Son 41 años los que separan las dos fotografías que documentan esta noticia y en ambas se repite la misma protagonista. En la primera de ellas corre el año 1978 en Bolonia, Italia y en el vagón de un tren la artista Esther Ferrer realiza durante tres días una acción artística titulada ‘el hilo del tiempo’.  La iniciativa forma parte de ‘El tren de John Cage. A la búsqueda del silencio perdido’ es una acción colectiva dirigida por el artista John Cage y en la que participan también los compañeros de Ferrer del grupo Zaj, Juan Hidalgo y Walter Marchetti. La intervención ocupa los espacios del vagón con hilos, trazando un recorrido que se relaciona con el tiempo y su representación.

En la segunda fotografía Esther Ferrer se encuentra, más de 4 décadas después, con Josu Rekalde, Bego Vicario, Raul Ibañez, Inés Bermejo y Ángela Corbacho en otro tren, en otro vagón, pero con el mismo hilo conductor.

Partiendo de la obra de 1978 Josu Rekalde junto a Bego Vicario, Raúl Ibañez, Patxi Azpillaga y Marta Macho reproducen aquella obra en un documental que repasa la actividad creadora de Esther Ferrer. En esta ocasión los hilos recorren un vagón de uno de los trenes del museo del ferrocarril de Azpeitia. “El museo, y su director, nos ha acogido con los brazos abiertos y hemos encontrado una réplica muy fiel de aquel tren de 1978 en Italia”, cuenta Josu Rekalde, realizador y profesor de la Facultad de Bellas Artes.

Según Rekalde, “este proyecto tiene mucho sentido ya que nos une una larga relación con Esther Ferrer desde que en 1983 vino a la facultad por primera vez. Antes de ser premio nacional de las artes plásticas en 2008 ya era todo un referente para nosotros”. Esa ha sido la principal motivación para la realización de este documental: “es un homenaje a su figura a través de su trayectoria creativa”, explica Rekalde. 

Un buen punto de partida

Este proyecto ha sido reconocido con el premio multiverso del BBVA, un programa de apoyo a la videocreación, que distingue a las personas seleccionadas con una beca destinada a apoyar su trabajo y a la posterior difusión de las obras resultantes.

Para Rekalde el premio tiene una gran importancia, “es un reconocimiento muy importantes, se han presentado muchísimos trabajos y solo han seleccionado 10 entre los que está el nuestro. La beca, por lo tanto, ha sido un punto de partida fundamental para la realización de este documental”.

La beca, que incluye el galardón, les ha permitido contar con mayor libertad para grabar y aunque cuentan con muchas horas de metraje, les queda por rodar en casa de Ferrer.  La selección posterior de aquello que incluirán en el documental “será probablemente la parte más difícil de este proyecto”, reconoce Rekalde.