Cada época teme su apocalipsis. Si hoy esa amenaza la representan las guerras y el cambio climático, una parte de quienes habitaron el medioevo ibérico creyó ver en la conquista omeya un signo del fin del mundo. Así, en la segunda mitad de un siglo VIII ya permeado por el milenarismo, el monje Beato de Liébana escribió su Comentario al Apocalipsis, hoy perdido, que se convertiría en la obra más reproducida en los scriptoria medievales, auténticos vehiculadores de la cultura y el conocimiento.

Las más de 20 copias que se conservan, manuscritas y miniadas entre los siglos X y XIII y conocidas como "Beatos", constituyen fascinantes exponentes de un arte mozárabe y románico que en varios casos lleva nombre propio: el de los pintores Oveco, Magio, Emeterio, Martino, Egeas, Facundo, Esteban García... y Ende, la primera mujer artista documentada en Europa.

El valor histórico, artístico y cultural de los “Beatos” fue certificado en 2015 por la UNESCO, al inscribirlos en el Registro Internacional de la Memoria del Mundo. Ahora, coincidiendo con el 74º Año Jubilar Lebaniego, en la biblioteca del campus de Álava estos códices vuelven a abrirse en su versión facsímil para que podamos asomarnos a las imágenes de terror, y también de esperanza, que el Armagedón inspiró a quienes se dedicaron a ilustrar pacientemente sus páginas.