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El papel de Irlanda en el devenir de la Guerra Civil española

El libro ’Irlanda y la Guerra Civil española’, publicado por la Universidad del País Vasco, analiza el papel de los voluntarios en el bando nacional y republicano

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Fecha de primera publicación: 24/05/2019

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Teresa Agirreazaldegi, Síle Maguire y Pere Soler. Fotografía: Alicia Buil.

El doctor en Historia Contemporánea y profesor de la Universidad Bretagne Sud (Francia) Pere Soler Paricio presenta en Madrid el libro ‘Irlanda y la Guerra Civil española. Nuevas perspectivas de estudio’. Este trabajo, publicado por el Servicio Editorial de la UPV/EHU, descubre las disputas que se originan en la isla a raíz de la Guerra Civil española y las campañas de apoyo al bando nacional y republicano.

En la presentación (Librería BOE de Madrid, 18:30) toman parte Sile Maguire, embajadora de Irlanda en España, Diego Gracia, jefe de Servicio de Cooperación Internacional del Ministerio de Cultura y Deporte, Teresa Agirreazaldegi, directora del Servicio Editorial de la Universidad del País Vasco y el autor de la obra, Pere Soler.

Pere Soler explica cómo se desarrolla la política de no intervencionismo orquestada en un primer momento en Irlanda por Éamon de Valera, ministro de política exterior y que después sería presidente. Esa política de no intervención generó discrepancias y tanto la prensa conservadora como portavoces de la Iglesia católica irlandesa reclamaron un cambio de postura. Esta circunstancia divide a la población entre los que prefieren mantenerse al margen y los que quieren participar con el fin de conseguir alianzas políticas.

Durante la contienda española, la Legación irlandesa que operaba en Madrid fue reubicada, y se acabó instalando en San Juan de Luz, más próxima al territorio controlado por la España nacional que al de la República española.

Cambio de rumbo

Esta decisión, parecía obedecer a un fin concreto: “La campaña de apoyo a los sublevados que se llevó a cabo en Irlanda realizó una extraña unión entre la Iglesia católica irlandesa, la ultraderecha y a diversos portavoces periodísticos que adoptaron una postura beligerante a favor del bando franquista, en contra de la República española”, relata Soler en el libro.

Estos poderes que estaban a favor de Franco, llegaron a crear una brigada, las camisas azules, en apoyo del bando nacional. Sin embargo, el propio Franco mando disolver la brigada, y estos voluntarios regresaron a Dublín sin gloria alguna y dejando atrás una guerra que librar. La brigada llegó a congregar a 40.000 individuos en su “momento más álgido”, para ir descendiendo hasta 4.000 afiliados y poco a poco desaparecer.

Voluntarios del bando republicano

Por otra parte, cerca de 200 irlandeses lucharon en las filas del bando republicano español. “Estos voluntarios fueron llegando a España de forma intermitente entre septiembre de 1936 y abril de 1938 y se integraron en las columnas de milicias ligadas a los distintos partidos de facciones republicanas”, explica Pere Soler. 

“Si bien el Sinn Féin mantuvo la distancia respecto a la causa lealista y algunos de sus líderes fueron tachados de profranquistas, los nacionalistas radicales irlandeses criticaron las iniciativas en defensa de los sublevados”, desvela Soler.

Finalmente, sobre los blueshirts y el resto de formaciones que simpatizaron con el totalitarismo de derechas, “recayó el estigma del fascismo”, ideología que quedo totalmente postergada del escenario político irlandés y que fue rechazada por el conjunto de la sociedad. Con el paso del tiempo, en la memoria histórica de Irlanda ha quedado la intervención de los voluntarios en la Guerra Civil española que defendieron la causa republicana.