Papel crítico 66

Ramón Llopis Goig*

Universitat de Valencia

Antropología del Deporte: lineamientos teóricos

Autor: Ricardo Sánchez Martín

Páginas: 138

Editorial: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2017

Ciudad: Madrid

Más allá de los estudios y las descripciones de los juegos tradicionales locales que habían efectuado con anterioridad diversos etnógrafos y folkloristas, la antropología del deporte empezó a perfilarse como disciplina académica en España a finales de los años ochenta del siglo xx. En ello tuvo mucho que ver la publicación y traducción al castellano de diversos trabajos que pronto se convirtieron en una referencia para los investigadores españoles, entre los cuales habría que destacar la publicación en 1986 de la obra de Kendall Blanchard y Alyce T. Cheska, Antropología del Deporte. Desde entonces, los trabajos e investigaciones que pueden englobarse en el campo de la antropología del deporte no han dejado de aumentar y su simple enumeración desbordaría los límites de esta reseña. Hay que señalar, no obstante, que la mayoría de estos trabajos no siempre encajan dentro de unos límites disciplinarios más o menos estables pues la antropología del deporte —al igual que las demás ciencias sociales— no puede eludir enfrentarse a dificultades derivadas tanto de su propia complejidad como disciplina académica, como de la naturaleza propia de su objeto de estudio. Estas dificultades, por otro lado, suelen ser el origen de una elevada reflexividad conceptual y epistemológica que, a su vez, acaba originando una pluralidad teórica y metodológica claramente reconocible en la mayor parte de la producción bibliográfica en este campo.

Así, no existía hasta la fecha una obra con la amplitud y profundidad teórica que caracteriza la contribución de Ricardo Sánchez de la que nos ocupamos en esta ocasión. Contábamos ya con un cierto número de monografías dedicadas al estudio de los deportes tradicionales (Moreno, 1992; González Alcantud, 1993) y las bases socioculturales de la motricidad humana (Acuña, 1994), así como con diversas introducciones a la antropología del deporte (Pastor, 2000; Hernández, 2003) y complicaciones de textos de diferentes antropólogos dedicados al estudio del deporte (Medina y Sánchez, 2003), pero lo cierto es que se echaba de menos una obra como ésta, claramente centrada en las bases teóricas de la disciplina.

Ricardo Sánchez descifra bien pronto el objetivo de su investigación: «presentar los lineamientos teóricos, los debates epistemológicos, conceptuales y metodológicos desarrollados, en ocasiones de forma transdisciplinar, por la teoría social en general, y aplicados por la antropología en particular, al estudio del deporte» (p. 17). Ello implica «indagar en el papel de la actividad física y el deporte como aparato transmisor de valores, medio de integración e inclusión social, así como evaluar su potencial transformador y creativo en la producción de nuevas formas sociales» (ibídem). También en las primeras páginas aclara su concepción del deporte como instrumento para la reproducción o el cambio social y da cuenta de lo que, a su juicio, distingue a la antropología de las demás ciencias sociales, esto es, la preferencia por el método etnográfico, la orientación holística y el recurso a la comparación (p. 20). Para llevar a cabo su plan de trabajo, estructura el libro en cuatro grandes bloques en los que de manera sucesiva examina el desarrollo de la antropología del deporte en España; analiza los avatares de la cultura deportiva en el marco de los procesos de globalización y expansión de la modernidad; examina las perspectivas y debates teóricos que permiten entender el papel del deporte en los procesos de reproducción y cambio social; y expone las diferentes corrientes teóricas que abordan el estudio del cuerpo y el ritual deportivo.

El primer capítulo ofrece, como ya hemos adelantado, un análisis del desarrollo de la antropología del deporte en España en el que se señalan los temas más recurrentes y las orientaciones teóricas y metodológicas de mayor relevancia, así como los autores y escuelas que mayor influencia han tenido en su evolución. No falta en este recorrido un análisis de algunas de las principales contribuciones realizadas durante las tres últimas décadas en los congresos de la Federación de Asociaciones de Antropología del Estado Español (FAAEE), la Asociación Española de Investigación Social Aplicada al Deporte (AEISAD) y la Federación Española de Sociología (FES) —buena parte de las cuales han sido publicadas con posterioridad—, así como una presentación de los números que se han dedicado de manera monográfica al deporte por parte de algunas de las revistas relacionadas con el área de conocimiento e, incluso, una referencia a las tesis doctorales englobadas en el ámbito de la antropología del deporte que se han defendido en los últimos veinticinco años en las universidades españolas. Todo ello configura una amplia radiografía que resultará de imprescindible ayuda y utilidad para cualquier estudioso del deporte desde las ciencias sociales.

