A lo largo de su vida Ainhoa Ruiz de Angulo ha tenido que enfrentarse a muchos obstáculos y al audismo, es decir, a la discriminación que se ejerce sobre las personas sordas. En una ocasión, ella y su familia (padre,  madre y hermano también son sordos) estuvieron a punto de no poder ir de vacaciones a las islas Canarias por no contar con la supervisión de una persona oyente. Tampoco les permitieron sentarse junto a la puerta de emergencia en el avión. Y estas son solo un par de anécdotas incomprensibles, pero que se repiten en la vida de esta joven sorda de nacimiento. Hoy ha querido compartirlas con estudiantes de la UPV/EHU que acuden a este curso de lengua de signos.

Curso de lengua de signos from UPV/EHU on Vimeo.

En el estado español están reconocidas dos lenguas de signos oficiales, el castellano y el catalán aunque "en Euskadi también contamos con gestos propios" nos explica Ainhoa. Este idioma se compone de dos tipos de signos: por un lado, los referentes a las letras del abecedario, utilizados sobre todo para las presentaciones, (nombres) y, por otro, los gestos que se refieren a conceptos. Las personas participantes en este curso aprenden los signos de las letras del abecedario y algunos conceptos sencillos y habituales, sin embargo, dominar esta lengua resulta imposible en un curso de esta duración. El objetivo, según Ainhoa, no es tanto conseguir que hablen a la perfección sino "sensibilizar sobre la situación de las personas sordas y facilitar su integración" con agentes que sean capaces de establecer conversaciones sencillas que terminen con las barreras comunicativas.

Garazi, Cristina y Julene son tres de las alumnas que acuden martes y jueves al curso de lengua de signos, las tres están matriculadas en el grado de Educación Social y entre otras cosas tienen claro que este aprendizaje les servirá para el futuro. "Me abrirá más puertas para un futuro puesto de trabajo" nos asegura Garazi. Está claro que carreras como Educación Social o Magisterio están más enfocadas al contacto con personas sordas, pero entre las 20 personas que acuden al curso en el Área de Leioa-Erandio también hay estudiantes de otros grados: Matemáticas, Enfermería, Biología…

En la UPV/EHU

En el entorno universitario también existen barreras y Ainhoa las conoce bien porque ella estudió su diplomatura en Trabajo Social en la UPV/EHU y, actualmente, es alumna del Máster Universitario en Investigación en Ámbitos Socioeducativos. "En mi caso, tuve mucha suerte y conseguí alcanzar un muy buen entendimiento con mi intérprete, acordando signos para entendernos y por eso es tan importante mantener a la misma persona durante toda la carrera. Cambiar de intérprete a mitad de curso es empezar de cero y es muy complicado" reivindica.

En la actualidad hay 282 personas con algún tipo de discapacidad matriculadas en la UPV/EHU. El Servicio de Atención a Personas con Discapacidades se encarga de atender sus necesidades y de favorecer su inclusión. Además, entre otras actividades organiza, con la colaboración de Euskal Gorrak, estos cursos de sensibilización que tienen como objetivo dar a conocer las características de las personas sordas y la comunidad sorda, identificar las barreras de comunicación que los estudiantes con discapacidad auditiva presentan y eliminar las barreras que construimos por los prejuicios existentes, posibilitar un mayor nivel de participación y contacto entre dos comunidades distintas: la oyente y la sorda, y dar a conocer la importancia de la inclusión en las personas con discapacidad y su entorno.

En cuanto a los retos futuros, en el ámbito de la atención a la diversidad en la UPV/EHU, "hay que dar respuestas eficaces a las personas que tienen alguna discapacidad y, para ello, tenemos que tener en cuenta el grado y nivel de discapacidad de cada estudiante y el grado en el que están matriculados. Hay que atender a esas dos variables para poder valorar las necesidades de cada persona e intervenir", analiza Ane Amondarain del Servicio de Atención a Personas con Discapacidades.

"En nuestra opinión hay muchos prejuicios, visibilizar la discapacidad en la universidad y organizar actividades de sensibilización son dos de los pasos en los que tenemos que avanzar para mejorar", sentencia Amondarain.