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Más de 2.000 miembros de la UPV/EHU se han adherido al manifiesto “En defensa de la universidad pública y de las personas que trabajamos y estudiamos en ella”

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Fecha de primera publicación: 17/04/2024

Impulsado por distintos estamentos de la Universidad del País Vasco, el manifiesto hace frente a los incidentes de violencia y coacción de los últimos meses y defiende el debate público, el ejercicio de la crítica y el contraste pacífico de ideas

Más de 2.000 personas (2.021, en concreto), se han adherido al manifiesto “En defensa de la universidad pública y de las personas que trabajamos y estudiamos en ella”, manifiesto que, en la web oficial, ha permanecido abierto a la firma por parte de integrantes de todos los colectivos de la universidad pública vasca: estudiantes, personal docente e investigador, y personal de administración y servicios hasta el pasado 12 de abril.

El documento ha sido impulsado de forma colectiva por distintos estamentos de la institución: equipo rectoral, decanatos de facultad, direcciones de escuela y presidencias de los consejeros de estudiantes central y de cada uno de los campus. Y tenía como objeto hacer una defensa explícita de la universidad pública vasca, así como de todas las personas que acuden diariamente a la misma.

La publicación de este manifiesto fue fruto de distintos ataques a la convivencia pacífica, desencadenados en distintos campus y centros, con “agresiones verbales y físicas, insultos y amenazas a personas, destrozos de equipamientos e instalaciones”. La universidad reiteraba en el documento que esas conductas eran “absolutamente inaceptables. Queremos que todas las personas que trabajan o estudian en la universidad se sientan cómodas y seguras en ella, que puedan expresarse y dialogar libremente, y que dejen expresarse también a las demás. Defendemos los espacios públicos universitarios como espacios de libertad, espacios de disfrute, espacios sin miedo, espacios de todas y de todos”.

La universidad enmarcaba esta protesta en un momento en que, gracias al acuerdo de distintos sectores y sensibilidades de la universidad, se habían aprobado, por unanimidad tanto el Reglamento de Convivencia como el primer Código de Ética, normas en las que se apela a ejercer la libertad de expresión, pero siempre “desde el respeto, con tolerancia y consideración hacia todas las personas”.