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Eneko Knörr, emprendedor y business angel

«El espíritu emprendedor vasco, del que tanto se habla, se perdió en algún momento»

  • Interview

First publication date: 09/02/2018

Eneko Knörr
Eneko Knörr. Foto: UPV/EHU.

Tiene la clave para multiplicar sus inversiones de forma exponencial y un olfato de sabueso para detectar un buen negocio antes de que comience a dar sus primeros pasos. Eneko Knörr es uno de los business angel (pequeños inversores que se involucran en nuevos proyectos empresariales en su fase inicial) más reconocidos a escala internacional, además es fundador de Angelclub (club de inversiones de startups), pero, sobre todo, es un emprendedor que se graduó en la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea. Aprovechando que ha regresado a las aulas donde estudió para ofrecer una conferencia sobre su trayectoria, organizada por Enpresa Institutua dentro del ciclo dedicado a sus másteres, hemos hablado con él sobre los secretos de su profesión.

“En mis charlas hablo de una historia de emprendimiento, me gusta animar a emprender, porque sigue siendo una asignatura pendiente, hay poca gente que quiera montar su propia empresa y es que es un camino muy duro”, advierte este alavés, nacido en el seno de una familia con amplia tradición emprendedora.

¿Qué tiene que tener un emprendedor? ¿Qué características cree que son fundamentales?

Capacidad de trabajo, ambición, saber superar rápido los malos momentos que, lamentablemente, hay muchos cuando se emprende...

¿Y un business angel? ¿Cómo tiene que ser?

Normalmente, la figura del business angel es una persona que ha sido emprendedora a la que le ha ido bien e invierte en startups (empresas que empiezan y que cuentan con posibilidades de crecimiento). Hay una parte que te empuja a tratar de ayudar a gente que está como podías estar tú al principio y otra que está enfocada a invertir en proyectos que puedan ser rentables, por supuesto.

Como rentable fue el caso de la web de reventa de entradas Ticketbis: Eneko Knörr invirtió en el proyecto en su fase inicial y, posteriormente, se vendió a eBay multiplicando los beneficios de manera considerable. ¿Cómo se consigue multiplicar por 40 una inversión?

Hay algo bastante determinante que es suerte (sonríe). Pero luego, lo más importante a la hora de invertir en startups es encontrar los proyectos buenos, tienes que conseguir que los proyectos buenos vengan a ti primero, porque, si no te conoce nadie, te van a llegar los que han ido a donde otros no sé cuantos que han pasado de ellos y, digamos, que esos son los rebotados. Tienes que estar en todos los sitios y conocer a mucha gente para que te vengan los proyectos interesantes, esa es la clave.

¿Qué criterios utiliza para que le lleguen esos proyectos? ¿Cómo selecciona o discrimina los buenos de los malos?

Pues suelo invertir en fases muy tempranas en las que no hay datos para asegurar los resultados, quiero decir que si me embarcase más adelante podría basarme en si la facturación está creciendo o no, pero muchas veces la gente no tiene ni el producto en la calle, por lo que no tengo datos que demuestren nada. Por eso, es muy importante el equipo que lidera el proyecto. Cuando hablas con un emprendedor tienes que tener la sensación, no es nada objetivo, muchas veces es solo la sensación, de que el tío lo va a hacer bien, que lo va a conseguir, te tiene que dar, en definitiva, “buen rollo”.

¿Más que cabeza es corazón entonces?

Ahí hay bastante corazón, porque es una especie de sensación y, luego, también cabeza, porque te basas en el equipo: igual es gente que ya tiene experiencia emprendiendo, o gente que conoce el mercado en el que se está metiendo o un equipo muy compensado con muchos conocimientos... Esos son datos más objetivos.

Esa combinación de cabeza y corazón le ha llevado a ser considerado el mejor business angel del Estado a nivel internacional. Entre los éxitos que ha cosechado, ¿de qué proyecto se siente más orgulloso?

Pues en el año 2000 monté una empresa de hosting, alojamiento web, que se llamaba Hostalia, y nos fue muy bien. Se convirtió en una de las principales del sector en el Estado y, luego, nos la compró la número dos, que ahora es parte de Telefónica.

Hemos hablado de sus éxitos, pero en su carrera también habrá tenido fracasos. ¿Cuáles han sido los errores que le han marcado? Esos momentos en los que ha dicho: me arrepiento de esto, tenía que haber invertido en eso o, todo lo contrario, no tenía que haber invertido en eso otro…

Pues sí, se me han escapado algunas cosas. Entre otras, por ejemplo, una empresa de unos amigos a los que conocía de hacía tiempo y que tenía muy cerca y no invertí, pero es que tampoco me dedico a eso como profesión y, entonces, es normal; tampoco puedo estar invirtiendo en todo lo que se me pone por delante. Y entre los fracasos, uno realmente frustrante fue el de una de mis últimas startups, con la que estuve en Silicon Valley, puesto que al final, después de un gran esfuerzo, por distintos motivos, fracasó y ese fue un aprendizaje bastante duro. El mercado no nos acompañó, apostamos por una tecnología que no llegó a hacerse famosa y, luego, también tuvimos una propuesta de inversión de un grupo chino con el que estuvimos muchísimo tiempo y, al final, en el último momento, se echaron para atrás y eso nos destrozó. Ahí hubo mala suerte también.

A pesar de todo eso, ¿anima al alumnado de empresariales a emprender, a iniciar un camino como el suyo?

Sí, sí, por supuesto, eso es lo que intento, intento inculcar el espíritu emprendedor en mis conferencias. Siempre se suele decir que los vascos hemos sido muy emprendedores, que teníamos un espíritu emprendedor y yo creo que, no sé en qué momento, en qué generación, ese espíritu se perdió. Ahora, como en general, está cambiando un poco la cosa, porque el ser emprendedor es más "guay", parece que está mejor visto, pero hace 10 años, tú le decías a alguien que ibas a emprender, que ibas a montar algo (porque emprender es una palabra bastante nueva) y te decían que estabas loco. No tenías el apoyo de tus amigos, que igual se reían de ti, ni el de tu familia.

¿Y cree que la crisis puede tener algo que ver en que ahora el emprendizaje se vea de otra manera?

No veo al emprender como una solución a la crisis o al paro. De hecho, creo que es un error plantear “venga, ahora como hay tantos miles de parados, todo el mundo a emprender”. No todo el mundo vale para emprender, no todo el mundo está preparado, no es para cualquiera. En las charlas, si cuento mi experiencia de éxitos y fracasos gordísimos, es porque quiero que se vea lo duro que es, porque a veces es muy duro. La gente no se da cuenta de que vas a pasar momentos tan malos que igual no te merece la pena. Si es que, al final, la estadística va en contra del emprendedor y, aun así, emprendemos.