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Amaia Arruabarrena: «Investigar no es un camino fácil, pero las pocas satisfacciones compensan todas las dificultades»

La investigadora Ikerbasque y Ramón y Cajal en la EHU ha sido reconocida en la categoría de Starting de los premios del Gobierno Vasco e Ikerbasque a las científicas destacadas

  • Entrevista

Fecha de primera publicación: 26/06/2025

Amaia Arruabarrena, doctora en Biología Molecular y Biomedicina
Amaia Arruabarrena, doctora en Biología Molecular y Biomedicina | Foto: Laura López. EHU

La investigadora Ikerbasque y Ramón y Cajal en la Universidad del País Vasco Amaia Arruabarrena-Aristorena ha recibido uno de los reconocimientos que cada año el Gobierno Vasco e Ikerbasque otorgan a tres mujeres que desarrollan su labor investigadora en el País Vasco. Arruabarrena lo ha obtenido en la categoría de Starting, por su contribución destacada como joven investigadora.

Amaia Arruabarrena-Aristorena (Donostia, 1987) se doctoró en Biología Molecular y Biomedicina en la Universidad del País Vasco en 2016. Tras doctorarse se trasladó a Nueva York para trabajar en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center (MSKCC), un centro puntero en la investigación contra el cáncer. En 2020 regresó al País Vasco para incorporarse al laboratorio de Señalización Celular del Cáncer y Metabolismo (CIC bioGUNE), financiada por una beca Juan de la Cierva Incorporación. En 2021 fue reconocida como Ikerbasque Research Fellow, y en 2022, como Junior leader La Caixa Retaining, y Ramon y Cajal. En 2023 se estableció como investigadora principal en la EHU, donde estudia la conexión entre el metabolismo y la regulación epigenética en el cáncer de mama, y ese mismo año recibió el Premio L’Oreal-Unesco.

¿Por qué decides centrarte en la investigación del cáncer de mama?

Como mujer, siempre me había llamado la atención. Sin embargo, el laboratorio donde realicé mi doctorado se enfocaba en el cáncer de próstata, un tipo de cáncer hormono-dependiente, pero como el grupo me gustó, no le di tanta importancia al tema en concreto. Cuando empecé a buscar un laboratorio para realizar el posdoctorado decidí cambiar de campo, y estudiar el cáncer de mama, otro tipo de cáncer hormono-dependiente, que estaba más en línea con mi interés.

¿Cuáles han sido los principales hallazgos o contribuciones de tu trabajo?

Durante mi doctorado describimos una vía metabólica, es decir, una serie de reacciones químicas que ocurren dentro de las células para transformar sustancias y construir nuevos componentes, que se ve alterada en el desarrollo del cáncer de próstata. Durante mi posdoc, en cambio, me centré más en estudiar mutaciones que afectaban a un factor de transcripción en concreto, es decir, a uno de los interruptores moleculares que controlan la actividad de los genes. Este estudio nos llevó a describir que las pacientes que tenían unas ciertas mutaciones desarrollaban resistencia al primer tratamiento que se les suele dar: la terapia con inhibidores de aromatasas.

Hoy en día en nuestro laboratorio trabajamos para entender en profundidad la conexión entre el metabolismo nuclear, una serie de reacciones químicas que ocurren también dentro del núcleo de las células para transformar sustancias, y la regulación epigenética, que regula la actividad de los genes sin modificar su secuencia, es decir, su mensaje.

¿Cómo ha influido tu experiencia internacional (por ejemplo, en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York) en tu forma de investigar?

Ha tenido mucho impacto, por un lado, en mi currículum, pues me ha ayudado a conseguir ayudas como la Ikerbasque Research Fellow o la Ramón y Cajal, que me han permitido independizarme como investigadora para desarrollar mi propia línea de investigación.

En cuanto a la forma de investigar, el posdoctorado es una etapa que te ayuda a madurar como investigador. En mi caso, en concreto, el realizarlo en un centro como el MSKCC, rodeada de grandes científicos/as y clínicos, me enseñó a pensar en los proyectos de una forma más global, a cuestionarme la relevancia de mis preguntas y a no perder de vista el objetivo final que son las pacientes de cáncer.

¿Qué retos has enfrentado al montar tu propio laboratorio y formar un equipo de investigación?

Lo más difícil es aprender a hacer un trabajo para el que nadie te prepara, que implica gestionar partidas presupuestarias, gestión de personal y muchísima burocracia, mientras seguimos haciendo nuestro trabajo que es investigar.

Por otra parte, una de las mayores dificultades, de la que no era consciente, es el reclutamiento de personal. Cada vez hay menos gente joven interesada en la investigación, una profesión muy vocacional, y muy mal valorada. Y esto junto con la competitividad de la ciencia complica mucho encontrar a gente para el laboratorio.

¿Qué le dirías a las jóvenes que están pensando en dedicarse a la ciencia?

Qué si realmente les motiva y tienen curiosidad lo intenten, porque son capaces. Que no es un camino fácil, por las muchas frustraciones y pocas gratificaciones que conlleva, pero que estas últimas compensan todas las complicaciones. Y que la investigación también tiene aspectos positivos, como las muchas oportunidades de viajar o la flexibilidad de horario.