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Conversaciones con nuestros premios Euskadi de Literatura

La semana pasada recogieron su galardón Koldo Biguri e Itxaso del Castillo; esta irán de tertulia a la Feria de Durango

  • Entrevista

Fecha de primera publicación: 04/12/2025

Itxaso del Castillo eta Koldo Biguri. | Foto: Irekia

La semana pasada Koldo Biguri e Itxaso del Castillo, docentes de nuetra universidad, recogieron sus respectivos premios Euskadi de Literatura y esta estarán en Durangoko Azoka. El primero ganó el galardón en la categoría de Traducción Literaria al Euskera con la obra Arturoren uhartea. Ume baten oroitzak (Erein eta Igela), y la segunda hizo lo propio en la categoría de Ensayo en Castellano, con una obra publicada por la propia UPV/EHU, titulada Mujeres furiosas. El monstruo femenino en el audiovisual de terror. Durante el largo fin de semana que tenemos por delante, podremos verles  y escucharles en la Feria, en concreto, en las dos tertulias protagonizadas por los y las ganadoras de los premios Euskadi de Literatura: el domingo 7 de diciembre, a las 18:00, Itxaso del Castillo estará con Unai Elorriaga y Karmele Mitxelena en el espacio Talaia-Landakogunea; y al día siguiente, el día 8, a las 13:00 horas, en el mismo lugar, Koldo conversará con Garazi Albizua, Markos Zapiain y Maite Rosende.

Como anticipo, traemos una entrevista elaborada a tres manos, en la que a las preguntas planteadas por Koldo a Itxaso y por Itxaso a Koldo hemos sumado las nuestras.

Itxaso del Castillo: «El objetivo del monstruo es que nos preguntemos qué es lo que está en crisis»

¿Cuándo y cómo te aficionaste a las películas de terror?

La verdad es que nunca he sido superaficionada. De todos modos, mi película favorita es El resplandor, de Kubrick.  La vi con diez años y me pareció una fantasía, en el sentido de emocionante, una película de aventuras muy especial. Luego, cuando empecé con la investigación, volví a las películas de terror, empecé a investigar si era un género para mujeres. Primero busqué mujeres directoras de este género, pero luego, observando el contenido, encontré algo curioso: desde el año 2000 se han multiplicado los monstruos femeninos. Entonces empecé a analizar las películas y me aficioné cada vez más, porque hay películas de gran calidad y profundidad.

-¿Cómo definirías a los monstruos?

Los monstruos no son reales, pero ¿cómo son? Nosferatu podría ser un vampiro, o el Drácula aristocrático, elegante y sofisticado de Universal, o una vampiresa, sexualmente muy llamativa. El monstruo es un artefacto cultural al que se adjudica un cuerpo en cada época, en función de los miedos, las inquietudes, los conflictos o las crisis de la sociedad. Por ejemplo, antes de Drácula de Bram Stoker teníamos ya una vampiresa lesbiana, la del libro Carmilla de Le Fanu, de 1872. Este monstruo surge para hacer frente al nuevo movimiento de las mujeres para salir del patriarcado. Por otra parte, los monstruos actúan como guardias, guardando o frenando un mundo desconocido; sin embargo, al mismo tiempo nos dicen con su presencia que hay otro mundo posible. Es decir, los monstruos tienen una semilla para el cambio. También esconden una paradoja (son guardias, pero al mismo tiempo hacen referencia a otro mundo; son atractivos y terroríficos…) y se adentran en un tercer término: no están vivos ni muertos, no son mujeres ni hombres, no son animales ni personas… y eso siempre cuestiona el sistema. Por último, vuelven una y otra vez; por ejemplo, Nosferatu salió hace cien años en el cine y ha regresado de nuevo. Hay que recordar que la palabra monstruo proviene del latín monere, que significa informar, mostrar. Entonces, ¿qué nos enseña el monstruo? “Los monstruos con su presencia nos preguntan por qué han sido creados”, dice Cohen. Y ese es el objetivo del monstruo, preguntarnos qué hay aquí en crisis.

-¿Son muy diferentes los monstruos femeninos y los masculinos?

Hasta ahora los monstruos femeninos han sido sexualmente atractivos: la sirena, la vampiresa... pero también terroríficos, su belleza se come a los hombres (el mito de la Mantis religiosa, la vagina dentata...). Hoy en día no es así, y ese ha sido el eje de mi tesis, el ‘monstruoso femenino’ que decía Barbara Creed: ¿Cómo puede ser el sexo placer pero al mismo tiempo maternidad? Los monstruos femeninos responden a otras preguntas. Desde el punto de vista de la violencia o del poder, los monstruos masculinos y femeninos son iguales. Lo que los diferencia es la relación con el cuerpo. Las metamorfosis o los cambios son más evidentes en el caso de los monstruos femeninos y se asocian con la corporalidad; por ejemplo, con la menstruación. Por lo tanto, los monstruos femeninos hacen referencia a las experiencias corporales de la feminidad.

-Si antes todos los monstruos eran masculinos, ¿por qué en el siglo XXI son femeninos?

