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Las mujeres siempre han bailado

Un estudio de la UPV/EHU analiza la génesis del estereotipo binario que se ha mantenido hasta la fecha en la danza vasca

  • Investigación

Fecha de primera publicación: 05/03/2021

Oier Araolaza Arrieta. Foto: UPV/EHU
Oier Araolaza Arrieta. Foto: UPV/EHU

Aunque se ha contado lo contrario, las mujeres también bailaban algunas danzas, como el aurresku, consideradas posteriormente como danzas masculinas. En este sentido, un trabajo de investigación del departamento de Comunicación Audiovisual y Publicidad de la UPV/EHU ha investigado cuándo y cómo se construyeron las identidades de género y los roles estereotipados vigentes en las danzas vascas, y ha confirmado que las mujeres bailaron durante todos los tiempos en la historia de la danza vasca.

¿Por qué las danzas de mujeres y hombres son diferentes? ¿Hay una danza femenina y una danza masculina? ¿La indumentaria de las chicas para la danza y la de los chicos siempre han sido diferentes? “Estas inquietudes y cuestiones similares surgen en los últimos años a la hora de reflexionar sobre la práctica de las danzas tradicionales vascas. Esta reflexión sobre la danza y el género está sucediendo en el siglo XXI, pero las preguntas se refieren principalmente a hechos e ideas del pasado que han participado en la construcción del presente. En la medida en que estas danzas se definen como danzas tradicionales, he buscado las respuestas a estas preguntas en el pasado”, ha explicado Oier Araolaza Arrieta, investigador de la UPV/EHU y gestor de Dantzan.com, asociación para la promoción y difusión de la danza.

“Hay una visión equivocada de la danza tradicional vasca y del género: se cree que las mujeres no bailaban o al menos no bailaban los bailes importantes ni espectaculares. Es una idea que algunos investigadores han negado en los últimos veinte años, pero que está muy extendida y arraigada, y aunque es errónea, todavía tiene mucha fuerza en los grupos de danza y en la sociedad. Las danzas que bailaban las mujeres se consideraban siempre nuevas o creaciones para poder dar esa oportunidad a las mujeres, o se consideraba que estaban adaptadas desde el repertorio masculino”, afirma Araolaza.

Precisamente, “el objetivo de este trabajo es dar la vuelta a esta visión equivocada y para ello he analizado varias etapas de la danza tradicional vasca: la última parte del siglo XIX y la primera parte del siglo XX. Y es que en ese marco cronológico coincidieron las transformaciones en las perspectivas de género y la construcción de una nueva tradición de la danza vasca”, ha señalado Araolaza Arrieta.

“En el caso del aurresku, por ejemplo, hemos visto que desde la década de 1920 se ha repetido sistemáticamente que las mujeres no bailaban el aurresku y eso no es así, hasta el siglo XX hemos conocido casos de mujeres que bailaban el aurresku. A principios del siglo XX se hicieron repertorios diferenciados para bailar: danzas de mujeres y danzas de hombres. Hasta entonces no existía tal clasificación y, por ejemplo, el aurresku, que realizaban hombres y mujeres, se categorizó como danza de hombres y a partir de ahí bailaron los hombres. Algo similar ocurrió con la ezpata-dantza, makil-dantza y, de alguna manera, con las danzas que caracterizan la fuerza. Por el contrario, las danzas mucho más tiernas y dulces se clasificaron como danzas de mujeres, aunque antes también los hombres bailaban (arku-dantzak, zinta-dantzak, sagar-dantzak…)”, afirma Araolaza.

“En este trabajo he investigado por qué algunos expertos de la época desmentían que las mujeres bailaban el aurresku. No fue una elección consciente, sino una moral cristiana, un relato heredado del cruce del nacionalismo y la perspectiva de género”, ha subrayado.

“Por otro lado —añade el investigador— también influyó en el modo de vestir. Los hombres tenían que ir vestidos de blanco, pantalones largos, alpargatas y sombreros y cinturones rojos. A la mujer le tocó la falda roja y el pañuelo de la cabeza. Antes las mujeres bailaban con el sombrero era muy normal y también lo hacían con pantalones cortos”.

A través de este estudio, “no sólo se ha confirmado que las mujeres habían estado bailando en la historia de la danza vasca durante todos los tiempos, sino que ha sido una oportunidad para empezar a aflorar las aportaciones e influencias de las mujeres y, aunque fue denegada, ha permitido ver que tuvieron una participación mayor e más importante que la que recogió la historia de la danza”, ha señalado Araolaza.

Según el investigador, “con este trabajo he querido defender que los roles de género que se manifiestan en la danza vasca y que se socializan a través de la danza se construyeron, y que sin la carga de los mismos, es posible actuar más libremente. Si lo hacemos, creo que con la tradición, más honesta que traición, actuaremos más justamente con todos los miembros de nuestra comunidad, y especialmente con las mujeres. No sé si la danza nos ha hecho más sueltos, pero que la danza sea más libre seguramente nos hará más felices”.

Asimismo, “en esta trabajo de investigación hay un deseo, un esfuerzo, una intención de acercar la universidad al baile. La danza tiene la necesidad de la universidad, creo que se puede beneficiar de este sistema de aprendizaje y transmisión. Y creo que la universidad también necesita a la danza. Es un área de aprendizaje integrada en el sistema universitario de danza en otras universidades. Aquí, en nuestro caso, la danza no tiene espacio propio”, ha subrayado el dantzari y antropólogo Oier Araolaza Arrieta.

Información complementaria

Esta investigación se ha llevado a cabo en el marco de la tesis doctoral de Oier Araolaza Arrieta (Elgoibar, 1972) titulada Genero-identitatea euskal dantza tradizionalaren eraikuntzan. Ha realizado la investigación con la beca de la Cátedra Mikel Laboa de la UPV/EHU y ha participado en el programa de doctorado en Comunicación Social del Departamento de Comunicación Audiovisual y Publicidad. La tesis ha sido dirigida por Leire Ituarte Pérez, profesora de Comunicación Audiovisual y Publicidad de la UPV/EHU y Nerea Aresti Esteban, profesora de Historia Contemporánea de la UPV/EHU. La tesis se ha realizado en colaboración con la Cátedra Mikel Laboa de la UPV/EHU y la asociación Dantzan.com.