La escala de distancias cósmicas

Parte de las Pléyades vistas desde el telescopio T50 del Observatorio Astronómico Aula EspaZio Gela en noviembre de 2011. Las estrellas más brillantes de la imagen son Alcione (izquierda) y Merope (derecha), aún rodeadas de cierta nebulosidad, restos de la nube de hidrógeno a partir de la cual se formaron. Las primeras noches del invierno son el momento ideal para ver este cúmulo (incluso a simple vista) en la constelación de Tauro.

 

Llevaba exactamente dos meses sin colaborar con el blog de Mapping Ignorance debido a una acumulación de trabajo que espero que vaya viendo la luz poco a poco. Para mi regreso decidí comentar un artículo publicado este verano en la revista Science  (A VLBI resolution of the Pleiades distance controversy, Mellis et al., 2014, Science 345, 1029) que incide en uno de los aspectos más importantes de la Astrofísica: la determinación de distancias en el Universo. Este artículo había sido ya comentado en blogs y noticias, entre los que destacaría la entrada de Francisco R. Villatoro.

Para medir distancias en el Universo utilizamos diferentes métodos, dependiendo de lo lejos que estemos trabajando. El método más sencillo, y aplicable sólo a los objetos más cercanos en nuestra galaxia, es el de las paralajes. La paralaje es el desplazamiento aparente de los objetos más cercanos con respecto a los más lejanos cuando cambiamos nuestra posición relativa. Un método adecuado por ejemplo cuando nuestro planeta se desplaza alrededor del Sol a lo largo del año. También es la base de misiones pasadas como Hiparcos y presentes, como Gaia. Si deseamos medir distancias mayores deberemos emplear otros muchos métodos que nos van a permitir estimar por ejemplo cuán energéticos son determinados procesos o el tamaño real de las galaxias más lejanas. Sin embargo, para que esta escala de distancias cósmicas tenga sentido, todos sus escalones tienen que estar perfectamente sincronizados y ser autoconsistentes.

Precisamente el problema surge cuando el satélite Hiparcos establece una distancia para las Pléyades significativamente menor que el determinado desde Tierra usando otros métodos. Lejos de ser una anécdota, esta diferencia implicaría que las estrellas jóvenes del cúmulo brillan menos de lo que pensamos que deberían y/o que su composición es bastante diferente. Todo un mazazo a nuestras teorías estelares. En el artículo de Mellis se vuelve a medir la distancia a este cúmulo utilizando interferometría de muy larga base VLBI. Una vez más, el resultado concuerda con las medidas anteriores y está en desacuerdo con los resultados de Hiparcos.

Todo parece indicar un error en las medidas de la misión astrométrica de ESA pero, ¿por qué? ¿Dónde están los errores? ¿Puede repetirlos GAIA? ¿O quizá estamos perdiendo de vista algún elemento importante? Con el tiempo podremos responder todas estas preguntas, lo único que queda claro por el momento es que en la Ciencia uno nunca debe tomar como definitivas las respuestas a los problemas.

[Leer entrada completa en Mapping Ignorance]

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