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Amaia Eiguren Munitis, José Miguel Correa Gorospe, Maitane Picaza Gorrotxategi y Naiara Berasategui Sancho

La soledad de jóvenes y mayores se atenúa con las experiencias intergeneracionales

Personal investigador del Departamento de Didáctica y Organización Escolar

  • Cathedra

Fecha de primera publicación: 31/08/2021

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Este artículo se encuentra publicado originalmente en The Conversation.

La sociedad está cambiando y prueba de ello es el aumento de la longevidad de las personas y la incipiente vulnerabilidad de los niños y las niñas ante la desprotección debido a los cambios estructurales dentro de los núcleos familiares.

El descenso de las tasas de fecundidad de los últimos años no solo influye en el descenso de la población, también incide en su envejecimiento. A nivel mundial, la franja de edad mayor de 65 años crece más rápido que el resto de los segmentos.

Según los datos de 2019 publicados por la Organización de las Naciones Unidas en su informe ‘Revision of World Population Prospects’, en 2050 una de cada seis personas en el mundo tendrá más de 65 años (16 % de la población). En concreto, para 2050, una de cada cuatro personas residentes en Europa y EE UU tendría 65 o más años.

En 2018, por primera vez en la historia, las personas mayores de 65 superaron al número de niños menores de cinco años en todo el mundo. La población de más de 60 años está creciendo un 3 % anual a nivel mundial, tal y como anunció la ONU en el 2017.

Por consiguiente, existe en la sociedad un número cada vez mayor de personas consideradas mayores, aunque hay que tener en cuenta que el concepto “persona mayor” ésta sujeto a cuestiones de índole social, cultural y personal, entre otras.

Los mayores están llenos de vitalidad

Como apunta la Organización Mundial de la Salud (OMS), existe una gran diversidad en los estados de salud y funcionales de las personas mayores, quienes en su mayoría se encuentran llenas de vitalidad y pueden ser todavía un activo muy valioso para la sociedad.

Asimismo, para analizar la visión holística de la realidad social es imprescindible explorar también la evolución sociodemográfica de la infancia y la juventud. Por un lado, hay que poner el foco en la evolución de la estructura familiar, teniendo en cuenta que la familia es la estructura social básica de esos niños y jóvenes y, por tanto, el modelo natural de integración social.

Las estructuras familiares están cambiando, convirtiéndose en estructuras núcleo. Por otro lado, a todos estos cambios hay que añadir que el aumento de la migración de la población en los últimos años ha multiplicado las nuevas tipologías familiares, perdiendo en numerosas ocasiones el contacto con la familia extensa y, por consiguiente, con las personas mayores de la familia.

Problemas para encontrar su lugar

Partiendo de esa situación, se ha detectado que tanto las personas mayores como las jóvenes tienen en la sociedad actual problemas para encontrar su lugar. En consecuencia, están en riesgo de soledad y aislamiento.

Con ese marco de fondo, está surgiendo la imperiosa necesidad de crear espacios compartidos en los que diferentes generaciones se relacionen entre sí para reforzar los lazos sociales y fomentar una comunicación positiva que fomente la memoria compartida y la solidaridad.

Poner en conexión colectivos que pueden sufrir una mayor desprotección a través de experiencias intergeneracionales posibilita la creación de sociedades igualitarias y abiertas para todas las edades. Es decir, las experiencias intergeneracionales sirven como puente entre diferentes generaciones y brindan beneficios individuales y sociales.

Organizaciones intergeneracionales

En los últimos años, las experiencias intergeneracionales han ido en aumento. A nivel internacional encontramos como referente a Generations United, organización que se encarga de promover este tipo de experiencias. Asimismo, también es de destacar la labor de Bridges Together INC y Providence Mount St. Vincent.

En España existen diversas iniciativas. Por un lado, a partir de un convenio entre la Universidad de Granada y la cooperativa Macrosad, en 2018 se creó la Cátedra Macrosad de Estudios Intergeneracionales. Por otro lado, existen jornadas intergeneracionales que se celebran anualmente entre la Universidad del País Vasco y la asociación Hartu Emanak. Y también existen experiencias que se fomentan desde la Fundación Matia.

A nivel Europeo la plataforma TOY –Together Old and Young– recoge diferentes experiencias intergeneracionales. Igualmente, existen sitios web especializados como ‘Lifelong Learning Platforms’ o ‘Innovative education in the field of intergenerational cooperation support’. En esos sitios web se ofrecen recursos y ejemplos de ese tipo de actividades.

Afrontar la diversidad de la sociedad actual será un reto imprescindible de cara a los próximos años. El envejecimiento de la sociedad, los movimientos migratorios de las personas y la atención a las múltiples necesidades de la juventud serán algunas de las líneas de trabajo más significativas.

Para hacer frente a esos retos es imprescindible impulsar experiencias intergeneracionales que identifiquen y evalúen las buenas prácticas, así como investigaciones centradas en las personas, convirtiéndolas en agentes activos de su proceso de aprendizaje y transformación.