Karlos Santamaria eta haren idazlanak

 

Lecci贸n II. El ideal hist贸rico concreto

 

    En la lecci贸n primera hemos visto que un sistema pol铆tico no puede considerarse nunca acabado o perfecto. El ideal pol铆tico debe concebirse m谩s bien que como una estructura permanente, como una l铆nea de movimiento, en cada uno de cuyos puntos se establece un equilibrio din谩mico entre las esencias y la realidad contingente. Los principios inmutables de la Moral y del Derecho, se realizan de modo anal贸gico en las distintas 茅pocas o ciclos hist贸ricos. Esto es lo que pudiera llamarse una concepci贸n peregrinal de la Ciudad.

    Maritain fundamenta su teor铆a del ideal hist贸rico concreto en la noci贸n de analog铆a de proporci贸n. Se dice que un concepto se realiza un铆vocamente en varios seres cuando en todos ellos se entiende de la misma manera. (Ej. Concepto hombre en Juan y Pedro). Un nombre equ铆voco representa, en cambio, conceptos distintos. (Ej. Balanza como constelaci贸n y como instrumento). finalmente en la analog铆a de proporci贸n se trata de conceptos an谩logos que se realizan en diversos seres con una unidad de proporcionalidad: en un principio puede creerse que se trata de un concepto un铆voco, pero un an谩lisis m谩s cuidadoso demuestra que se trata de conceptos an谩logos y que se realizan proporcionalmente. (Ej. El conocimiento sensitivo y el intelectivo). Esta distinci贸n es sutil, pero dif铆cil. Tiene gran importancia en la concepci贸n maritainiana de la Nueva Cristiandad.

    Maritain piensa que en la aplicaci贸n de los principios morales a la pol铆tica pueden cometerse dos errores opuestos: univocidad y equivocidad. El primero consiste en suponer que los principios se realizan un铆vocamente en todas las circunstancias o climas hist贸ricos. La tesis constituir铆a, seg煤n 茅stos, una estructura ideal, permanente, en la que los principios encontrar铆an su plena realizaci贸n de la misma manera en todas las 茅pocas. Ahora bien, como quiera que la tesis as铆 concebida es irrealizable, al menos en toda su extensi贸n, caemos en la hip贸tesis, es decir, en la equivocidad, en el oportunismo. Bajo un cielo estrellado de alt铆simos y arm贸nicos principios, nos encontramos, pues, con un mundo abandonado a la mudable y m铆sera realidad.

    El Ideal Hist贸rico concreto es la concepci贸n ideal para un clima o cielo hist贸rico determinado: en 茅l encarnan los principios inmutables, pero no de un modo un铆voco sino anal贸gico con analog铆a de proporci贸n. El ideal hist贸rico es, pues, como un limite al que tiende cada civilizaci贸n y en el que se encuentran armonizados del modo m谩s perfecto posible lo esencial y lo existencial.

    En la tesis se encuentra, pues, al m谩ximo absoluto de bien, en tanto que en el ideal hist贸rico concreto, se halla el m谩ximo de bien relativo a un cielo hist贸rico concreto.

    El Ideal Hist贸rico concreto de una 茅poca es como un mito en sentido soreliano, como un objetivo que se puede fijar, sin caer en la utop铆a, a una determinada 茅poca hist贸rica. Es, pues, un ideal, pero un ideal realizable, no un ideal irrealizable como la tesis absoluta o como la utop铆a.

    Pretende Maritain restablecer la noci贸n de ideal en un sentido correcto. Una concepci贸n correcta del ideal est谩 muy lejos de caer en el idealismo de la misma manera que una concepci贸n correcta de la raz贸n no conduce al racionalismo ni una concepci贸n correcta de la materia al materialismo.

    Debemos preguntarnos, pues, hasta qu茅 punto puede el hombre modelar la Historia. El marxismo, al menos te贸ricamente, niega la posibilidad de que el hombre imprima direcci贸n al proceso hist贸rico. El error contrario consiste en creer que este proceso sea enteramente d煤ctil entre las manos del hombre: tiene, al contrario, su propia inercia, su propia rigidez. En realidad, el hombre puede imprimir direcci贸n a la historia, pero su acci贸n se combina con el impulso del pasado en una especie de paralelogramo de fuerzas y es por eso mucho m谩s reducida de lo que pudiera creerse. Un sano idealismo debe buscar direcciones viables de acci贸n y de realizaci贸n de los principios.

    No cabe hacer una filosof铆a pol铆tica de lo inmediato: en cierto modo el porvenir inmediato est谩 ya hecho. Resulta m谩s razonable pensar en una acci贸n pol铆tica a largo plazo dentro de un clima o ciclo hist贸rico determinado. Maritain pretende huir a la vez de la miseria del oportunismo y de la ineficacia del idealismo ut贸pico.

    Apliquemos ahora esta teor铆a al ciclo hist贸rico de la Edad Media. Maritain se帽ala cinco caracteres que, a su juicio, representan el ideal hist贸rico concreto de la Edad Media, el modo de realizaci贸n medioeval de un ideal evang茅lico de Ciudad temporal.

    Estos caracteres son los siguientes: 1) Tendencia a una unidad org谩nica m谩xima centrada en la vida de la persona. Esta unidad nace ante todo de un fondo com煤n de creencias, de pensamientos y principios doctrinales. La base de la unidad pol铆tica es, pues, una unidad intelectual y espiritual, filos贸fica y teol贸gica muy grande. No se trata, sin embargo, de una unidad r铆gida y, por decirlo as铆, totalitaria, sino que dentro de ella se reconoce una pluralidad de instituciones y 贸rdenes jur铆dicos, perfectamente acordados: por eso dice Maritain que se trata de una unidad org谩nica. 2) Predominio del papel ministerial de lo temporal. La ciudad temporal es considerada como mera causa instrumental de lo sagrado, al cual sirve como simple medio. Sin dejar de diferenciarse estos dos 贸rdenes, lo que es de Dios y lo que es del C茅sar, el segundo desempe帽a una funci贸n ministerial subordinada al primero y esto de un modo muy acusado y caracter铆stico (brazo secular, cruzadas, etc茅tera). 3) Empleo del aparato temporal para fines espirituales. En una estructura de este tipo el hereje es evidentemente un enemigo del orden social. El ideal hist贸rico medioeval tiende, pues, a la aplicaci贸n de medidas coercitivas, medidas penales externas, y una cierta coacci贸n social en favor de los fines espirituales. El aparato institucional del Estado se halla, pues, al servicio del bien espiritual. Una ciudad temporal —dice Maritain— capaz de condenar a muerte por un crimen de herej铆a da una idea muy elevada de la nobleza de una comunidad humana frente al concepto actual de la sociedad que s贸lo sabe castigar los cr铆menes contra los cuerpos. Sin embargo, los fallos inevitables de todo lo humano hab铆a de conducir este sistema a abusos cada vez m谩s intolerables. 4) Diversidad de razas sociales. 5) Obra com煤n: la edificaci贸n de un imperio de Cristo.

    En el Renacimiento y sobre todo con la Reforma el Ideal medioeval se disuelve. La unidad intelectual y espiritual se rompe. Se produce una reacci贸n absolutista que trata de salvar manu militari los restos de la unidad medioeval. Esta unidad se concentra en cada uno de los Estados. Europa deja de existir como unidad pol铆tica. Sigue manteni茅ndose la primac铆a de lo espiritual sobre lo temporal, pero esto s贸lo en la apariencia: en realidad priva lo temporal sobre lo espiritual y la sociedad parece caer en el vicio de una majestuosa hipocres铆a. Los medios humanos, pol铆ticos o de Estado, van intensific谩ndose cada vez m谩s inflexibles para mantener la unidad externa.

    El camino est谩 preparado para el liberalismo, filosof铆a falsa de la libertad que ya no reconoce l铆mites para la raz贸n ni para la actividad humana.

    El liberalismo acarrea una reacci贸n inevitable. Un nuevo barroco, un nuevo maquiavelismo reforzado por todos los medios t茅cnicos se alza como 煤nico remedio contra los males sociales: es el totalitarismo materialista. Fuertes medios de coacci贸n, y una pedagog铆a ortop茅dica especialmente r铆gida son puestos en juego. Tras el liberalismo anticristiano ten铆a que surgir el absolutismo ateo.

    S贸lo una unidad de Fe superior a la raz贸n que vivifique las actividades intelectuales y afectivas puede asegurar entre los hombres una unidad pol铆tica fundada sobre la fuerza sino sobre el asentimiento interior.

    驴Pero est谩 preparada para ello nuestra 茅poca? 驴Cabe una realizaci贸n de ese g茅nero en nuestro ciclo hist贸rico concreto?

 

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