El Campus de Gipuzkoa de la Universidad del País Vasco acogió el acto de fin de curso del programa IkasLagun del curso 2021/2022, enmarcado a su vez, en la iniciativa Erronkak-Retos, financiada por la Fundación SM.

El programa IkasLagun busca, en última instancia, contribuir a la igualdad de oportunidades educativas del colectivo de niñas, niños y adolescentes bajo la medida de protección del acogimiento residencial. Para ello, desde el curso 2018/2019, alumnado de la UPV/EHU del Campus de Gipuzkoa acude semanalmente a recursos residenciales de protección a ofrecer refuerzo académico a niñas y niños allí atendidos. Actualmente participan 70 alumnas y alumnos de la UPV/EHU y 64 niñas y niños. Cuenta con el apoyo institucional y económico de la UPV/EHU, de la Diputación Foral de Gipuzkoa y de la Fundación SM.

En este acto, las niñas y niños atendidos por la Diputación Foral de Gipuzkoa en el sistema de protección conocieron la universidad de manos de sus IkasLagun de la UPV/EHU. Hasta ahora el recurso de protección era el lugar de encuentro y, en este cierre de fin de curso, han podido conocer los distintos centros del Campus de Gipuzkoa pudiendo, quizás visualizarse aquí en unos años. 

Porrotx, Marimototx, y dos IkasLagun, Amets el jardinero y Lua la violinista, junto con Joana Miguelena y Joxe Garmendia, ambos responsables del programa en la UPV/EHU, les dieron la bienvenida y les guiaron por los pasillos de la Facultad de Educación Filosofía y Antropología.

Tras visitar el centro, recibieron sus diplomas por su esfuerzo, constancia, y lo más importante, porque son los grandes protagonistas del programa en el que cada día intentan superarse.

Durante el acto, el decano de la facultad, Beñat Amenabar, les agradeció a IkasLagun y a las niñas y niños el trabajo realizado y les animó e invitó a formar parte de la comunidad universitaria en el futuro. Asimismo, en la jornada se contó también con representantes del grupo de investigación Garaian de la UPV/EHU y de la Diputación Foral de Gipuzkoa, en concreto de la Sección de Acogimiento Residencial.

Tras la entrega de diplomas, el grupo se desplazó a la plaza Unamuno, donde, una miembro de Ikaslagun, Eneritz, bailó un aurresku mientras el grupo de niñas y niños plantaban un cerezo como recuerdo del acto y del mensaje: ‘no hay que poner límites a nuestros horizontes académicos’.