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Leire Fernández Iñurritegui y Eduardo Herrera

Cien años de Eduardo Chillida, creador de un símbolo para la UPV/EHU

Directores del Grupo de investigación en Diseño Gráfico y Tipografía ‘Letraz’. Facultad de Bellas Artes.

  • Cathedra

Fecha de primera publicación: 11/01/2024

Eduardo Herrera y Leire Fernández
Eduardo Herrera y Leire Fernández | Foto: Mitxi. UPV/EHU.

El 10 de enero de este año Eduardo Chillida habría celebrado el centenario de su nacimiento. Desde la Universidad del País Vasco, queremos que este momento sea una ocasión para impulsar y renovar la memoria de los valores, de la sensibilidad y del legado que ha dejado el artista vasco en nuestra universidad, ya desde su origen.

Debemos remontarnos a 1975. En una entrevista que el escritor y periodista Martín de Ugalde mantuvo con el escultor, pintor y grabador donostiarra, aquel le preguntó si le parecía importante una universidad vasca. En su contestación, el artista dio una buena muestra de las inquietudes que impulsaban una corriente intelectual que recorría en aquellos momentos la sociedad vasca: “Lo más importante. Así como los demás pueblos tienen universidades que dedican el esfuerzo cariñoso de quien está buscando el significado de sus antecedentes culturales, de sus raíces espirituales, que estudia con pasión y con pasión legítima, su lengua, su historia, su prehistoria, su etnografía, su arqueología particular, además de las que tienen significación universal, nuestro pueblo, ejemplo solitario y abandonado de tantas cosas, es también acreedor de esta atención, de esta preocupación elemental. Lo que no entiendo es cómo hoy, cuando estamos llegando al final del siglo XX, cuando el hombre está viajando por el firmamento, puede haber una cultura como la nuestra a la que se le niegan sistemáticamente los medios, el permiso, el derecho, para estudiarlo”. Una desazón que le serviría de estímulo para concebir un símbolo de identidad visual que, en un primer momento, representaría a un extraordinario movimiento de ilusión colectiva para la reivindicación de la universidad vasca.

En 1978, ya establecidos los estatutos de la UPV/EHU, Ramón Martín, el último rector de la ya desaparecida Universidad de Bilbao, expuso a la Junta de Gobierno la necesidad de dotar de un símbolo que reflejara a la nueva universidad. Será en 1981, cuando el entonces rector, Gregorio Monreal, requirió a la Junta de Gobierno el inicio del proceso de creación de un símbolo identificador propio. El 19 de enero de 1982 se decidió encargar a Chillida el diseño del símbolo de identidad de la UPV/EHU. Ante ese encargo, el artista decidió retomar el símbolo que había creado para la campaña reivindicativa de la universidad vasca y donarlo a la UPV/EHU de forma altruista. A propuesta de Gregorio Monreal, se decidió acompañar el símbolo con el lema ‘Eman ta zabal zazu’, en el sentido de “crea (conocimiento) y difúndelo”. Ese lema fue extraído de una estrofa del conocido zortziko ‘Gernikako Arbola’, escrito en el siglo XIX por el poeta y músico popular José María Iparraguirre: “Eman ta zabal zazu / munduan frutua / adoratzen zaitugu / arbola santua”.

El nuevo símbolo se presentó el 19 de abril de 1982. El propio Chillida explicó: “Me pidieron que hiciera un símbolo, y lo hice, que es un árbol. Un árbol y su fruto. Esa es la idea. Eman ta zabal zazu”. Un árbol en color negro, abrazando un espacio en blanco, con el planteamiento de formas dinámicas y constructivas que caracterizan su obra, en las que el rigor geométrico es vencido por una suerte de organicidad que parte del núcleo mismo de la estructura. Una metáfora, el árbol, vinculada con el simbolismo tradicional del Árbol de la Ciencia.

Desde entonces, ese símbolo está presente en todos los soportes de identidad visual corporativa de la UPV/EHU, siendo utilizado también como elemento emblemático de la medalla de oro de la universidad. En octubre de 1984, la UPV/EHU decidió conceder la segunda de esas medallas al propio Chillida, por su participación en la campaña en favor de la universidad vasca y por su contribución a la imagen pública de la UPV/EHU a través de la creación de su símbolo de identidad. En el discurso que el rector Gregorio Monreal pronunció durante la ceremonia de concesión, manifestó: “Quiero que Eduardo Chillida conozca la simpatía y el agradecimiento de los amplios estamentos de nuestra institución y la esperanza que muchos tenemos depositada en la futura relación. Una universidad joven e inarticulada necesita de personalidades señeras y destacadas que tengan capacidad para generar y vertebrar corrientes de pensamiento moral, estético y científico, para crear hábitos de trabajo riguroso. Necesitamos del concurso de personas como Eduardo Chillida para llegar a cumplir el papel que se asigna a la universidad en las sociedades europeas occidentales avanzadas. Esperamos que sea verdad la leyenda del escudo. ‘Eman ta Zabal Zazu’. Ese es el sentido de la concesión de la medalla”.

Después de más de cuarenta años desde su creación, el símbolo de Chillida supone para la UPV/EHU su seña de identidad más importante y, a su vez, un patrimonio artístico con un arraigo común y compartido en nuestro medio sociocultural. Un símbolo que impulsa desde “la identidad” la conexión con soluciones universales e integradoras, como es el caso de toda la obra de Chillida. Un artista que configuró, mediante su trabajo, un lenguaje que afirma en su sobriedad, potencia y reciedumbre, las bases de su léxico plástico, en la cultura diferenciada del medio en el que vivió. Y siempre desde una actitud creadora libre, opuesta a normas condicionantes, regida por el impulso, la espontaneidad y el gesto, con un lenguaje natural, limpio de polvo doctrinario y paja intelectual.