Para completar el Ciclo Envejecimiento y Desarrollo Humano, el Club de Roma organizó el pasado 25 de abril de 2021 una sesión sobre las temáticas relacionadas con la salud, la organización de los cuidados, los necesarios compromisos intergeneracionales, las realidades económicas y las nuevas demandas y necesidades que requerirán la actualización permanente de políticas públicas. Y también la adecuación de las pautas sociales que faciliten tanto los cuidados y el desarrollo personal de todos. Lo que supondrá, en definitiva, nuevas maneras de vivir, compartir y envejecer. En este eje temático sobre Envejecimiento y Salud se ha considerado oportuno empezar abordando, por tanto, la problemática de la fragilidad, real o sentida, que aparece como un signo distintivo que se va agudizando al compás que sigue ampliándose venturosamente la esperanza de vida. Y es que la salud en general, así como la prevención de la discapacidad y la dependencia, es un desafío para todas las personas que envejecemos. Por lo que la salud es una condición necesaria, aunque no suficiente para una vida plena.

Puedes acceder aquí al video de la sesión, en la que Jon Irazusta y otros expertos nos hablan sobre la fragilidad física, ese estado fisiológico de mayor vulnerabilidad, que predispone a sufrir enfermedades. Y que es un fuerte predictor de discapacidad, dependencia y muerte. Pero que conviene encararla para que la misma no impida agostar las ilusiones y esperanzas por seguir viviendo participativamente. Y hacerlo en unas sociedades obligadas a evitar que cualquier persona tenga que vivir en la soledad con sus particulares fragilidades.