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Hoy hace 41 años

El 25 de febrero de 1980 tomó definitiva carta de naturaleza la Universidad del País Vasco

  • Reportajes

Fecha de primera publicación: 25/02/2021

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Sala de estudio de la Biblioteca, en Leioa

Un día como hoy, 25 de febrero, hace 41 años, vio la luz la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea. Durante algo más de una década había funcionado bajo el nombre de Universidad de Bilbao, si bien desde 1977 abarcaba todo el distrito universitario vasco. Fue algo más que un cambio de denominación, pues significó la materialización de un viejo proyecto que hundía sus raíces en la Universidad Vasca fundada en 1936 y desaparecida poco después, ante el embate de la Guerra Civil.

No son muchas las personas que en aquel momento ya estaban en la universidad y hoy continúan trabajando en ella. Con algunas de ellas nos hemos puesto en contacto y nos han enviado una reflexión, un recuerdo o una anécdota de aquella época.

Ander Gurrutxaga Abad, catedrático de Sociología en la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación, nos acerca las primeras reflexiones sobre ese tiempo. “Cuarenta y un años es casi toda la vida. 1980 está lejos pero cerca. La Universidad era la institución almacén, lo absorbía todo; entusiasta, creativa, ruidosa, orgullosa. Había que erigir la institución desde cimientos poderosos, la tarea y la palabra que la nombra es institucionalizar, hay que hacer para estar. La ingenuidad del convencido; hacer y estar para ser. Se pasó esa fase, creció, pasó de la adolescencia tormentosa a la mayoría de edad. Cuando quiso darse cuenta, la ingenuidad la abandonó; era institución para adultos, incluso para mayores. La ingenuidad se llama ahora complejidad. Se pasa en 41 años del ruido ingenuo a la complejidad del futuro. Por el camino se queda parte del entusiasmo, creatividad y algunos sueños. Queda el futuro y está la burocracia ¿Cómo será? Quién lo sabe, pero la pregunta sigue siendo: Universidad, 41 años después, ¿para qué?”.

Edorta Cobreros Mendazona, catedrático de Derecho Administrativo de la Facultad de Derecho, recuerda el mecanismo legal que materializó el cambio. “Quienes entonces empezábamos en el oficio universitario —con mucha ilusión y entrega, por cierto— vivimos la creación de la UPV/EHU hace ahora, exactamente, 41 años, más bien como un continuum entre lo que había y se quedaba corto (la Universidad de Bilbao) y lo que aspirábamos a tener. A mi juicio, los nuevos tiempos universitarios comenzarían, efectivamente, tras la (trabajosísima) aprobación de los Estatutos de 1985. Su importancia no estuvo acompañada entonces del mínimo glamur o solemnidad formal, si reparamos en que se produjo con la publicación en el Boletín Oficial del Estado, en el último lugar del apartado tercero, dedicado a “Otras disposiciones”, de una simple Orden del Ministerio de Universidades e Investigación “por la que la Universidad de Bilbao pasa a denominarse Universidad del País Vasco (Euskal Herriko Unibersitatea)” [sic]. Unos inicios no muy prometedores pero que el tiempo se encargaría de rectificar”.

Maggy Barrère, catedrática de Filosofía del Derecho en la Facultad de Derecho, compara algunos aspectos de la universidad de aquel momento y la de ahora: “La vida universitaria era muy distinta a la actual, por lo menos en dos aspectos reflejados en mi facultad. Por un lado, estaba muy ‘politizada’, para bien (pues se respiraba solidaridad y compañerismo larvados en la época de la clandestinidad y se trabajaba con ilusión por el cambio político) y para mal (pues también se respiraba cierto sectarismo heredado de la época anterior). Por otro lado, estaba muy ‘masificada’ y, de nuevo, tanto para bien (pues era un hervidero de gente que charlaba, se reía, discutía, bebía y comía junta, ya que entonces había bar-cafetería que lo permitía), como para mal (pues, por ejemplo, era impensable poder interactuar en las clases). Otra diferencia que se deja sentir, y que en este caso es toda para mal, es la del individualismo y competitividad creciente, tanto entre el profesorado como entre el alumnado. En lo que respecta al PAS, en los 80 había mayor cercanía con el profesorado debida, posiblemente, a una mayor estabilidad en los puestos”.

