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Filosofiako mintegi irekia. Garazi Pascual : Forzar lo frágil.

Maiatzaren 16an, Garazi Pascual izango dugu filosofia mintegi irekian, "Forzar lo frágil" hitzaldiarekin. Ohiko moduan Batzar Aretoan bilduko gara, eguerdiko ordubatean, eta saioa gaztelaniaz izango da.

 

Forzar lo frágil
Garazi Pascual (Tabakalera)

 

Nadie escapa de la fragilidad. Es indisociable de nuestra condición humana. Desde su nacimiento, el ser humano experimenta su fragilidad natural; y, hasta la muerte, es constitutiva y recordatorio de nuestra finitud. Igualmente, la superación de esta fragilidad ha sido una obsesión constante, todavía presente, en la historia de la humanidad. 

Prometeo, consciente de las carencias humanas, robó el fuego sagrado de Hefesto para dárselo a los seres humanos. El fuego, la τέχνη, fue otorgada a la humanidad para (re)forzar su condición, abandonar su fragilidad y posibilitar su supervivencia. El arte crea una realidad que antes no existía. Este modelo prometeico se trasladó al pensamiento cristiano como divinidad creadora; posteriormente, ya en el Renacimiento, la capacidad divina sería sustituida por el modelo de hombre-creador y el establecimiento de Frankenstein o moderno Prometeo: la capacidad técnica para la creación de seres humanos. La necesidad de dar forma racional a la potencia ex nihilo (en el contexto creacionista) explica las prácticas artísticas, biológicas y políticas que racionalizan e indagan en torno al aprendizaje, plasticidad y maleabilidad sin límites de la condición humana, transmutando su fragilidad en potencia infinita.

Así, la fuerza del ser humano se encuentra en su capacidad técnica, mutada en la idea de neotenia como mecanismo evolutivo. El ser-para-la-muerte se convierte en ser-en-neotenia en el que la mejora de la condición humana y la transformación de la fragilidad llegan a su culmen a través de la tecnología.

Pero, la τέχνη deviene un concepto político: el robo del fuego también proporciona la posibilidad de vivir en comunidad, otorgando fortaleza y estableciendo al ser humano como dominador. Los intentos por superar la fragilidad devienen instrumentos de control y prácticas biopolíticas: el fuego marca el cuerpo político y el singular; las grietas de nuestra humanidad se hacen profundas, la comunidad erosiona y el cuerpo estalla.