aproximación al mundo laboral. Hoy constatamos la importancia que tuvo aquella decisión para facilitar la inserción laboral de los psicólogos y las psicólogas, herramienta plenamente integrada en el sistema de gestión de la facultad.

También supiste valorar con acierto la importancia de impulsar la formación de posgrado, liderando una profunda transformación en los programas que ofrecía la facultad. Ello permitió integrarlos en un programa de doctorado que obtuvo en 2005 la Mención de Calidad del Ministerio de Educación y Ciencia. Fruto de esta misma visión holística y de cooperación, impulsaste la creación de un máster multidisciplinar que integraba todas las áreas de conocimiento de la psicología, visión que abordaba la psicología del individuo, de los grupos, de las organizaciones y de la cultura.

Por otra parte, además de tu contribución a la disciplina de la Psicología, cabe destacar el trabajo que realizaste para impulsar un máster multidisciplinar centrado en las tecnologías de apoyo a la autonomía personal. En esta ocasión, conseguiste implicar a profesorado y personal investigador del ámbito de la Psicología, la Informática y la Ingeniería, así como a profesionales de empresas privadas, asociaciones, centros asistenciales y centros tecnológicos en un proyecto de colaboración público-privada que puso la tecnología al servicio de las personas dependientes.

Como experto en la psicología de los grupos y de las organizaciones, impulsaste la cultura de calidad en la UPV/EHU. En 2004 fuiste nombrado coordinador de la Cátedra de Calidad de nuestra universidad y lograste que el escepticismo ante una estrategia innovadora de gestión llegara a transformarse en reconocimientos externos de los sistemas de garantía de calidad de los centros de nuestra universidad. Muchas personas nos implicamos directamente en ese proyecto tan ilusionante del que fuiste, Sabino, pionero una vez más

Tratando siempre de conectar la universidad con la sociedad, promoviste investigaciones, dirigiste tesis doctorales y realizaste publicaciones de enorme valor aplicado. Fuiste colaborador de la Fundación Novia Salcedo, donde, entre otras actividades, coordinaste al equipo Icaro Think Tank, que en 2010 situaba sus objetivos en lograr “un escenario 2050, hacia una revolución humana”, proyecto basado en impulsar la innovación social.

El Campus de Gipuzkoa te otorgó en 2015 el galardón del Tambor Universitario por tu contribución al campus y a la universidad. Para quienes vivimos de cerca aquellos momentos, Sabino, es difícil olvidar la expresión de felicidad y de orgullo con que recibiste el reconocimiento de la universidad a la que tanto diste a lo largo de los años.

Querido Sabino, tus contribuciones han sido innumerables y tu currículum, extenso. Tu carrera como profesor catedrático y emérito te resultó corta, porque hasta el último día seguiste visitando nuestra facultad, que siempre ha sido tu casa, y colaborando de forma generosa con quien precisara de tu saber.

Si la eternidad pensaba permanecer inamovible, tendrá que prepararse, porque llega Sabino Ayestarán, que siempre ha hecho mejores aquellos lugares por los que ha pasado. Por de pronto, lo que ha dejado en nuestra casa es un legado científico y humano que pocas personas podrían igualar. Porque la brillante trayectoria académica no es sino una parte infinitesimal de todo lo que nos has dejado. Hay algo, sin duda alguna, aún más importante: un perfil humano extraordinario como persona innovadora, trabajador incansable, gran conversador, generoso, sincero hasta doler y leal en los sentimientos.

Siempre fiel al lema que guía nuestra universidad: Eman Ta Zabal Zazu.

Nekane Balluerka Lasa y Anabel Vergara Iraeta