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La violencia como actor político en la Transición

Una tesis de la UPV/EHU profundiza en ese fenómeno y su impacto en diferentes niveles de la sociedad y determinados ámbitos políticos

  • Investigación

Fecha de primera publicación: 13/01/2022

Víctor Aparicio
Víctor Aparicio. Foto: Nuria González. UPV/EHU.

A través del estudio de tres culturas políticas de la izquierda -el socialismo, el comunismo y la izquierda radical o revolucionaria-, la investigación realizada por Víctor Aparicio Rodríguez trata de dilucidar cuáles fueron los posicionamientos teóricos, los discursos y las prácticas concretas que mantuvieron dichas culturas políticas en relación a la cuestión de la violencia política durante la Transición.

Desde un enfoque histórico, la tesis realizada por Víctor Aparicio Rodríguez desarrolla aportaciones previas sobre el papel realmente trascendente que jugó la violencia política durante el proceso de democratización español, realidad sobre la que, frecuentemente, no se ha profundizado lo suficiente en la mayoría de relatos explicativos de la Transición. “La violencia política tuvo un carácter de centralidad durante el proceso de democratización, como práctica y como categoría concreta, pero también, y especialmente, como imaginario, como elemento simbólico que llegaría a permear el discurso, la acción y los comportamientos políticos de los actores protagonistas del periodo, y, en consecuencia, influiría directamente en la evolución del proceso de Transición”, explica el nuevo doctor.

El análisis de tres culturas políticas pertenecientes al dominio de la izquierda -el comunismo, el socialismo y la izquierda radical-, la producción teórica y discursiva asociada a cuestiones relacionadas con la violencia política, y sus posicionamientos, prácticas y acciones en relación a ella demuestran cómo la violencia política fue un factor fundamental que marcó la identidad, las estrategias políticas y la evolución de las organizaciones estudiadas. De esa manera, se concluye que, si la violencia política condicionó a los actores de la Transición, también condicionó la Transición misma.

Estudios sobre la actitud de la sociedad en los años sesenta y setenta indican que la violencia política fue un factor muy tenido en cuenta por los españoles, quienes la rechazaron de forma abrumadora. En consecuencia, esas peculiaridades propias de la sociedad del momento condicionaron muy claramente el camino por el que se desarrollaría el proceso de cambio de régimen. “La apuesta generalizada por la moderación -evidenciada por los resultados de las elecciones de junio de 1977- y la actitud hostil y recelosa hacia propuestas de cambio político más radicales que podrían implicar un alto riesgo de conflicto social, fue un factor decisivo para el desarrollo de la política y los actores que participaron en el proceso”, indica el investigador.

Estrategias de los partidos

Así, los socialistas abandonaron algunos de los preceptos insurreccionales blandidos en determinados momentos concretos de la historia del socialismo para revalorizar los valores pacifistas y humanistas de esa cultura política, como el pluralismo y el parlamentarismo. Desde los años cuarenta, el PSOE defendió la "solución pacífica al problema español", es decir, el derrocamiento de la dictadura sin recurrir a la violencia, postura que no cambiaría treinta años después. En cuanto al PCE, que inicialmente había apostado por la guerrilla durante los primeros diez años de la dictadura franquista, operó un "giro táctico" fundamental que lo llevó al desarrollo de la Política de Reconciliación Nacional en 1956. Esa política sería el pilar fundamental sobre el que los comunistas construirían sus políticas de alianzas contra el franquismo, su participación en movimientos de masas y sus propuestas de transición en los años setenta.

En cuanto a las formaciones de izquierda radical analizadas -Partido Comunista de España (internacional) [(PCE (i)], Organización Revolucionaria de Trabajadores (ORT), Movimiento Comunista (MC) y Liga Comunista Revolucionaria (LCR)-, se ha visto cómo su rechazo a la reconciliación nacional blandida por los comunistas y la defensa teórica de la violencia de masas para el derrocamiento de la dictadura y el advenimiento del socialismo fueron elementos comunes a sus primeros años de existencia, entre finales de los años sesenta y la primera mitad de los años sesenta. Eso se debió en parte al deseo de reafirmar su identidad, ya que querían distanciarse del partido que lideraba Santiago Carrillo. En ese sentido, la política de violencia, especialmente en el plano teórico, y el discurso revolucionario se convirtieron en auténticas señas de identidad, que intentaron poner en práctica durante la última etapa del franquismo, aunque con niveles de violencia de baja intensidad.

Posicionamiento frente al terrorismo

La cuestión del terrorismo fue otro de los principales problemas de la Transición. Más allá del terrorismo de extrema derecha, las acciones de ETA o GRAPO provocaron fundamentalmente el arraigo del terrorismo durante el proceso de democratización. Al respecto, hay que mencionar que casi todas las organizaciones estudiadas mantuvieron, durante la dictadura, una postura rayana en la connivencia con aquellas organizaciones que practicaban el "activismo armado" para oponerse al franquismo. Sin embargo, hay que destacar que, durante la Transición, el antiterrorismo se convirtió en un sello distintivo de los comunistas. Así, la rama vasca del PCE fue la primera organización en manifestarse en las calles del País Vasco contra la violencia de ETA.

Por su parte, el PSOE vivió un proceso de concienciación más lento y gradual sobre la amenaza terrorista. En 1977, el partido continuaba con el legado de la "romantización" de los activistas de ETA y sólo más tarde comenzaría a darse cuenta de las dimensiones del problema, adoptando una perspectiva crítica más categórica. De cualquier manera, a pesar del reconocimiento tardío del problema, los socialistas, y en particular el sector vasco, se convirtieron en acérrimos opositores a la violencia de ETA.

La conclusión fundamental que se desprende de la investigación es la presencia permanente de la violencia política a lo largo de la Transición y que fue un elemento fundamental y determinante en las actitudes, discursos y comportamiento político de las organizaciones analizadas. “Sea como fuere, la violencia acabó actuando como un factor determinante sin el cual es imposible comprender gran parte de los hechos políticos que tuvieron lugar en España durante el período comprendido entre 1975 y 1982. La violencia acabó constituyéndose en un "actor político" más, enredado en el complejo desarrollo del proceso de cambio político. Además, la centralidad del fenómeno es, por tanto, un hecho indiscutible que hay que tener en cuenta en cualquier intento de explicar la Transición española”, concluye Víctor Aparicio.

Información complementaria

La tesis doctoral de Víctor Aparicio Rodríguez, dirigida por Luis Castells y José Antonio Pérez, lleva por título ‘La izquierda y la violencia política en la transición española. Discursos y prácticas (1975-1982)’. Dicha tesis se ha realizado dentro del Programa de Doctorado Interuniversitario en Historia Contemporánea del Departamento de Historia Contemporánea de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea.