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Sara Maldonado-Martín y Mikel Tous-Espelosín

Cómo estamos y cómo deberíamos estar: estudio CORTEX-SP

Profesora del Departamento de Educación Física y Deportiva y máster en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, respectivamente

  • Cathedra

Fecha de primera publicación: 04/02/2021

Mikel Tous y Sara Maldonado
Mikel Tous y Sara Maldonado. Foto: Nuria González. UPV/EHU.

Los trastornos psicóticos son enfermedades mentales, normalmente crónicas, que afectan al 1-3 % de la población. Además, la pandemia de la COVID-19 está provocando un incremento de la demanda de servicios de salud mental. El duelo, el ‎aislamiento, la pérdida de ingresos y el miedo están generando o agravando trastornos de salud mental.

Uno de los trastornos mentales más comunes es la esquizofrenia, que suele aparecer a temprana edad y en la mayoría de las personas que lo sufre sigue un curso crónico. Por ello, estas personas suelen vivir 10-20 años menos que la población general, presentando un gran riesgo de morbilidad y mortalidad a causa de eventos cardiovasculares o causas no naturales, principalmente.

En ese sentido, el factor ambiental es clave en el desarrollo de la esquizofrenia, sabiendo que prevalece un ambiente tóxico. Así, se presenta un estilo de vida insano con hábitos de sedentarismo, inactividad física, dieta pobre y tabaquismo. Además, el tratamiento farmacológico se asocia a efectos secundarios graves en este tipo de población.

En la actualidad, el principal tratamiento para la esquizofrenia es el farmacológico, aunque parece resultar efectivo solamente para los síntomas positivos (alucinaciones, delirios...). Por otro lado, parece existir una ausencia de tratamientos efectivos para los síntomas negativos (falta de energía, tristeza…) añadido a la disfunción cognitiva que se presenta en esta enfermedad. Debido a ello, existe una necesidad de aplicar tratamientos no farmacológicos como el ejercicio físico y la rehabilitación cognitiva para mejorar la calidad y esperanza de vida de estas personas.

Dentro del estudio CORTEX-SP (COgnitive Rehabilitation and Training with EXercise for SchizoPhrenia), que se está llevando a cabo en Vitoria-Gasteiz desde el año 2018, dirigido por el Hospital Psiquiátrico de Álava, en colaboración con investigadores e investigadoras del Departamento de Educación Física y Deportiva e integrantes del grupo de investigación GIKAFIT (UPV/EHU) y con la Universidad de Deusto, se ha valorado una muestra poblacional (n=126) diagnosticada con esquizofrenia (DSM-V F20.9) entre 18 y 65 años. El análisis ha determinado algunos marcadores físicos, fisiológicos y bioquímicos que incluyen aspectos claves del estado de salud de estas personas, como la calidad del sueño, estimación del riesgo cardiovascular y capacidad cardiorrespiratoria a través de diferentes métodos, y comparando todo ello con una muestra de población sana.

Los principales hallazgos de este estudio fueron que el grupo de personas con esquizofrenia presentó un perfil físico, fisiológico y bioquímico con mayor riesgo para la salud en comparación con el grupo de personas sanas. Así, tras el análisis de los datos, las personas con esquizofrenia presentaron un perfil con sobrepeso/obesidad; niveles elevados de colesterol de lipoproteína de baja densidad (LDL-C), índice aterogénico, proteína C reactiva y concentración de ácido úrico; niveles bajos en la capacidad cardiorrespiratoria, capacidad ventilatoria y concentraciones de colesterol de lipoproteína de alta densidad (HDL-C); y valores elevadas frecuencia cardíaca en reposo. En consecuencia, el riesgo cardiovascular fue significativamente mayor en las personas diagnosticadas con esquizofrenia en comparación con la muestra sana independientemente del sistema de puntuación elegido. Estos hallazgos resaltan la importancia de la evaluación del riesgo cardiovascular en personas con esquizofrenia para la prevención de enfermedades cardiovasculares en la práctica clínica, así como la inclusión de intervenciones no farmacológicas como el ejercicio físico y/o rehabilitación cognitiva. Citación open access: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0165178120332418

Las recomendaciones generales de actividad física para personas con esquizofrenia no difieren de las de la población general, es decir, un mínimo de 150-300 minutos semanales de ejercicio físico de intensidad moderada-alta o 75-150 minutos de ejercicio físico en intensidad alta-severa, combinado con ejercicios de fuerza. Para un diseño contemporáneo del ejercicio físico es necesario basarse en el principio FITT-PV (frecuencia, intensidad, tiempo, tipo, progresión y variedad), pudiéndose manipular cada uno de ellos para conseguir los mejores efectos.

En el proyecto CORTEX-SP las personas participantes reciben un programa de ejercicio físico concurrente (ejercicio aeróbico interválico y ejercicio de fuerza resistencia) supervisado por educadores físico-deportivos durante cinco meses, tres días por semana. La intervención con ejercicio físico se lleva a cabo en las instalaciones del Centro de Investigación de Actividad Física y Salud cedido a la UPV/EHU desde el ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz.