euskaraespañol

DOCTOR EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN Y ORIENTADOR DEL INSTITUTO DE EDUCACIÓN SECUNDARIA BERENGUER DALMAU DE LA COMUNITAT VALENCIANA

Javier Cortés: «Si la forma de enseñar cambia, también tienen que hacerlo los instrumentos de evaluación»

  • Entrevista

Fecha de primera publicación: 26/10/2023

Javier Cortés
Javier Cortés, en un momento de la entrevista realizada por videollamada. | Foto: UPV/EHU.

Javier Cortés de las Heras cuenta con una extensa experiencia en el ámbito de la educación: orientador en el instituto público Berenguer Dalmau y profesor asociado del Máster Universitario en Profesor/a de Educación Secundaria de la Universidad de Valencia reflexionará mañana sobre la ‘Evaluación de competencias en el marco de la LOMLOE’ en las jornadas ‘Las Pruebas de la Educación’ que se celebrarán en la Facultad de Educación de Bilbao de la Universidad del País Vasco.

En poco más de 40 años ha habido ocho leyes educativas, ninguna de ellas ha sido fruto de un gran pacto de Estado educativo y son foco constante de disputas políticas, mediáticas y sociales por los cambios que traen en la promoción de curso, incluso con asignaturas suspendidas, como por las nuevas formas de evaluación más interesadas en la adquisición de competencias, entre otros.

Su blog Revoluación se subtitula “una ventana abierta a la evaluación educativa, orientada a nuevas formas de entenderla”. ¿Cuáles son esas nuevas formas?

Ya llevamos un tiempo con la “nueva” evaluación educativa, diría que desde los cambios curriculares introducidos con el Proceso de Bolonia. Cuando Mario de Miguel de la Universidad de Oviedo hablaba de las competencias a alcanzar, las modalidades y metodologías de enseñanza a implementar y las estrategias de evaluación a utilizar. Si la forma de enseñar cambia, también tienen que cambiar los instrumentos de evaluación. En resumen, yo aquí destacaría tres puntos respecto a la transformación de la evaluación: I. la evaluación formativa, que consiste en evaluar el progreso y los conocimientos del alumno de forma frecuente e Interactiva para incidir en la mejora del proceso de enseñanza y aprendizaje; II. tiene que ser un proceso de participación y transparencia; y III. tiene que haber una alineación entre currículo y evaluación.

 Mañana precisamente reflexionará en la Facultad de Educación de Bilbao en torno a la ‘Evaluación de competencias en el marco de la LOMLOE’. ¿Nos puede adelantar unas líneas de lo que va a tratar ahí? 

Intentaré explicar qué es una competencia, que es la combinación de conocimiento, capacidades y actitudes adecuadas al contexto, y por qué son claves. Las competencias clave son aquéllas que todas las personas precisan para su realización y desarrollo personales, así como para la ciudadanía activa, la inclusión social y el empleo. Y, por consiguiente, cómo concebir así el aprendizaje cambia la forma de evaluar.

«Con la LOMLOE se pretende evaluar la capacidad del alumnado para usar un repertorio de conocimiento y destrezas de forma efectiva y eficiente»

¿Cree usted que la conocida como ley Celaá o LOMLOE, vigente desde el año 2020, ha traído mejoras significativas respecto al antiguo modelo (LOMCE)? 

Sí. Le voy a poner un ejemplo gráfico: Cambio en criterios de evaluación de Biología y Geología en 4º de ESO:

LOMCE: Determinar las analogías y diferencias en la estructura de las células procariotas y eucariotas, interpretando las relaciones evolutivas entre ellas.

LOMLOE: Resolver cuestiones y profundizar en aspectos biológicos y geológicos localizando, seleccionando, organizando y analizando críticamente la información de distintas fuentes y citándolas con respeto por la propiedad intelectual.

Las diferencias son sensibles, con la LOMLOE se pretende evaluar la capacidad del alumnado para usar un repertorio de conocimiento y destrezas de forma efectiva y eficiente. Como se ve, el conocimiento no desaparece, como muchos han insinuado. 

Evaluar es un proceso complejo.

Evaluar es un proceso complejo que incluye la identificación, recogida y análisis de información sobre cómo aprende el alumnado, donde se emite un juicio de valor en base a unos criterios prestablecidos para tomar decisiones. No necesariamente se incluye la cuestión de determinar en ese juicio de valor el nivel de logro alcanzado, ni cuantitativa ni cualitativamente, que supone el hecho de calificar. Es decir, la calificación puede formar parte del proceso de evaluación, pero no al revés.

«De 256 medidas por su efectividad sobre el rendimiento del alumnado, la repetición está la 250»

Hay que desmitificar algunos prejuicios sobre la LOMLOE, entiendo. Los críticos a la ley dicen que la LOMLOE establece que en educación primaria sólo se puede repetir en los cursos pares mientras que, en secundaria, con uno o dos suspensos se promociona automáticamente.

En la antigua LOMCE también se podía pasar de curso con dos asignaturas suspendidas, ese no es el debate. Y en Educación Primaria se puede repetir en cursos pares porque hemos vuelto al sistema de ciclos, ya introducido con la LOGSE (1990). Algunas críticas a la ley denotan una concepción punitiva de la educación: el que no quiera aprender, que repita. Para los que siguen defendiendo la repetición de curso como necesaria, trabajos científicos como el de John Hattie ordena 256 medidas por su efectividad sobre el rendimiento de los alumnos. La repetición está la 250 de las 256 medidas (solo delante de quedarse sordo, cambiar de escuela, la depresión, el castigo físico o tener TDAH). 

Resumiendo, en función de los datos que se aportan desde las evidencias científicas, práctica de otros países, en Inglaterra por ejemplo no se repite, y experiencia propia de estos años en el instituto, considero que es mucho más probable que tenga éxito no repetir.

El filósofo y pedagogo José Antonio Marina siempre dice que lo que no se aprende de memoria, no se aprende. ¿Es así?

Al final todo se aprende de memoria, está claro. O mejor dicho, la memoria es parte inherente del aprendizaje. ¿Pero hay que memorizar todo? ¿No es más importante saber aplicar los conocimientos para resolver problemas?

En los últimos 40 años hemos tenido 8 leyes de educación. ¿Cómo afectan los continuos cambios de la ley en el sistema educativo? Para los centros educativos y el profesorado tiene que ser mareante.

Los profesores, la comunidad educativa, se desanima de alguna forma de su compromiso con la educación, al no comprender el porqué de estos vaivenes tan rápidos. Me gustaría que los partidos políticos se pusieran de acuerdo en unos mínimos y tuviésemos unas leyes más participativas, en las que participasen diferentes agentes, como, por ejemplo, sindicatos o profesorado de base. Además de experimentar con los cambios introducidos un tiempo prudencial, y no esperar a que el cambio se dé por decreto. Una transformación, que no reforma, requiere de tiempo de experimentación en el campo de juego.

El profesorado se queja de que el alumnado le ha perdido el respeto. Antes tal vez había casi un respeto ciego a la autoridad, ¿ahora se ha pasado a lo contrario?

No es para tanto. Antes se confundía autoridad con autoritarismo, ahora estamos en otros tiempos. Yo mismo trabajo como docente en un instituto público relativamente grande, 1.600 alumnos y alumnas, y no percibo una falta de respeto generalizada hacia la autoridad. Son otros los problemas que detecto: unas ratios de alumnado muy altas que impiden la personalización del aprendizaje y la aplicación de medidas de inclusión educativa.