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La importancia de la subjetividad, según Bernardo Atxaga

El escritor vasco compartió sus reflexiones sobre el arte con estudiantes de Bellas Artes

  • Reportajes

Fecha de primera publicación: 17/03/2015

Bernardo Atxaga
Bernardo Atxaga en la Facultad de Bellas Artes

Invitado por la asignatura de Comic, Bernardo Atxaga estuvo en la Facultad de Bellas Artes el pasado 24 de febrero. Como le suele suceder, también en la conferencia de la UPV/EHU llenó la sala. En la charla en castellano, que no repitió lo que previamente había contado en euskera, habló sobre todo de subjetividad. "Esa es la fuerza de la literatura y las demás artes", resaltó.

A pesar del movimiento fortísimo hacia el extremo formalismo, Bernardo Atxaga (Asteasu, 1951) resaltó que en el arte "siempre hay un vínculo con los grandes temas". "Si no acaba siendo un mero adorno", añadió. Como ejemplo, habló del ‘Guernica'. "No es extraño que sea el cuadro más conocido de Picasso". Y al hilo de lo que refleja esa pintura señaló que "la naturaleza humana es en sí misma horrible. El trabajo humano consiste en atemperarla".

Según el autor de Obabakoak, todo lo que se recuerda tiene que ver con la subjetividad. Y habló de nuevo de la historia del dios griego Pan, que ya había relatado antes en euskera. Pan, explicó, es un dios relacionado con la subjetividad, con el miedo a los sonidos que se oyen en los bosques, unos ruidos raros que parecen lamentos, quejidos, gritos…  "De esos ruidos surge el mito de Pan, un semifauno que persigue y mata jóvenes. Condensa y da nombre a ese miedo, el pánico como miedo irrefrenable. Esa palabra está presente en todas las lenguas occidentales", explicó.

Por tanto, todo lo que está relacionado con la subjetividad es muy importante, y lo que está relacionado con el miedo, que es el núcleo duro de la subjetividad, lo es también. "La literatura, el arte, o gran parte de ellos, tienen que estar relacionados con la subjetividad, con el miedo, en definitiva, con la experiencia humana". Sin embargo, dada su extrema importancia mercantil, el formalismo ha vivido un gran auge, pues, según dijo, lo que no tiene que ver con la experiencia es muy fácil de asimilar.

"El niño que dibuja bien no tiene nada que hacer frente al que destaca en matemáticas. La versión socialmente perdedora, la versión que la ideología dominante desplaza, es importante por su relación con la subjetividad, y tiene, en realidad, tiene una cualidad maravillosa". Esa cualidad es la resistencia al paso del tiempo. Y citó el Poema de Gilgamesh, la primera epopeya de la historia, centrada en la desesperada búsqueda de la inmortalidad de un rey llamado Gilgamesh, que gobernó la ciudad mesopotámica de Uruk hace 5.000 años. "Uno puede ir al funeral de un amigo y leer la primera parte, llore por ti la ciudad, llore por ti el río, y emocionarse igual que lo hicieron otros hace cuando lo leían hace miles de años". Igual que los poemas de Safo expresan hoy igual que cuando se escribieron, o igual que puede llegar un pasaje del Quijote.

El tiempo, que, en otros ámbitos, actúa de forma irremediable y sin vuelta atrás, no tiene el mismo efecto en el arte, en algunas obras, al menos. "Hay obras que no lo padecen, tanto en la literatura como en la pintura o la escultura". "Mi padre fue carpintero 60 años, quedan dos mesas o tres, aparte de eso, nada… Si yo estuviera haciendo pintura, cómic…, siempre pensaría que el tiempo no va a pasar por eso que he hecho. Es un motivo de ánimo para hacer arte, escribir"

Información editada por
OFICINA DE COMUNICACIÓN de la UPV/EHU