El segundo capítulo se dedica al análisis de la difusión y globalización del deporte, así como a su proceso de institucionalización y desarrollo como cultura de la modernidad. El autor argumenta que «el deporte se ha convertido en una metacultura de la modernidad en el sentido de Hannerz (1998)», es decir, «en una representación cultural moderna globalizadora» (p. 36). Tanto es así que nada es hoy en día tan paradigmático de la globalización como el deporte. De este modo, «las representaciones culturales que acompañan al deporte no solo reflejan la modernidad económica, política, social y cultural, sino que, además, una vez corporeizadas y convertidas en conciencia práctica facilitan su interpretación y desarrollo« (ibídem). Ahora bien, «los procesos de expansión de tales representaciones no suponen su mera duplicación, sino que más bien se trata de réplicas abiertas a la transformación» (p. 37) y a la diferencia que ponen de manifiesto la existencia de una gramática profunda o lógica transcultural que, como afirma el autor, podría considerarse como «transludismo global» o patrimonio lúdico de la humanidad. De ahí que el estudio de las culturas deportivas exija el abandono de lo que Ulrich Beck denominó «nacionalismo metodológico» (Beck, 2005) y su sustitución por un enfoque más orientado a promover la adopción de una perspectiva transnacional y multidimensional. Como ejemplo de estos planteamientos, el autor menciona diversos estudios sobre el fútbol, al que define como «ceremonia de la modernidad» o «juego profundo» que «simboliza a la perfección dos aspectos capitales de la sociedad contemporánea: la incertidumbre y la fragilidad de valores y destinos» (p. 40).

El autor plantea a continuación la conveniencia y necesidad de recurrir a la teoría social para obtener elementos conceptuales con los que comprender los mecanismos y procesos que hacen posible la reproducción, transformación e institucionalización de los elementos y las estructuras que conforman la sociedad contemporánea de cara a desentrañar el papel que tiene en ella el deporte como aparato ritual institucionalizado. A ello dedica un extenso, sugerente y bien compuesto tercer capítulo que no solo muestra el amplio horizonte conceptual del autor, sino también su extraordinaria capacidad para integrar los más variados desarrollos de la teoría social en el análisis e interpretación del deporte contemporáneo. El capítulo comienza con una presentación de lo que denomina las teorías desde el sistema, entre las cuales incluye el funcionalismo, el estructural-funcionalismo, las teorías del conflicto, las teorías feministas, la teoría de sistemas, el materialismo cultural y la teoría ecosistémica. En segundo lugar, se detiene en las teorías desde el sujeto, donde incluye el neoutilitarismo, la teoría de la elección racional, el pragmatismo, el interaccionismo simbólico, la fenomenología y la etnometodología. A continuación, se refiere a los planteamientos que tratan de superar la dicotomía entre individuo y sistema: por un lado, aquellos que han evolucionado desde teorías del sistema, entre las cuales incluye el figuracionismo, el funcionalismo estructural, el constructivismo estructural y la teoría de la estructuración; y, por otro lado, aquellos que parten de epistemologías cercanas al individualismo metodológico, donde incluye el enfoque dramatúrgico, la etnometodología, la sociología cognitiva, la teoría de las normas sociales y la microsociología. El resto del capítulo lo dedica a la teoría de la creatividad de la acción y a otros planteamientos más recientes, pero no menos interesantes. Al margen de la claridad y la coherencia expositiva, debe destacarse que la exposición de la mayoría de los planteamientos se acompaña de ejemplos e investigaciones en los que se analizan las más variadas manifestaciones del deporte contemporáneo desde la perspectiva teórica correspondiente. Así, por ejemplo, al presentar el funcionalismo se mencionan estudios en los que se concluye que los gimnasios se han convertido en los nuevos templos del cuerpo, de los que los usuarios salen con una sensación de iluminación y equilibrio corporal, tal y como sucedía en los rituales religiosos tradicionales (p. 50); al presentar el interaccionismo simbólico se explica cómo ha sido usado este enfoque para mostrar el deporte como un mundo vital construido socialmente, de gran importancia en la formación de la identidad individual y colectiva de los deportistas de elite (p. 65); y al exponer la teoría de la elección racional se pone de manifiesto que la actividad físico-deportiva en el ámbito del ocio responde a una decisión de carácter instrumental con la que se buscan beneficios como el mantenimiento y la mejora de la salud, la forma física, la imagen personal o el bienestar psicológico (p. 61).