Manuel Tello, catedrático emérito de Física de la Materia Condensada de la Facultad de Ciencia y Tecnología, nos relata otra anécdota de la época. “Hace 41 años, al pasar de la Universidad de Bilbao a la del País Vasco, era necesario cambiar el escudo de la antigua Universidad de Bilbao. El equipo rectoral pensó en un encargo directo a Eduardo Chillida, pero, para evitar conflictos (sobre todo con la Facultad de Bellas Artes), se llevó a la Junta de Gobierno una convocatoria de concurso para el logo. La sorpresa fue que la Junta, a propuesta de la Facultad de Bellas Artes, decidió lo mismo que había pensado en principio el equipo rectoral: existiendo un artista como Chillida, era un error no encargárselo a él. El resto es historia: el artista recibió en su casa al rector y a dos vicerrectores que le comunicaron la decisión de la Universidad. El artista agradeció el honor, y esta imagen, hoy tan familiar y cercana, hizo que se tuvieran que dar bastantes explicaciones cuando se mostró a los académicos y a la sociedad, debido a su carácter rompedor”.

María Rosa Lana Huici, administradora de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura, comenzó a trabajar en la Universidad en noviembre de 1980, en la Facultad de Derecho. “En febrero de 1981 sólo llevaba unos meses trabajando y recuerdo que el día 24 de febrero, justo el día siguiente al golpe de estado del 23F, se celebraron unas elecciones a rector a las que se presentaba como único candidato Gregorio Monreal, profesor de la facultad al que conocía. Para las elecciones se constituyó en el centro una mesa de edad y me tocó estar en ella porque del estamento del entonces ‘PND’ (personal no docente) era la más joven. Ahora, en cambio, cuando hay alguna convocatoria de elecciones temo que me llamen a formar parte de alguna mesa electoral, pero por el otro extremo, el de más edad. Estuve durante muchos años trabajando en la Facultad de Derecho y, aunque luego he pasado por otros servicios y centros, guardo un recuerdo entrañable de aquellos primeros años que fueron también los primeros años de mi actividad laboral”.

A Pedro Mª Lasaga, técnico de relaciones con los medios de comunicación, le pilló aquella época estudiando Magisterio en la que poco después se denominó Escuela de Profesorado de EGB de Álava. “Por aquel entonces, como estudiante, no nos enteramos mucho del proceso de transformación hasta que cambió la tramitación administrativa. Comprobamos que habíamos empezado estudiando en la Universidad de Valladolid y acabamos en la Universidad del País Vasco. La atención estaba más centrada en reivindicar una mejor dotación para los viejos edificios del Paseo del Cuarto de Hora vitoriano que en aquel nacimiento de la universidad vasca”.

En estos años, el campus vitoriano ha sufrido una gran transformación. Centros dispersos fueron ocupando el espacio liberado por los cuarteles militares de la zona sur de Vitoria-Gasteiz hasta conformar el campus que hoy conocemos. Un periplo del que bien sabe Esperanza Iñurrieta, directora de la Biblioteca Universitaria. “Inicié mis estudios universitarios como Universidad de Valladolid en el Colegio Universitario de Álava (CUA), donde estuve tres años. Posteriormente, pasamos al Seminario de Vitoria todavía como Universidad de Valladolid. Ya en el último curso, terminé la carrera como Universidad del País Vasco. No recuerdo que tuviera sentimiento alguno sobre aquella transformación, excepto el orgullo de ser la primera promoción de la Universidad del País Vasco. En octubre de 1980, inicié mi carrera laboral en la UPV/EHU y, 41 años después, sigo en ella habiendo trabajado en los tres campus”.