En la Facultad de Educación, Filosofia y Antropologia de la Universidad del País Vasco (edificio HEFA II), en Donostia / San Sebastián, se llevaron a cabo dos actividades para recordar la muerte y las pérdidas. Nere Etxezarraga es asesora en duelo y en pedagogía de la muerte y organizó estas actividades junto a dos profesoras de la facultad. Emulando la iniciativa Before I die de Candy Chang, y tal y como se organiza en diferentes localidades en torno al 1 de noviembre, en la entrada de la facultad se instaló una pizarra cedida por la asociación Bidegin, donde el alumnado y el personal de administración y servicios expresaron sus deseos. "La pregunta de la pizarra, Antes de morir quiero… nos recordó de manera ‘ligera’ y ‘cómoda’ que un día vamos a morir. Para ser conscientes de lo que es realmente importante para mí, para alimentar nuestras ilusiones... Fue un acto anónimo pero también público, todos podían leer lo de los demás... Fue bonito ver un rayo del mundo interior de los demás, que normalmente no mostramos. También nos recordó que todos somos parte de una misma comunidad. La pizarra de la facultad parecía un collage y mostró todos los anhelos por igual: tanto las pasiones que el fuego de la juventud provoca como los deseos más sutiles del mundo interior. Sin embargo, siendo un lugar con mucha gente joven, ¡se palpaba la sed de vivencias! ", subrayan las organizadoras de la iniciativa. 

Junto a la pizarra colocaron también un rincón de la memoria, Estás en mi corazón, "un espacio para recordar y honrar a los seres queridos que hemos perdido. Los muertos, pero también las relaciones que han terminado y tantas otras pérdidas: el estatus, la salud, las capacidades, la ilusión... Todos tenemos pérdidas y duelos, y al ver lo de los demás nos damos cuenta hasta qué punto somos iguales. Nuestra vulnerabilidad nos acerca a los demás: el dolor nos hace semejantes. Además, cuando expresamos (aunque sea simbólicamente) una pérdida importante para nosotros, de alguna manera nos ayuda en nuestro duelo, porque le estamos dando un lugar. En este rincón se podía colocar un objeto, dibujo, poema... O simplemente, escribir en un papelito el nombre del ser querido o de la pérdida. Se hizo honor a todos, también a los que no fueron nombrados. La valoración de estas iniciativas ha sido muy positiva y recordad: ¡que todo esto sea para vivir mejor! ", han subrayado.