Publicador de contenidos

Jorge Tapia, ministro de Educación con Allende

«La educación tiene que estar el servicio del conocimiento»

Fecha de primera publicación: 14/10/2016

Imagen

Jorge Tapia Valdés, es licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Chile y doctor en Derecho por la Universidad de Erasmus Rotterdam. Fue ministro de Justicia y de Educación en el gobierno de Salvador Allende, y ha desempeñado numerosas funciones públicas y, académicas. Jorge Tapia ha acudido a la Universidad del País Vasco para participar en el Congreso de Nuevas Tecnologías y Tendencias en Educación organizado por el Campus Virtual y el Campus de Bizkaia de la UPV/EHU. Jorge Tapia Valdés ha abierto el congreso con la conferencia "Reformas Educativas. Aspectos Estratégicos y comparados".

Jorge Tapia, en su análisis, destaca que no es lo mismo innovar que  producir un cambio. ¿Cuáles son las diferencias y en qué medida afecta al ámbito educativo?
La innovación  normalmente se mueve en el plano de procedimientos e instrumentos que utilizamos para cumplir nuestros objetivos laborales; pero el cambio está relacionado con un cambio interior, espiritual e intelectual. Innovas si usas una pizarra digital, pero su uso no significa que, por ejemplo, mejore la sensibilidad, los principios éticos o la acción moral de las personas. Se innova cuando mejora el equipo que usas con las manos. Se cambia cuando mejora la forma en que piensas, te aproximas a los problemas y a la búsqueda de soluciones.

¿Cómo influye la globalización en la educación?
La influencia de la globalización  puede ser positiva o negativa según la actitud y los niveles de preparación de las personas y los pueblos. La globalización es una fase del desarrollo económico que nos a va alcanzar de todas maneras. Por ello, no obtenemos ningún beneficio discutiendo al borde a la playa si llegará la tormenta, porque la tormenta va a pasar sobre nosotros, queramos o no.  La globalización no depende de la voluntad de las personas, es parte de los procesos de cambio del mundo. Si es así, es mejor estar preparados ante la  globalización  que significa, sobre todo, internacionalización; no en términos de idiomas (ahora estudiamos más idiomas que antes y es evidente que es necesario) sino en términos económicos y de producción de bienes.  Ahora todo es más rápido, todo es más total. De manera que un temporal en el Caribe nos puede afectar a nosotros que estamos en el País Vasco.

¿La educación debe estar al servicio del mercado laboral?
La educación debe estar en primer lugar al servicio del conocimiento, de la búsqueda de la verdad y por tanto del desarrollo científico de la humanidad. Pero ese quehacer también tiene que estar dedicado a producir bienes para nuestra propia subsistencia; de modo que, nos guste o no nos guste, la educación también tiene que enseñarnos a mover todo nuestro cuerpo, sobre todo las manos y el cerebro. La cuestión es hacer una diferencia entre producir cosas y producir bienes intangibles. Hay que ver con claridad que los países que más han progresado son países con una ética laboral.

«Para cambiar  la política de un país no puede usarse la educación»

¿Qué papel juega la docencia?
Yo veo la función del docente como la del pastor. Asumimos la responsabilidad como docentes de salvar el cuerpo, el alma y el intelecto de cada uno de nuestros alumnos, discípulos o doctorandos que trabajan bajo nuestra guía al hacer sus tesis. Pero hay más, uno de los aspectos más importantes en la labor docente es el ejemplo que damos, qué conexión hay entre lo que decimos en la  clase magistral, y nuestra propia actuación en los terrenos que toca el discurso. En suma, es una labor de pastor muy sacrificada, que exige devoción y compromiso. Y yo creo que no vamos a salir de la crisis educativa de todo el mundo, mientras los docentes de todo el mundo no se convenzan  de que el primer paso les corresponde a ello. Si no hay un cambio en la actitud de los docentes, no habrá un cambio en la crisis educacional que hay en todas partes.

¿Cómo fue su experiencia como ministro de Educación en el Gobierno de Salvador Allende?
Traumatizante…, porque no se trató de administrar ni de hacer una  política propia para  cambiar el sistema educacional, sino de modificar todo el sistema socio-político a través del cambio del sistema educacional. Se tomó el camino equivocado al pensar que cambiando las condiciones de la enseñanza se podía hacer una revolución general que tocara a todos los sectores y todas las edades en el país. Lo peor fue que las fuerzas internacionales, que no veían con buenos ojos la revolución, aprovecharon para quebrar las buenas relaciones que hasta el último momento mantuvo el presidente Allende con la Iglesia católica y las fuerzas armadas. Rota esa buena conexión, la suerte del gobierno quedó en medio de un gran temporal con las consecuencias que ya conocemos. Un experto en educación muy poco podía hacer. Yo traté de salvar lo más que se podía pero tenía disensiones más fuertes en el interior de la Unidad Popular (combinación de partidos políticos que apoyaba al presidente Allende) que con la oposición. Recuerdo como anécdota que el ministro saliente, al llegar al ministerio y cuando estábamos bajando del coche me dijo: "Jorge,  te voy a dejar un proyecto que te va a hacer pasar a la historia." Era el proyecto de la llamada Escuela Nacional Unificada, la gran reforma del gobierno de Allende que quebró definitivamente las relaciones de diálogo que el presidente logró establecer en la mayor parte de su periodo. Y, por supuesto que pasé a la Historia, y a la cárcel.

¿Repetiría la experiencia?
Sí, porque ahora tengo mucha más experiencia y sabría qué hacer con los más intransigentes que en aquella época se unieron, no para hacer la reforma educacional, sino para cambiar la política entera del país. Para eso no puede usarse la reforma educacional, ni la educación en sí.

Desde su experiencia como estadista, ¿qué opina de sistema educativo español? ¿Y de las sucesivas reformas que se han producido?
He escuchado muchas opiniones que me hacen pensar que efectivamente las reformas no tocan aspectos esenciales, como la excesiva memorización en educación primaria y secundaria. También da que pensar que el partido que aún gobierna haya usado su mayoría absoluta para imponer todos sus criterios y desdeñar los criterios de otros sectores. No veo la intención de mejorar la educación, sino de alcanzar otros objetivos a través de una reforma que ofendió tanto el espíritu de mucha gente que está esperando llegar al poder para cambiarla en su totalidad; lo cual tampoco es muy positivo, porque algo bueno habrá en la reforma realizada.

Fotos: Laura López. UPV/EHU