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Profesora de Enfermería

Aintzane Orkaizagirre: «Las enfermeras ofrecen atención y cuidados a la ciudadanía a lo largo de sus vidas»

Elegida como una de las 100 enfermeras líderes más sobresalientes a nivel internacional por Women in Global Health

  • Entrevista

Fecha de primera publicación: 18/02/2021

Aintzane Orkaizagirre
Aintzane Orkaizagirre, en la plaza de las enfermeras de San Sebastián. Foto: UPV/EHU.

Aintzane Orkaizagirre Gómara ha sido designada como una de las 100 enfermeras líderes más sobresalientes a nivel internacional por Women in Global Health. Actualmente es profesora de Enfermería en la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea, desde donde invita al alumnado a soñar con el tipo de enfermera que quieren ser y les anima a ser futuras enfermeras líderes, como señalan desde la organización que le ha otorgado el reconocimiento. Además de trabajar como conferenciante, también es investigadora, estudiando la seguridad del paciente y el “cuidado invisible”, destacando el poder del cuidado de enfermería en el bienestar de los pacientes. Campusa ha hablado con ella sobre dicho galardón y sobre la situación de la profesión en estos momentos.

Recientemente ha sido designada como una de las 100 enfermeras líderes más sobresalientes a nivel internacional por Women in Global Health. ¿Qué supone ese reconocimiento para usted?

Estoy muy agradecida por ese reconocimiento a mi carrera académica y laboral como enfermera por la comisión evaluadora de Women in Global Health OMS, Fondo de Población de las Naciones Unidas, Consejo Internacional de Enfermería, Confederación Internacionales de Matronas y Nursing Now.

El hecho de que haya sido considerada como una de estas líderes me emociona mucho. Siento que es un respaldo a todo el esfuerzo realizado desde que finalicé mis estudios de Diplomatura en Enfermería en la UPV/EHU. Inicié entonces un camino para profundizar en conocimientos sobre la Enfermería Europea en la Universidad de Brighton (Inglaterra) y la Katholieke Universiteit Leuven (Bélgica), hasta llegar a ser doctora en Enfermería por la Universidad de Zaragoza. Mientras estudiaba, gran parte de ese tiempo estuve trabajando como enfermera en diferentes ámbitos como el asistencial en Osakidetza, en Epidemiología en Salud Pública y en la Administración en el Departamento de Salud del Gobierno Vasco. En todas esas experiencias siempre he tratado de llegar lo más lejos posible, mostrando todo lo que una enfermera es capaz de hacer en el trabajo directo con el paciente, en la comunidad y en los equipos de trabajo, intentando liderar un cambio que ya observé en mis experiencias en el extranjero. Eso mismo intento reflejar a mis estudiantes a quienes invito a estudiar y a analizar los obstáculos y las estrategias a diseñar para favorecer ese liderazgo por el cambio. Sin duda, este reconocimiento es todo un respaldo a ese esfuerzo y forma de trabajar.

El reconocimiento se ha producido en 2020, declarado por la OMS como el Año Internacional de las Enfermeras y Matronas…

Sí, en parte viene impulsado a su vez por el reconocimiento internacional realizado por la OMS para las enfermeras y matronas con el fin de divulgar, promover y concienciar a todos los niveles sobre el imprescindible papel que realizan las enfermeras en los sistemas sanitarios, y que con frecuencia ha permanecido invisible por el mayor protagonismo que se ha dado a los hombres en el ámbito de las ciencias de la salud.

En ese sentido, siempre he opinado que la labor de las enfermeras es perfectamente reconocida por los equipos sanitarios y pacientes y familiares que reciben una atención enfermera directa, pero tengo la percepción de que todavía, a nivel más general, existen reticencias y cierta infravaloración al respecto, posiblemente porque ha sido y sigue siendo una profesión muy feminizada. En general, se ha explicado esa situación por la permeabilidad de esta profesión a los sistemas de género, por el pasado histórico religioso de la profesión y por la marcada visión de la enfermera como una mujer que reproducía los estereotipos y roles de género en el ámbito doméstico y profesional.

No obstante, me gustaría creer que esta iniciativa de la OMS y la visibilidad del relevante papel que realizan las enfermeras durante la pandemia Covid-19, van a contribuir a introducir importantes cambios en la percepción que se tiene sobre ellas.

Debido a que nos encontramos en plena campaña de vacunación para hacer frente a esta pandemia, permítanme que incida en el hecho de que, en las campañas de vacunación, las enfermeras son clave en la gestión, distribución, conservación, registro, administración y cuidados posteriores a la misma.

