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La aldea altomedieval de Arganzón, al descubierto

Las excavaciones también han permitido recuperar un convento franciscano monumental

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Fecha de primera publicación: 19/10/2015

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El grupo de investigación en Patrimonio y Paisajes Culturales de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea ha hallado la vieja aldea de Arganzón y un importante convento franciscano en la localidad de La Puebla de Arganzón (Condado de Treviño, Burgos). El proyecto arqueológico ha sido realizado con el apoyo y la financiación de la Dirección General de Patrimonio de la Junta de Castilla y León, así como con la colaboración del Ayuntamiento de esa localidad treviñesa.

El lugar de Arganzón es conocido a través de las fuentes escritas desde el año 801, cuando tuvo lugar en el homónimo paso un conflicto armado contra los árabes que buscaban botín en Álava y Castilla. En el año 871 se menciona la iglesia de Santa María de Arganzón, por lo que se considera que Arganzón es una de las primeras aldeas conocidas a través de la documentación en el valle del Zadorra. En particular, este documento narra cómo el señor Arroncio donó al monasterio de Acosta varios bienes entre los que se incluye la iglesia de Arganzón, bienes que había recibido en herencia de sus abuelos procedentes de León. Por este motivo, se ha considerado que Arganzón sería un buen ejemplo del proceso de repoblación que habría tenido lugar como resultado de la llegada de colonizadores desde el reino astur-leonés.

No obstante, el proyecto arqueológico ha mostrado que el proceso de formación de las aldeas y los pueblos medievales ha seguido un proceso muy diferente en el valle del Zadorra. Arganzón, situada en la periferia de la ciudad romana de Iruña, fue fundado hacia el siglo VI, tal y como han mostrado las excavaciones realizadas en la zona de La Erilla con ocasión de la construcción del actual trazado de la A1. "Dicho de otra manera, Arganzón no se ha formado como resultado de la repoblación llevada a cabo por colonizadores procedentes de otros sectores del norte peninsular en el siglo IX, sino que es el resultado de una iniciativa local precedente", resalta Juan Antonio Quirós, director del proyecto.

Las excavaciones ahora realizadas han permitido, además, reconocer la naturaleza y las características del poblado altomedieval. Más concretamente, se ha hallado un amplio cementerio formado por tumbas antropomorfas, sepulturas delimitadas por lajas de piedra y enterramientos realizados directamente en la roca, fechables antes del año mil. "Los estudios antropológicos han permitido observar que en el cementerio estaban enterrados tanto niños como adultos, jóvenes y seniles, varones y mujeres, en definitiva, toda la comunidad de Arganzón", explica el investigador de la UPV/EHU.

Asimismo, ha sido posible identificar algunas viviendas asociadas a este cementerio, que han estado en uso durante la Alta y la Plena Edad Media. Son estructuras poco consistentes construidas por zócalos de piedra y con alzados en materiales efímeros. Entre los hallazgos más significativos destaca el descubrimiento de varios silos destinados al almacenaje de cereal.

Castillo y convento

Próximo al poblado fue fundado, hacia el año mil, el castillo de Arganzón, aún conservado parcialmente en el paso atravesado por el río Zadorra. La aldea, de gran relevancia a lo largo del tiempo, se mantuvo en uso aún incluso cuando se fundó, a finales del siglo XII, La Puebla de Arganzón. De hecho, se abandonó en la Baja Edad Media, aunque la iglesia fue restaurada en los siglos siguientes.

Por otra parte, en 1615 fue fundado el convento franciscano de Nuestra Señora de la Concepción sobre la vieja iglesia altomedieval de Santa María. Las excavaciones han permitido recuperar parcialmente la planta de este monasterio, que incluye una iglesia conventual, un amplio claustro, un huerto y otros edificios anexos. En el interior de la iglesia se han hallado numerosos enterramientos, uno de los cuáles tenía un rosario de hueso en el cuello. El convento, que estuvo en uso hasta 1834, fue reconstruido y reformado en varias ocasiones, tal y como muestran los distintos paramentos hallados y los numerosos suelos reparados. También se han recuperado numerosos materiales cerámicos y restos de alimentación, que arrojan luz sobre el estilo de vida de esta comunidad conventual. Durante la batalla de Vitoria y las guerras carlistas el convento fue seriamente dañado, lo que provocó que se abandonase.

 

Fotos: UPV/EHU