Nos ha dejado Beatriz. Demasiado pronto, pero luchando hasta el final contra la enfermedad que se la ha llevado. Quienes la hemos conocido durante tantos años sentimos un vacío que llenaremos para siempre con su recuerdo, esa es la ventaja de la memoria.

Otxandio era su lugar de referencia, en tierras altas y limpias, donde nació, desarrolló vínculos vitales, y de donde salió para seguir creciendo hasta convertirse en la maravillosa persona que tuvimos la suerte de disfrutar, compartiendo este placer con la familia que creó y cuidó con devoción.

Sus inquietudes de formación le animaron a desarrollar estudios de Administración de Empresas, aunque cambió ligeramente su rumbo cuando inició su carrera como docente en la, entonces, Escuela Universitaria de Estudios Empresariales de Bilbao, recientemente refundada como Facultad de Economía y Empresa – Sección Elcano; han pasado ya más de tres décadas de ello. Le correspondió entonces hacer suyas, y transmitir al alumnado, asignaturas más propias de la Economía General, como la microeconomía y la macroeconomía, en el ámbito de la Teoría Económica. Por esta razón se animó también a completar el programa de doctorado en Economía Pública de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea, un programa exigente compuesto por materias propias de la Teoría Económica, pero también de la Estadística, la Econometría y la Hacienda Pública, contenidos algunos de ellos que no le eran tan familiares quizá como al resto de sus compañeros y compañeras, dada su formación previa, pero que superó con la brillantez que acostumbraba.

Volcada en la docencia, era extraordinariamente exigente consigo misma, siempre pensando cómo mejorar cada clase, qué nueva diapositiva crear, qué nuevo ejercicio proponer. El alumnado se lo agradecía, estableciendo con ella una relación profundamente cariñosa, cordial y respetuosa, desde la autoridad de la profesora que lo da todo por sus alumnos. Imposible olvidar esas tutorías cargadas de paciencia y empatía, o esas revisiones de exámenes exhaustivas que resolvía con la maestría que le era propia y, lo que es más importante, con la comprensión del alumno o la alumna que se acercaba a ella.

Siempre humilde, no fue fácil convencerle para que asumiera tareas de gestión, pero cuando lo hizo como secretaria académica del departamento de Economía Industrial lo realizó con la dedicación habitual, dejando su sello de calidad pero, sobre todo, trabajando con lealtad y abogando en todo momento por la cohesión y el consenso. Con su habitual sonrisa, hacía la vida más fácil a quienes la rodeaban, envolviendo de humanidad todo lo que hacía. Personas como ella son las que finalmente dejan huella y engrandecen la institución.

Bea, ya no suena música en tu ordenador -clásica normalmente-, ni vas a poder acabar el curso de piano que iniciaste con tanta ilusión en la escuela de Getxo, donde te afincaste con los tuyos, que te guardarán orgullosos para siempre en su corazón, como haremos todos los que tuvimos el privilegio de compartir contigo unos años de nuestra vida.

Juanjo Mijangos

Departamento de Economía Industrial

Facultad de Economía y Empresa. Elcano