En un mundo cada vez más virtual, el cuerpo se ha convertido en un obstáculo, algo incómodo que hay que controlar. El cuerpo está en crisis. Es por eso por lo que se vuelve natural que los monstruos sean mujeres. El cuerpo de la mujer es más corporal y siempre hemos tenido que controlarlo: las dietas, la depilación… Además, hay otra cosa con nuestro cuerpo: el sexismo o la sexualización. Por ejemplo, según el pecho que tengamos, las miradas serán de una u otra manera. La mirada de los demás nos recuerda que somos sexuales. Esta sexualización no nos permite ser iguales a los hombres, o ser valoradas por nuestra forma de ser o por nuestra personalidad. Por otra parte, nuestro cuerpo, a diferencia del de los hombres, siempre nos recuerda que somos animales. Es decir, no podemos olvidar que tenemos la menstruación; la maternidad nos dice que somos mamíferos. Los hombres pueden olvidar que son un cuerpo; las mujeres, no. Por eso, en esta crisis corporal la mujer aparece como símbolo, como un cuerpo cultural.

-¿Se ha producido también un cambio similar en el público de las películas de terror?

La mujer siempre ha sido aficionada a este género. En esto hay un prejuicio o una falta de contraste, es decir, siempre se ha pensado que el público era joven y masculino, y eso nunca ha sido cierto. Es más, en el siglo XIX el género del terror no se tomaba muy en serio, era un entretenimiento bajo y emocional, sobre todo para las personas muy emocionales, que son mujeres. Luego se empezó a pensar que las mujeres se asustaban demasiado y que quienes realmente disfrutaban de esas emociones eran los hombres. Pero eso nunca ha sido cierto. Con el cambio de siglo, algunos estudios descubrieron que, en la década de 1930, más de la mitad del público de Universal Pictures eran mujeres. Hoy sabemos que las mujeres son tan aficionadas a este género como los hombres y que en algunos subgéneros, más que ellos.

-Como docente, ¿cuál crees que es la enseñanza más importante que debe ofrecerles la universidad a las personas que quieren dedicarse al cine?

Confianza en sí mismas. Hoy en día hacer cine no es superbarato, pero cada vez es más fácil tecnológicamente, se puede hacer una película con el móvil. Podemos decir que existe una democratización en la tecnología. Por lo tanto, lo que nos puede diferenciar es la mirada. Además, el cine es una carrera de fondo. Por eso, considero que debemos confiar mucho en nuestras posibilidades y en nuestra mirada. Al final, ¿quién ha hecho algo en el cine en Euskadi? Las personas que han confiado en sí mismas. Es mejor tener demasiada confianza que poca. Y también es muy importante conseguir aliados, formar un equipo, porque nos ayudamos mutuamente a sobrevivir en esta carrera de fondo.

Koldo Biguri: «Leer traducciones significa disfrutar de una opción que no han tenido las generaciones anteriores»

-¿Cómo empezaste a traducir literatura?

Siempre he sido aficionado a la literatura y de joven llegué a escribir algunos cuentos, e incluso gané los premios Ignacio Aldecoa (en dos ocasiones) y Ciudad de San Sebastián. Luego, sin embargo, orienté mi vida laboral hacia la traducción y quise fusionar ambos ámbitos traduciendo literatura.

-¿Por qué desde el italiano?

Porque el italiano es el idioma extranjero que mejor domino y porque amo la cultura italiana; también anduve impartiendo clases en un curso en una universidad de Nápoles, y conozco bastante bien la literatura italiana.

-¿Ha sido "Arturoren uhartea" de Elsa Morante la traducción más difícil que has hecho?

No, probablemente la más difícil haya sido ’Gattopardo", de Tomasi di Lampedusa, porque cuenta una historia que está muy alejada del mundo tradicional del euskera. La novela narra las peripecias de una familia noble siciliana del siglo XIX en la lengua propia de esa clase social. El euskera nunca ha tenido una variante de ese tipo, y, sin embargo, el traductor debe intentar utilizar un lenguaje verosímil, pero que a la vez resulte comprensible para quien lea la obra en euskera.

-¿A la hora de traducir a euskera, tienes en cuenta las traducciones a otros idiomas?

Por experiencia, siempre es conveniente consultar las traducciones a otros idiomas, para saber cómo se han resuelto algunos problemas concretos, ya que eso te puede ayudar a encontrar la forma más adecuada de traducir. En el caso de esta obra, he consultado más de una vez las traducciones al español, al francés, al inglés y al portugués.

-¿Si Elsa Morante estuviera viva, qué duda quisieras que te aclarara?

Si Elsa Morante estuviera viva, hablaría con ella de Procida, que es como se llama la isla de Arturo, y yo la conozco bien porque he estado allí varias veces; de hecho, hace 25 años había allí una casa para traductores literarios y allí he hecho y corregido algunas de mis traducciones.

-¿Qué le dirías al público para que se animase a leer el libro de Elsa Morante? ¿Y por qué debería leerlo en euskera?

Es un libro que narra las relaciones internas de una familia, sin utilizar grandes historias, pero con un lenguaje culto y un nivel literario excelente. Se trata de un libro y de una traducción para quienes saben disfrutar de un lenguaje literario cultivado; para quienes desconocen el idioma original, es mejor poder disfrutar de la obra en euskera, porque significa que tenemos una opción que no han tenido las generaciones anteriores.

-¿Qué recomiendas a tu alumnado para su futura labor traductora?

Que conozcan y cultiven lo mejor posible las lenguas de trabajo y sus culturas, que sean exigentes consigo mismos y que tengan pasión por hacer su trabajo lo mejor posible.