«En las campañas de vacunación, las enfermeras son clave»

Por cierto, esa celebración se prolongará hasta julio de 2021 porque la pandemia ha impedido la celebración de numerosos actos previstos…

Es cierto que la pandemia ha impedido la celebración de muchos actos que estaban programados para realizarse de manera presencial. Nosotras mismas, en nuestro centro de la Sección de Enfermería de Donostia, habíamos establecido un conjunto de acciones en colaboración con las asociaciones de pacientes. También íbamos a incluir la celebración del día mundial de la RCP, junto al Hospital Universitario Donostia, ofreciendo formación sobre técnicas de reanimación cardio-pulmonar a la ciudadanía y la Jornada Conocer-nos, junto al Colegio de Enfermería de Gipuzkoa, para dar visibilidad a la investigación desarrollada por las enfermeras de Gipuzkoa. Se mantuvo también contacto con Matia Fundazioa y nuestra propia universidad para impulsar acciones dentro del marco de la celebración del Año internacional de las enfermeras y matronas. De hecho, estaba previsto un cierre de la campaña en Euskadi en el centro Carlos Santamaría, que contaba con la presencia de la consejera de Salud del Gobierno Vasco, representación de la Dirección de Osakidetza, la rectora de la UPV/EHU y los tres Colegios de Enfermería de Euskadi. Sin embargo, tan solo pudimos llevar a cabo la acción junto a la Asociación contra el Cáncer de Gipuzkoa y la inauguración de la Plaza de las Enfermeras en Donostia, que fue una acción promovida por el Sindicato enfermero SATSE y el Colegio de Enfermería de Gipuzkoa.

No obstante, quién nos iba a decir que iba a ser una pandemia la que pusiera en todas las pantallas y noticias a las enfermeras que, desde los Centros de Salud y hospitales, junto con el resto de profesionales sanitarios, están haciendo una labor titánica atendiendo a la población en tan difícil situación y condiciones.

Las enfermeras desempeñan una función crucial en la prestación de servicios de salud, algo que se ha visto refrendado por su labor durante el último año.

Efectivamente, era complemente imprevisible el extremo tensionamiento al que se iba a someter a los servicios sanitarios y a todo su personal. Las enfermeras ofrecen una atención y cuidados continuados a la ciudadanía a lo largo de sus vidas, sin embargo, el año pasado, como dices, y parece que todavía nos queda bastante de esta situación compleja, se ha puesto el foco sobre la relevancia de las enfermeras en la atención en momentos agudos de enfermedad en una situación tan extraordinaria como la que estamos viviendo.

Los aplausos pasaron y a menudo vemos imágenes nada aleccionadoras para evitar el contagio de la COVID-19. ¿Qué mensaje trasladaría a la ciudadanía?

Trasladaría un mensaje de serenidad y de confianza en los servicios sanitarios. En estos momentos, es más sencillo compartir un mensaje esperanzador debido a la puesta en marcha de la vacunación. Haber pasado a esta fase hace que los sacrificios que todos llevamos casi un año realizando vean más cercano el final o, al menos, una posible vuelta a una nueva “normalidad” en la que podamos recuperar muchas de las cosas importantes que hemos tenido que postergar.

Yo diría que el objetivo de la inmunidad es doble: por un lado, microbiológico y, por otro lado, psicosocial. Las vacunas y las sanciones no van a cambiar las conductas de riesgo de algunos individuos y grupos. El virus ha sido muy coherente con sus intenciones, y en tu pregunta está que el ser humano no lo ha sido tanto. Sin duda, debemos repensar qué tipo de sociedad queremos ser en adelante, sería triste pasar de la pandemia a la endemia.

Y ahora llega la vacunación, ¿pueden las enfermeras aguantar tanta carga extra de trabajo?

Por desgracia, la carga extra de trabajo no viene solo por la vacunación. La atención de cuidados que ofrecen las enfermeras es tan compleja que no se puede resumir en un simple procedimiento como es el acto de administrar una vacuna. Te explico de modo muy resumido los cuidados tal cual los definimos en nuestro grupo de investigación A.MAS Cuidados Eco-Holísticos: las enfermeras -incluye a los enfermeros- realizamos nuestro trabajo en tres dimensiones que varían según sea el contexto de atención: A) Garantizamos la seguridad del paciente, vigilando la evolución clínica en estrecha relación con médicos/as; B) Cuidamos el bienestar físico y emocional en estrecha relación con auxiliares (TCAE) y familia; C) Facilitamos el empoderamiento de la persona enferma o sana, es decir, el autocuidado. Eso supone que la labor de la enfermera incluya tareas muy técnicas y especializadas a la vez que tareas de atención emocional, social, espiritual, que no pueden cubrirse de manera completa y adecuada con las plantillas y ratios actuales. Esos cuidados holísticos a la persona requieren tiempo, que con las precarias condiciones laborales actuales no se pueden dar. En ese sentido, a nivel nacional existen varios problemas muy importantes: 1) Una falta de enfermeras que arrastramos desde hace décadas (España cuenta con una media de 5,2 enfermeras por cada 1.000 habitantes frente a 8,2 enfermeras por 1.000 habitantes de la Unión Europea). 2) Precariedad laboral con contratos temporales durante incluso más de 10 años en algunos casos, lo que supone inseguridad para los enfermos y desgaste para los trabajadores. 3) Rotación continua de servicios relacionados con la situación de precariedad laboral.

