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Un email desde Polonia

Ane, estudiante de Arquitectura, está estudiando en Wroclaw (Polonia) a través del programa Erasmus+. Nos ha contado cómo se están organizando para ayudar a quienes huyen de Ucrania

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Fecha de primera publicación: 10/03/2022

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Clasificando los materiales donados por el público en diferentes cajas en el almacén de Wroslaw,

Ane lleva medio año en Wroclaw (Polonia) con el programa Erasmus+. Cuando llegó sabía que sería una experiencia inolvidable y lo será, pero no solo por las vivencias que aporta una estancia de este tipo. La guerra ha supuesto la llegada a esta ciudad de oleadas de refugiadas y refugiados que huyen de la barbarie. Allí, el alumnado internacional se ha organizado y colabora con las redes ciudadanas para dar la mejor acogida. Una experiencia que quiere compartir contigo.

Cuando empieza una guerra se piensa en bombardeos y muertes. Además, en la actualidad hay personas que ven su vida totalmente alterada. A pesar de estar en esta situación, tienen que salir adelante. Dejar todo lo que conocen y huir para protegerse a sí mismos y a los que aman. A estas personas se les llama refugiados. Debido al conflicto armado iniciado por Rusia en Ucrania, hasta hoy han venido a Polonia un millón y medio de refugiados y se espera que puedan llegar hasta 4 millones.

Soy estudiante de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de San Sebastián y desde septiembre estoy en Wroclaw (Polonia) en la universidad Politechnika Wroclawska, con el programa de movilidad Erasmus+. Esta ciudad se encuentra a unos 500 km de la frontera con Ucrania. La estancia en Polonia está siendo muy enriquecedora para mí tanto desde el punto de vista académico como personal. Está siendo una gran oportunidad para hacer nuevas amistades, conocer otro país y otra cultura, y también para mejorar el nivel lingüístico.

Pero estando en el siglo XXI, de ninguna manera hubiera imaginado que viviría las consecuencias de una guerra en la primera persona. Mi vida no ha cambiado demasiado, además del voluntariado sigo haciendo una vida normal, pero también es verdad que en el barrio en el que vivo se ve mucha más gente que antes, donde solo había residencias estudiantes universitarios con gente joven, ahora está lleno de familias que vienen huyendo de la guerra.

El pasado lunes, 28 de febrero, comenzaron a llegar a la zona de la residencia en la que vivo varios autobuses llenos de familias que comenzaron a entrar en el edificio contiguo. Ese edificio es la sede de la universidad politécnica, idéntica a la mía. Este, sin embargo, estaba cerrado, no vivía allí nadie. En vista de ello, imaginamos que serían refugiados y nos acercamos a preguntar si necesitaban ayuda. Desde entonces, cuando terminamos las clases y las horas de estudio, dedicamos parte de nuestro tiempo a ayudar a las personas refugiadas.

Una gran ola de solidaridad

De hecho, para organizar este voluntariado se ha creado un grupo de Whatsapp con estudiantes Erasmus de España que estamos en Wroclaw; estamos ya unas 150 personas. Hay otro grupo que colabora con “estudiantes Erasmus” de otros países. También se ve a algunos polacos haciendo labores de voluntariado, también se puede ver a gente adulta ayudando a menores. Podríamos decir que ha surgido una gran ola de solidaridad. En un primer momento hubo que limpiar esa residencia y prepararla para utilizarla como centro de atención a los refugiados, ya que en dos años nadie había entrado. Los polacos empezaron a dar cosas básicas para vivir para los refugiados y estos lo agradecen mucho, porque toda esa gente que está viniendo viene con las manos vacías.

Esa residencia tiene carácter temporal, deben abandonarla a las 48 horas de su llegada y trasladarse a otro lugar. Entonces, la gente de la ciudad les acoge en sus casas y en otras casas de familias o de huéspedes que les dan un sitio donde resguardarse. En esa sede universitaria entra y sale gente a todas horas, porque todos los días llegan autobuses con gente nueva.

Junto a este complejo residencial hay un enorme almacén. Allí llegan a diario camiones con ropa, comida y demás que proporciona la gente. Allí voluntarias y voluntarios clasifican y colocan en cajas el material donado para su distribución a los refugiados. Algunas cajas se envían a otros puntos de Polonia o de la ciudad y las otras están destinadas a las familias que se encuentran en esta residencia.

También hay una nueva residencia para niños y niñas que necesitan una atención especial. Allí, organizamos actividades o juegos con ellos a lo largo del día para que se les haga más llevadero, otro tanto hacemos con los niños que están en la residencia de 48 horas. En la propia residencia también hay una sala para que los niños jueguen.

Tú también puedes ayudar desde ahí

Además de esas tareas, hemos organizado una recaudación. La información de esta recogida se da a través de Whatsapp e Instagram para que quien lo desee pueda aportar dinero. Este dinero se destina, principalmente, a cubrir esta carencia cuando se acaba la comida del almacén y a prestar apoyo a la residencia de niños de atención especial. También hemos abierto una cuenta de Instagram (@ayudaenwroclaw) donde puedes ver a qué destinamos el dinero que aportas.

Las consecuencias de la guerra son más de lo que muestra la televisión. Cuando las cámaras se apagan, los refugiados siguen haciendo frente a su situación. Las guerras también dejan otro tipo de víctimas. Hoy le ha tocado a Ucrania, otro día le puede pasar a otro país. Y que los que están ante el televisor ofrezcan la mano a los que de repente lo han perdido todo demuestra la empatía y generosidad que tiene nuestra sociedad.

Explicado todo esto y ahora que sabes un poco más sobre lo que ocurre aquí en Wroclaw y lo que hacemos, si quieres ayudar, puedes hacerlo a través de estas cuentas corrientes:

Juan López Garcelán: ES28210078182100215847

Silvia Lucrecia Delso Garzón: ES5021007485411300022393

Paypal: Paypal.me/LuciaILeonLopez

Toda ayuda es bienvenida, por pequeña que sea.