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La crisis empieza a provocar en la población vasca posturas más restrictivas al fenómeno de la inmigración

Fecha de primera publicación: 20/06/2013

  • El Ikuspegi 2012 ratifica la idea de que la visión instrumental y positiva de la inmigración, muy asociada a sus beneficios en el plano económico y laboral, está perdiendo fuerza.
  • Uno de los asuntos que genera mayor incertidumbre y recelos entre la población vasca es el mantenimiento del estado del bienestar.
  • Para la mayoría de la sociedad vasca poseer un contrato de trabajo es garantía suficiente para permitir la llegada de inmigrantes.

En los últimos años, la población de Euskadi se ha caracterizado por mantener posturas ambivalentes respecto a la población inmigrante. Tradicionalmente, comportamientos abiertos y tolerantes han coexistido con otros más reacios, y aunque esa ambivalencia sigue siendo el rasgo más característico, los datos del Ikuspegi 2012 revelan un ligero cambio de tendencia que los expertos ligan a la crisis.

El director de Política familiar y desarrollo comunitario del Gobierno vasco, José Luis Madrazo, y el director del Observatorio vasco sobre la inmigración, Gorka Moreno, han presentado hoy, en Bilbao, junto al vicerrector del campus de Bizkaia de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), Carmelo Garitaonandia, los datos del último barómetro del Ikuspegi, donde se reafirma la idea de que la visión instrumental y positiva de la inmigración, muy asociada a sus beneficios en el plano económico y laboral, está perdiendo fuerza.

El informe que ha elaborado Ikuspegiak, servicio financiado por el Departamento de Empleo y Políticas Sociales del Gobierno vasco, ratifica que esas actitudes, como otras de nuestro entorno, se están radicalizando, y que la población vasca es cada vez más restrictiva hacia las personas inmigrantes. De hecho, en los últimos años las posiciones que exigen que el esfuerzo para la integración tiene que darse en mayor medida por parte del colectivo inmigrante están adquiriendo mayor fuerza (un 72,4% cree que las personas inmigrantes deben esforzarse por adoptar nuestras costumbres). "El índice de tolerancia y las actitudes hacia la inmigración, en general, aparecen muy vinculadas a la coyuntura económica del momento -afirma Gorka Moreno-. En época de bonanza económica son más favorables y en periodos de recesión más negativas".

Y todo ello, a pesar de que la mayoría de los encuestados sigue sin sentir la inmigración como un problema personal de gran importancia. Por ejemplo, el desempleo, con el 53,5% de las respuestas; el coste de la vida, con el 12,7%; y las pensiones, con el 9,1%, se sitúan aún por delante de ella (4,6%).

El responsable del área de inmigración del Ejecutivo vasco, José Luis Madrazo, ha valorado positivamente este último dato, que coloca el fenómeno de la inmigración lejos de la principal preocupación de los vascos "más si cabe -ha puntualizado- en estos tiempos de crisis propicios para caer en la tentación de buscar culpables en determinados grupos sociales".
Al hablar de inmigración, sin duda uno de los asuntos que genera mayor incertidumbre y recelos entre la población vasca es el mantenimiento del estado del bienestar. En este punto, el barómetro de 2012 constata un importante descenso de opiniones favorables respecto a años anteriores, especialmente en lo tocante a asistencia sanitaria, jurídica y educación. Así, mientras que en 2011 más del 70% opinaba que todas las personas extranjeras deberían tener acceso a esos derechos, un año después ese porcentaje ha descendido al 57,5% para la asistencia sanitaria, al 52,8% para la educación y al 26% para la asistencia jurídica.

Regularización
En términos generales, y comparando con los resultados de años anteriores, la sociedad vasca es partidaria de que el acceso a los derechos esté vinculada a una situación administrativa regular. "A juzgar por los datos del informe, esa forma de pensar está ganando terreno significativamente frente a quienes se postulan a favor del acceso universal", ha señalado el director del Observatorio.

"El contrato de trabajo genera certidumbre y elimina recelos", ha apostillado Madrazo. Por esa razón, para gran parte de la sociedad vasca poseer un contrato de trabajo es garantía suficiente para permitir la llegada de inmigrantes; y aunque el dato ha caído 15 puntos respecto a 2011, el 61,2% sigue siendo favorable a permitir su entrada a cambio de cumplir este requisito. Otro 8,7% de los vascos es proclive a no poner trabas legales a la llegada de inmigrantes, el mismo porcentaje de quienes lo impedirían por todos los medios.

En este sentido, el director del Observatorio vasco sobre la inmigración y profesor de la UPV/EHU, ha indicado que "la crisis económica ha erosionado el discurso legitimador de la inmigración basado en la funcionalidad del empleo", apuntando que en el año 2004 un 80% de la población vasca estimaba que se necesitaban personas inmigrantes para trabajar en ciertos sectores. "En 2012, ese dato se sitúa en un 36,6%", ha destacado.

Teniendo en cuenta que las necesidades del mercado laboral apuntan a que, en el futuro, se precisará una nueva inyección de juventud y de trabajo por parte de las personas inmigrantes, el director de Familia y Política Comunitaria del Gobierno vasco ha recalcado que "establecer políticas de inclusión que nos ayuden a construir una sociedad cohesionada en la diversidad desde la igualdad de derechos y responsabilidades, es un reto para todas las instituciones, y en particular, para el actual Gobierno vasco".
Sobre este tema, Gorka Moreno ha indicado que "dentro de la sociedad vasca prevalece una visión asimilacionista de la integración". Afirmación refrendada por los datos del último barómetro del Ikuspegi: Un 54,6% cree que es mejor que todas las personas compartamos las mismas costumbres y tradiciones. Este porcentaje era de un 39,2% en el año 2010.

Según los últimos datos oficiales (Encuesta de población inmigrante en Euskadi 2010), en Euskadi se encuentran representados cerca del 85% de los 193 países que componen la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En esa fecha estaban empadronadas alrededor de 179.582 personas extranjeras, lo que supone el 8,2% de la población, en su mayoría de procedencia latinoamericana (42,4%) y de la UE (24,9%). El país de origen mayoritario es Rumania (11,2%), seguido de Marruecos (10,08) y Colombia (8,4%). En el extremo de la cola se sitúan Moldavia, República Democrática del Congo y Guinea, los tres con un 0,3% de la población inmigrante en Euskadi.

Por sexos, el 51,4% son hombres y el 48,6%, mujeres.