Una vez examinado el potencial heurístico de la teoría social en el análisis del papel de deporte en los procesos de reproducción social, el último capítulo del libro se centra en el examen de cómo estos se materializan en la corporalidad contemporánea, así como en la praxis del ritual deportivo. Se parte de la consideración del cuerpo como el marco individualizado natural donde queda marcada la estructura social y se constata la existencia de un abigarrado universo simbólico de representaciones y modelos corporales que dificultan la construcción de un modelo uniforme, si bien se apunta la existencia de un modelo hegemónico que presiona a todos por igual en lo que a la optimización del cuerpo se refiere. Todo ello constata la progresiva sustitución del «cuerpo destino» de las sociedades tradicionales a los «cuerpo decisión» de las sociales del riesgo, tal como simbolizan prácticas físicas como el crossfit o el street workout. Por otro lado, como el autor señala muy oportunamente, las implicaciones de la mencionada transformación se amplían de manera extraordinaria con la extensión de las biotecnologías y la consiguiente multiplicación de los riesgos del biopoder en la construcción social de los cuerpos. No obstante, en la exposición también se ponen de manifiesto las posibles mejoras que esos desarrollos tecnológicos pueden aportar al deporte, especialmente en lo que se refiere a la ampliación de las culturas y las identidades deportivas. A continuación, el capítulo se adentra en el análisis del deporte como ritual simbólico: se revisan sus principales conceptualizaciones, se propone una clasificación de los diferentes tipos de ritual y se destacan los rasgos y características que hacen del mismo un potente instrumento de inclusión social, integración funcional y reproducción social. El capítulo concluye con la constatación de la necesidad, simbólica y ritual de un desarrollo de la multiplicidad deportiva que acompañe a la pluralidad de lógicas de vida de una sociedad compleja.

Antropología del Deporte-Lineamientos teóricos revela la extraordinaria importancia del deporte como «mecanismo ritual y simbólico para la integración y la reproducción de una sociedad problematizada, fragmentada y en riesgo, que se presenta con graves riesgos de articulación simbólica» (p. 115). El autor muestra que el deporte aparece ligado a los mecanismos de modernización económica, social y cultural y que la construcción de la corporalidad moderna —instaurada en la incorporación de esquemas simbólicos de la modernidad a través del ritual deportivo— facilita la integración del resto de estructuras dominantes en los subsis­te­mas sociales. La fuerza simbólica del deporte como sentido práctico incorporado «lo convierte en un espacio social único para la reproducción creativa de identidades colectivas» (p. 116). «Con todo, en las sociedades occidentales contemporáneas la integración social siempre es laxa y la inclusión social en un determinado subsistema social no garantiza su inclusión en otros», lo que «condiciona la extensión de los beneficios sociales que puede tener una práctica deportiva en la medida que no siempre habrá transferencia de competencias entre los distintos campos sociales» (ibídem).

Antropología del Deporte-Lineamientos teóricos es una valiosa contribución a las ciencias sociales del deporte por varias razones. En primer lugar, porque se trata de una bien elaborada y escrita monografía que se adentra en el complejo ámbito de la teoría social para extraer de ella aquellos elementos conceptuales que pueden proporcionar una mejor comprensión del papel del deporte como vía de transmisión de valores, como mecanismo de integración social o como dispositivo de producción de nuevas formas sociales. Esta tarea permanecía inédita en España, al contrario que en el ámbito anglosajón, no solo en el campo de la antropología sino también en el más amplio de las ciencias sociales del deporte. En segundo lugar, porque el autor desarrolla su plan de trabajo de un modo transdisciplinar, prestando una amplia atención a las interrelaciones de la antropología con el resto de las ciencias sociales aplicadas al deporte. Este enfoque resulta plenamente oportuno habida cuenta del carácter cada vez más complejo de las manifestaciones deportivas, así como la creciente dificultad de trazar los límites de esas ciencias sociales que tienen por objeto el estudio del deporte en toda su complejidad. En tercer lugar, porque pese al carácter marcadamente teórico al que responde el libro, su autor ha sido capaz de construir un sólido relato en el que, además de quedar perfectamente ensamblada la literatura especializada sobre el tema, se incluyen numerosos ejemplos de estudios e investigaciones que muestran no solo el amplio conocimiento que el autor atesora de la investigación social aplicada al deporte, sino también el insustituible papel de la teoría como guía de la investigación. Todo ello hace de esta obra una publicación de gran relevancia científica tanto para los antropólogos del deporte como para todos aquellos especialistas e investigadores que nos dedicamos al estudio del deporte desde el más amplio campo de las ciencias sociales.

Referencias bibliográficas

Acuña, A. (1994). Fundamentos socioculturales de la motricidad humana y el deporte. Granada: Universidad de Granada.

Blanchard, K., y Cheska, A. T. (1986). Antropología del Deporte. Barcelona: Bellaterra.

Beck, U. (2005). La mirada cosmopolita o la guerra es la paz. Barcelona: Paidós.

González Alcantud, J. A. (1993). Tractatus ludorum. Una antropología del juego. Barcelona: Anthropos.

Hannerz, U. (1998). Conexiones transnacionales. Cultura, gente y lugares. Madrid: Cátedra.

Hernández, M. (2003). Antropología del Deporte en España. Desde sus primeros testimonios hasta la edad moderna. Madrid: Esteban Sanz.

Medina, X., y Sánchez, R. (2003). Culturas en juego. Una antropología del deporte en España. Barcelona: Icaria.

Moreno, C. (1992). Juegos y deportes tradicionales en España. Madrid: Alianza Editorial.

Pastor, J. L. (2000). Fragmentos para una antropología de la actividad física. Barcelona: Paidotribo.