Esa falta de enfermeras y unas malas condiciones laborales generan una sobrecarga que repercute en la calidad de la atención y en la seguridad. En los últimos años se están desarrollando estudios a nivel internacional que refrendan lo anterior e, incluso, han demostrado que la falta de enfermeras o las pobres condiciones laborales influyen en la mortalidad de los pacientes. Tal como concluye la Dra. Linda Aiken tras sus investigaciones, por cada paciente que se añade a una enfermera se incrementa la mortalidad un 7 %.

«Por cada paciente que se añade a una enfermera se incrementa la mortalidad un 7 %»

Esta situación que vivimos, lógicamente, no hace más que empeorar la sensación de sobrecarga y debilitar la calidad de la atención ofrecida.

Parece evidente que la situación vivida ha constatado la necesidad de aumentar las plantillas. ¿Qué le pediría a los Gobiernos para solventar el problema?

Les pediría que se basaran en la evidencia existente para promover plantillas y ratios adecuadas que garanticen cuidados de calidad y seguros. Por ejemplo, los relevantes estudios liderados por la Dra Aiken, que le mencionaba, o del Dr. Walter Sermeus, relacionados con el proyecto RN4CAST, que cuentan con financiación de la Unión Europea, y que han tenido un gran impacto a nivel global y han venido a demostrar la relación existente entre la ratio enfermera/paciente y la mortalidad. También recomendaría estudiar la experiencia de países que tienen un sistema sanitario similar al nuestro y que están demostrando funcionar adecuadamente en ese sentido para trasladar y adaptar las estrategias que desarrollan no solo en cuanto al ratio, sino también sobre el diseño de las propias plantillas, teniendo en cuenta la experiencia y desarrollo profesional de las enfermeras en cada unidad. Las enfermeras demuestran ser además económicamente muy rentables en los países de nuestro entorno que apuestan por ratios mayores de enfermeras/paciente.

Se habla mucho de la excelente preparación de nuestro personal de enfermería, que se lo disputan en el extranjero. ¿Qué medidas se podrían adoptar para el regreso de esos profesionales?

Quienes se marchan lo realizan buscando unas condiciones laborales que en nuestro contexto no encuentran. Reitero los problemas citados anteriormente. La situación de contratos eventuales incluso de horas y de días sueltos que yo misma he vivido, es completamente incomprensible en los países de nuestro entorno. Además, en el extranjero, realmente se invierte en el desarrollo profesional de las enfermeras, lo que en suma anima a muchas a marcharse y permanecer de forma indefinida.

La buena acogida de nuestras enfermeras nos ha mostrado que nuestros egresados están muy valorados en cualquier país europeo, podemos hablar de Alemania, Reino Unidos, países escandinavos, Italia, Francia, entre otros. Esto resulta inexplicable en un contexto europeo donde, aun teniendo ratios más elevados de enfermeras/población, nuestros países vecinos diseñan estrategias para atraer enfermeras y retenerlas, mientras en España casi se ha llegado a presumir por exportarlas. Me gustaría poner en valor la formación de base de esas enfermeras que, junto a inversión y dedicación, tan buena reputación ha logrado en el extranjero.

Respondiendo a tu pregunta: resolver los problemas citados sobre los contratos fijos; lograr la ratio media europea; acabar con la temporalidad y la rotación continua de servicios; y favorecer el desarrollo profesional en un área de cuidados. Para que esas enfermeras y matronas que se encuentran en el extranjero decidieran regresar, las condiciones laborales deberían resultar más atractivas y el desarrollo profesional debería ser una realidad también aquí.

¿Qué mensaje lanzaría a la juventud para que opte por estos estudios?

Tenemos la profesión más bonita del mundo. Este mensaje me lo dijo una de mis instructoras de prácticas clínicas cuando yo era estudiante de Enfermería. Ella era supervisora de Enfermería en una unidad de Medicina Interna del Hospital Universitario Donostia y pronto se convirtió en una enfermera referente para mí también en lo profesional.

Pienso humildemente que van a descubrir a profesionales con amplia experiencia tanto en la práctica clínica como en la docencia universitaria. He descubierto que llegar a ser profesora de Enfermería no es un camino fácil, pero los obstáculos se superan con entrega, honestidad y la confianza en una misma. Todo esto es lo que mantiene viva la vocación y, a la larga, hace que lleguen los reconocimientos externos a tu trabajo, como ha sucedido en mi caso.

A la juventud les trasladaría ese mismo mensaje. Les invitaría a quienes así lo deseen a estudiar y ponerlo en práctica, y a que experimentaran en primera persona el poder que tienen los cuidados enfermeros sobre su propia persona y sobre aquellas a quienes atienden y sus allegados. Cuidar requiere aprendizaje técnico y dedición y acompañamiento a quienes se cuida.